BOTELLONES Y BOTELLAZOS

Yo soy el que necesita de las dos manos para taparse sus vergüenzas

Lo que ha pasado en Pozuelo con mis compis ( tiro al madero de todas clases de vidrio) salió ayer en las teles hasta la saciedad porque había sido grabado y colgado en la red. La fuerza de internet y la televisión es tal que, a este paso, todo lo que no salga en esos medios no existe. Pero, en realidad, el tiro al madero durante los botellones todos los fines de semana se viene produciendo desde hace muchísimo tiempo, y supongo que ahora mucho más al convertirse en una hazaña bendecida por youtube.

Nosotros aquí no tenemos ese problema. Nos quiere mucho la gente y la juventud nos idolatra. De hecho, nos fundimos con ellos y probamos de todo lo que estén bebiendo para asegurarnos que no les dan a los chavales garrafón. Nuestros políticos no tienen inconveniente en mezclarse en medio de la marabunta botellera para hacer propaganda de sus siglas y sus panaceas en épocas electorales y así dan una imagen chachi-guay.

Pero lo que más les gusta de nosotros es el ejemplo de austeridad que damos y lo poco que hacemos uso de símbolos, uniformes y pertrechos intimidatorios. No hace falta. Nosotros casi que vamos a pelo porque hemos explotado nuestros encantos al máximo, hemos sido elegidos según esos cánones estéticos y empáticos, y nuestra arma más contundente es la persuasión. A todo el mundo convencemos mediante la elocuencia . Y con un mínimo gasto de palabras que podrían competir en juegos florales de poesía hacemos ver a los infractores ( con rimas consonantes) que , hombre, por dios, que eso que acaba de hacer está mal y por favor que no se vuelva a repetir. A ver, no sé, un ejemplo:

Yo ví sobre un tomillo

viendo su frágil nido amado

quejarse a un pajarillo

de un coche mal aparcado

Y el infractor así lo encaja mejor, te da las gracias, retira ipso facto el coche mal puesto y los más sensibles se van hasta llorando.

En definitiva, nos hacemos querer. Para que nadie nos pueda grabar rodeados de jóvenes linchadores indignados porque nadie nos quiere ( me llamó la atención el grito pijo de uno de ellos “¡Nadie te quiereeee, cabróooooon…!”), pues cuidamos nuestra imagen al máximo, nos untamos cremas faciales para conservar nuestra cara de bollitos de pan de leche y salimos al mundo desnudos como prueba de que no queremos reprimir, sino alegrar la vida de la gente.

A ver si aprenden en Pozuelo.

La solución pasa por algo tan sencillo como acotar una zona donde las molestias se minimicen. Y eso no es crear un ghetto. ¿Acaso se instalan las Ferias, las ruidosas Ferias, en medio de las calles rodeadas de viviendas y bloques de vecinos? Pues los jóvenes llevan ya más de veinte años convirtiendo en Ferias todos los fines de semana y urge dedicar todo el dinero que haga falta para habilitar zonas adecuadas y perfectamente atendidas con medios preventivos, seguridad , Sanidad y Protección Civil.

Y ahora me vais a permitir que le dedique una foto a ese político ( no es uno, son varios, demasiados), que escurre el bulto de su responsabilidad, que azuza cuando le conviene a la policía como si fueran perros de presa, que arrebató a la sacrosanta figura del profesor su aura de autoridad, que permite que un hijo denuncie penalmente a un padre o una madre si le da una cachetá, que protege del botellón a las murallas de Avila, a la catedral de Santiago y a la Plaza de España de Sevilla, pero le importa una mierda proteger el derecho al descanso de las personas que lo padecen.

Menos mal que nosotros aquí no tenemos ese problema porque los chavales nos invitan a su botellón y las muchachas nos sacan fotos
.

Fotillo dedicada con cariño al político tope guay que vive en una urbanización a las afueras y que hace campaña política en los botellones