miércoles, 30 de mayo de 2018

SIN MEMORIA




No sé qué pasará el viernes con la moción de censura, pero tengo la sensación de que, pase lo que pase, será malo para nuestro país. Si Sánchez triunfa y reedita parlamentariamente  esa especie de Frente Popular, sellará de manera inmediata la muerte política de su partido al alzarse con la presidencia con los votos podemitas, nacionalistas y secesionistas. Si fracasa, seguirá gobernando el país un partido que no se lo merece por mucho que, según las encuestas e incomprensiblemente, siga siendo el más votado. Y cuando se celebren Elecciones Generales, la derecha recuperará el espacio perdido como un tsunami, con una mayoría absoluta aplastante y un Cuidadanos más papista que el Papa, reo de los mismos vicios populistas de los que hacen gala quienes lanzan soflamas de luchas de clases desde chalets de lujo con piscina, banderas, ADNs diferenciadores e himnos cursis cantados por Marta Sánchez. Desolador al máximo.

Aciago panorama. Esto que nos sucede no nos lo merecemos, pero la culpa es enteramente nuestra. Nos hemos aprendido del pasado. No hemos aprendido a corregir los fallos de nuestras leyes. No sabemos pasar un día de playa sin que la ruptura de nuestra convivencia se tiña de guerras de cruces, lazos, banderas , insultos y empujones. Hemos votado a partidos y personas que no saben lograr nuestro bienestar, que están únicamente enfrascados en sumergirnos en la preocupación, la precariedad, la inestabilidad y la confrontación.

Parece que en España la democracia solo nos sirve para dar la razón a los agoreros que dicen que la Historia se repite. Veremos cómo, si como farsa o tragedia, porque como comedia no tiene maldita la gracia.

Este momento histórico que estamos atravesando me recuerda al de las Cortes de Cádiz, al bienio liberal que acató el degenerado Fernando VII, a la espera de cargárselo por completo e instaurar un régimen absoluto demoledor cuyas consecuencias todavía estamos pagando.

No sé qué estará ofreciendo bajo cuerda Sánchez para recabar los apoyos necesarios, pero si sé que, si prospera, la derecha va a barrer dentro de dos años como máximo, si no se convocan antes las elecciones. La cuerda se tensará aún más.

¿Solución hay alguna? Sí, quitar al enlodado y yonki PP de en medio con PSOE y Ciudadanos poniéndose de acuerdo, con Podemos renunciando a derivas revolucionarias en lo económico, con los nacionalistas y secesionistas aparcando sus pretensiones mientras se acuerda un marco legal donde sea posible la celebración de un referéndum.

Pero no parece posible mientras las líneas rojas, los lazos amarillos y las cloacas marrones sigan tiñendo de negro nuestro futuro. Atrapados en el bucle de la vuelta atrás una y otra vez.


No solo Suárez perdió su memoria tras conseguir todo lo que consiguió, la época más fructífera de nuestra historia en la que todos los agentes políticos y la ciudadanía primaron la convivencia. También la hemos perdido nosotros.

martes, 22 de mayo de 2018

DE PEON A REY



De mis paseos por Puerto Banús nació uno de los posts más queridos, gracias al momento mágico que me proporcionó un indigente al que bauticé sin dudarlo como “ el sabio de los yates”.

Pero aún fueron más pródigos esos paseos entre yates, restaurantes de lujo y chalets de quitar el hipo, porque mezclado entre ellos, aprendí a no despreciar al rico con la condición de no sentir envidia. Odiar lo que se desea es una de las actitudes más retorcidas de la psicología humana.

Sinceramente , deseo que esa pareja disfrute con salud de su lujosa inversión inmobiliaria en Galapagar. No seré yo de los que critiquen implacablemente su derecho a vivir dónde y cómo quieran , ni la forma en la que hipotecan sus ganancias futuras.

Pero no pueden ocultar que su resentimiento social les ha jugado una mala jugada. El resentimiento , a veces es eso: querer parecerse subconscientemente a lo que se desprecia. Lo que ha quedado patente en su caso es que no se puede ser buen político cuando tu beligerante discurso contra la “casta” queda convertido en un sermón con el fin de conseguir una condición con la que, de momento, han pagado la entrada de un chalet de ensueño. Y menos aún, descargar sobre la militancia de su partido la responsabilidad de poder vivir a cuerpo de rey, ratificar una decisión particular que hace saltar por los aires el código ético suscrito por Podemos,  por muy loable e inédita que sea esa iniciativa.


La incoherencia es brutal. Y han caído en ella por no aprender a no sentir envidia de los ricos y reconocer que a todos nos gusta vivir bien. Bien con tus comodidades, y bien con tu ideología.