HUIR

Steve volando con la mítica Triumph T6

- Me pone un whisky doble, por favor…

A la quinta vez que repitió esa frase, Ilus sintió como una obligación deontológica advertir a su alicaído cliente sobre los efectos nocivos del alcohol.

- Gracias, pero bebo para olvidar. ¿Usted no?
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- Pues no. Yo bebo para recordar y despejar dudas. De todas formas, ese recuerdo que tanto le atormenta debe quemarle como hierro al rojo vivo, porque cinco whiskys a gañote vivo ya me dirá usted.
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- ¡Rayos y mil rayos…! Tengo que olvidar como sea haber participado como extra en una película famosa. De culto, diría yo.
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- Pues si es de culto, tipo la saga de El Padrino o cualquiera de Pajares y Esteso, debería sentirse muy orgulloso.

- Participé en una película que no era ni una película de guerra ni una película sobre una evasión. Se llamaba La Gran Evasión.
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- Pero…¡¿Qué me dice usted?! Pero si es un peliculón del Sturges, una loa a la supervivencia, un canto a la generosidad y la nobleza construidas solidariamente por unos hombres enfrentados al drama del cautiverio. Desde El conde de Montecristo y Papillón ( ¡hombre, con el Dustin Hoffman y.....otra vez Steve, especializado en darse el piro!) no se había visto nada igual.
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- Sí, el mensaje era ése. Para salir de un infierno hay que construirse otro infierno, y los túneles claustrofóbicos que esforzadamente construyen representan el precio de la libertad.
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- Pero que privilegio tuvo usted, por dios..! Trabajar en compañía de sir Richard Attenborough y su inolvidable mister X, con James GArner, James Coburn, James Donald (joer, cuántos Jaimitos, no me extraña que saliera mal la fuga), Charles Bronson, Donald Pleasance, y, por favor, con Steve McQueen. Dígame una cosa que no me termino de creer. ¿Es verdad lo que cuentan de él algunos biógrafos, que era el mayor hijo de puta de Hollywood y que se ganó el cáncer a pulso de tanto que se lo desearon? Un poco fuerte, no?
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Cara de estar celebrando que le ha tocado la lotería no tenía, no.

- La verdad es que siempre tenía cara de mala hostia, pero esa fama se la granjearon los productores. Era un actor muy incómodo para los mandamases. Y con los directores se enfrentaba mucho para imponer sus ideas. Por ejemplo, la escena de la pelotita de béisbol botándola en la “nevega”….., la introdujo el tozudo Steve por sus santísimos oeufs, porque John Sturges no quería chirríar una película seria con lo que tenía toda la pinta de ser una frivolidad yanki. Todo el set podíamos oír cómo se chillaban el uno al otro. Llegó a lanzar a la cara del director el guante de béisbol, pero al final el rubio se salió con la suya. Y no se equivocó, porque mira como al final esa escena de la pelotita tocando los webs del impasible y larguirucho centinela alemán acabó siendo de las más famosas junto con la otra escena del acarreo y vaciado de tierra por el pernil de los pantalones de los prisioneros.
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- seguro que era uno de esos extras, no? De los que vaciaban la tierra extraída de los túneles sobre los parterres primorosamente cuidados por unos prisioneros apasionados de pronto por la botánica.
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- ¡Ojalá!. No necesitaría beber para olvidar mi lamentable personaje.
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- Pues no me tenga en ascuas y dígame qué papelillo hizo usted o dónde salía. Mi hermana mayor salió de extra al final de Mortadelo y Filemón, que se rodó en el barrio del Carmen de Valencia. Creo que gracias a eso fue un éxito de recaudación porque somos una familia muy numerosa.
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- Me cogieron para representar a uno de los que se escapan.
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- Pero…si sólo lo consiguieron tres en la peli y siete en la historia real.
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- Sí, el Bronson que hacía de cavatúneles y su colega joven, y el avispado James Coburn que llega a España tranquilamente en bicicleta como el que se da un paseo dominical..
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- ¿Entonces?....
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- Yo…, ejem.., póngame otro whisky…, yo soy el de la maleta, el que sale del agujero y en su carrera hacia el follaje del salvador bosque tropieza con estrépito, alerta a los alemanes,…huuuhuhuu… proyectores, sirenas de alarma, y acabo con un soldado gritón apuntándome con su mausser a la cabeza . Por mi culpa se frustra la gran evasión. ¿Me sirves o no me sirves el whisky?
- ………
- ……… ( siento como la ira contenida durante tantos años estalla como un forúnculo doloroso)
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- ¡Te va a servir el whisky tu puta madre, sópenco, inútil, torpe…! ¡Largo de mi bar antes de que te eche a patadas!

Y es que uno de los personajes de cine que más he odiado en mi vida, más incluso que al vigía cegatón del Titanic, es precisamente al patán de la maleta de la Gran Evasión.

El extra salió del Bar de los Pensamientos abrumado y exclamando “¡me echan de todos los sitios, de todos…!”

Hay cosas que no se pueden perdonar.

Sobre todos sus aciertos y el gran elenco de actores que reunió con exquisitas interpretaciones, esa peli me gustó mucho porque cuestionaba el mito del individualismo ( encarnado por el rey de la “nevega”) frente a la necesidad de colaborar con los demás para conseguir los grandes objetivos. Me gustó el mensajito de la película porque más bien yo soy de los individualistas, tanto que mis testículos llevan toda la vida juntos y todavía no se han presentado.

Y ahora os dejo con una canción de quien dice Ea! y no de los Scorpions , como creí que pensé que hermanos de tonteque. Os va a gustar para ambientar la epopeya que vivieron nuestros abuelos, unos abuelos héroes que , no se nos olvide, nos libraron de una buena y de gastar muchooooo desodorante en los sobacos de tanto como tendríamos que haber alzado el brazo.

Y una pregunta: ¿ también tenéis vosotros algún personaje cinematográfico especialmente odioso al que os gustaría patear?