Cuando las tropas alemanas se retiraron de la Ciudad Inmortal se la declaró como "Roma, ciudad abierta", y esta señora entendió de forma muy particular dicha declaración.
Me pregunto también cuántos siglos debió esperar el Coliseo para volver a ver a forjados luchadores con falditas.
William Wallace y los suyos no tenían problemas a la hora de exponer sus pantorrillas a los gélidos vientos de las Highlands escocesas. Tiene que haber, en esa latitud, una relación directa entre esa moda indumentaria con la ingesta de ardiente whisky.
El caso es que estos combatientes escoceses fueron los que más "galanterías" cosecharon dentro del Ejército Británico. No se esperaba menos de los descendientes de Braveheart.
Las galanterías son condecoraciones al valor ejemplar: un elogio de la reina en forma de medalla.
Galante: que es educado, cortés y atento en el trato.
Así que no es descabellado pensar que estos dos aguerridos gladiadores modernos le hicieran la siguiente observación:
.- " Señora..¿tendría usted la amabilidad de levantar la falda a su puñetera madre?