No sé qué pasará el viernes con la moción de censura, pero
tengo la sensación de que, pase lo que pase, será malo para nuestro país. Si
Sánchez triunfa y reedita parlamentariamente
esa especie de Frente Popular, sellará de manera inmediata la muerte
política de su partido al alzarse con la presidencia con los votos podemitas,
nacionalistas y secesionistas. Si fracasa, seguirá gobernando el país un
partido que no se lo merece por mucho que, según las encuestas e
incomprensiblemente, siga siendo el más votado. Y cuando se celebren Elecciones
Generales, la derecha recuperará el espacio perdido como un tsunami, con una
mayoría absoluta aplastante y un Cuidadanos más papista que el Papa, reo de los
mismos vicios populistas de los que hacen gala quienes lanzan soflamas de
luchas de clases desde chalets de lujo con piscina, banderas, ADNs
diferenciadores e himnos cursis cantados por Marta Sánchez. Desolador al
máximo.
Aciago panorama. Esto que nos sucede no nos lo merecemos,
pero la culpa es enteramente nuestra. Nos hemos aprendido del pasado. No hemos
aprendido a corregir los fallos de nuestras leyes. No sabemos pasar un día de
playa sin que la ruptura de nuestra convivencia se tiña de guerras de cruces,
lazos, banderas , insultos y empujones. Hemos votado a partidos y personas que
no saben lograr nuestro bienestar, que están únicamente enfrascados en
sumergirnos en la preocupación, la precariedad, la inestabilidad y la
confrontación.
Parece que en España la democracia solo nos sirve para dar
la razón a los agoreros que dicen que la Historia se repite. Veremos cómo, si
como farsa o tragedia, porque como comedia no tiene maldita la gracia.
Este momento histórico que estamos atravesando me recuerda al
de las Cortes de Cádiz, al bienio liberal que acató el degenerado Fernando VII,
a la espera de cargárselo por completo e instaurar un régimen absoluto
demoledor cuyas consecuencias todavía estamos pagando.
No sé qué estará ofreciendo bajo cuerda Sánchez para recabar
los apoyos necesarios, pero si sé que, si prospera, la derecha va a barrer
dentro de dos años como máximo, si no se convocan antes las elecciones. La
cuerda se tensará aún más.
¿Solución hay alguna? Sí, quitar al enlodado y yonki PP de
en medio con PSOE y Ciudadanos poniéndose de acuerdo, con Podemos renunciando a
derivas revolucionarias en lo económico, con los nacionalistas y secesionistas
aparcando sus pretensiones mientras se acuerda un marco legal donde sea posible
la celebración de un referéndum.
Pero no parece posible mientras las líneas rojas, los lazos
amarillos y las cloacas marrones sigan tiñendo de negro nuestro futuro.
Atrapados en el bucle de la vuelta atrás una y otra vez.
No solo Suárez perdió su memoria tras conseguir todo lo que
consiguió, la época más fructífera de nuestra historia en la que todos los
agentes políticos y la ciudadanía primaron la convivencia. También la hemos
perdido nosotros.