jueves, 24 de septiembre de 2020

GALANTES

 


Cuando las tropas alemanas se retiraron de la Ciudad Inmortal se la declaró como "Roma, ciudad abierta", y esta señora entendió de forma muy particular dicha declaración.

Me pregunto también cuántos siglos debió esperar el Coliseo para volver a ver a forjados luchadores con falditas.

William Wallace y los suyos no tenían problemas a la hora de exponer sus pantorrillas a los gélidos vientos de las Highlands escocesas. Tiene que haber, en esa latitud, una relación directa entre esa moda indumentaria con la ingesta de ardiente whisky.

El caso es que estos combatientes escoceses fueron los que más "galanterías" cosecharon dentro del Ejército Británico. No se esperaba menos de los descendientes de Braveheart.

Las galanterías son condecoraciones al valor ejemplar: un elogio de la reina en forma de medalla.

Galante: que es educado, cortés y atento en el trato.

Así que no es descabellado pensar que estos dos aguerridos gladiadores modernos le hicieran la siguiente observación:

.- " Señora..¿tendría usted la amabilidad de levantar la falda a su puñetera madre?

viernes, 11 de septiembre de 2020

VENTANAS


 Incluso a los seres peores les gustan las ventanas ¿ La reconocéis?

Menos a las moscas, que no entienden que la transparencia de un cristal les corte el vuelo pertinaz , que diría Machado, a todos nos gustan las ventanas.

Les gusta a los enamorados que tiran piedritas de atención, aunque ya no se estile para nada.

Les gusta a la lluvia que la convierten en un gong de dulce monotonía adormilada.

Les gusta a los poetas lamentables como yo,  porque rima con humana, con lozana y con sotana.

Le gusta a la brisa, que se cuela por ellas preguntado por tu alma.

Y a la Luna, que se mete sin permiso en los pliegues de tu cama.

Y a Dalí, que aprovecha , el muy tunante, para deleitarse con el culo de su amada.

Ahhh...asomarse a la ventana.., cómo nos restituye los ensueños y cómo, a diario, da un beso a la mejilla de la mañana. Y  ahí fichamos, cada día, al subirnos la persiana.

Y, ahora que lo pienso, Anabel, qué bien que rima también ventana con crema catalana.

Y, sobre todo,  son más fiables, mucho más, que las puertas aunque estén damasquinadas: no te engañan.