Si siempre he tenido problemas para imaginarme a mis padres haciendo el amor ( no sé, eso mis padres no lo hacían. Veníamos todos de París y jamás he podido superar el bloqueo mental que sufría )...¿cómo puedo entonces imaginarme a mis abuelos en la misma tesitura y, encima, liándose a tiros contra sus hermanos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo, incluso sus propios padres?
Porque una Guerra Civil, antes que una variante más de la barbarie, es el descenso a los infiernos más en picado que existe. Que el odio sembrado por abstractas ideas intoxiquen el corazón hasta el punto de enfrentar a padres contra hijos, hijos contra hermanos, hermanos contra amigos antes..No. ..., no me puedo imaginar aberración mayor ni peor aniquilación deshumanizante del espíritu. El espíritu ( y no el Santo que nos vendieron los comerciales asotanados) es lo único realmente valioso que viaja con nosotros desde que nacemos hasta que nos abandona en busca de otros aires inmortales.
Y uno de esos volátiles espíritus inmortales, uno especialmente noble, limpio, íntegro y tocado por la gracia de saber dar vida a las palabras, escogió la humanidad y la belleza de Almudena Grandes para explicarnos cómo fue posible que una mInoría extremista y unos militares engreídos llevaran al resto de la población a posicionarse ideológicamente; pero, sobre todo, a poner de manifiesto más que nunca que las ideas son una mierda cuando de lo que se trata es de sobrevivir a cualquier precio.
¿Juzgar? A ver quién es el bonito guapo, burgués y bien alimentado y servido de nosotros que se atreve a juzgar a nuestros abuelos. Les hemos conocido, les hemos amado, sabemos que eran felices viendo retransmisiones de corridas de toros, leyendo libros y periódicos, jugando al dominó y al tute y que les encantaba ir al cine los domingos. No estaban obsesionados con imponer sus ideas y se conformaban con vivir el día a día.
Podemos admirar -sí- a los que fueron coherentes y valientes. Podemos compadecer a los inocentes. Podemos identificarnos con el espíritu idealista de quienes creyeron estar defendiendo algo sagrado: la libertad, la lucha contra la tiranía, la amenaza de destrucción de valores tradicionales, los valores humanitarios de creencias religiosas, los valores solidarios del izquierdismo de verdad...Incluso podemos comprender a aquéllos que defendían sus propiedades.
No estoy dispuesto a juzgar a quienes, de repente, se vieron cogidos entre dos fuegos y lucharon a partir de ese momento para no ser aplastados por los cascos de los apocalípticos jinetes de la guerra, la destrucción, el desarraigo y el hambre.
Pero sí me permito el lujo de juzgar y muy mucho a quienes, como siempre, se valen de la emotividad y la simpleza de la mayoría de la gente para blindar sus privilegios.
Y ahí ataco directamente a la Iglesia española de aquella época; y ahí ataco a unos militares miserables preocupados únicamente por sus prebendas; y ahí ataco a la prensa canallesca y amarilla y a todos cuantos contribuyeron con su inquina a envenenar la sangre de buena gente culturalmente indefensa hasta provocar una hemorragia imparable y unas cicatrices difíciles de cerrar.
Y no es que les ataque yo, Luisito, una insignificante opinión más en medio de un debate sin fin. Han pasado 70 años de aquella vergüenza y es la Historia quien da y quita razones con unos criterios y una imparcialidad con mayor perspectiva que nuestra limitada percepción de los hechos. Y la Historia , si no lo ha hecho ya, lo hará de forma inapelable: dictará sentencia.
Fue una rebelión militar criminal y más le hubiera valido al estamento militar haber arrimado el hombro para corregir los excesos, traspiés y rotundas equivocaciones de una joven República inexperta, incompetente muchas veces, pero en sintonía con un devenir histórico que alimentaba la esperanza de unos corazones que creían en el progreso. Unos corazones que se quedaron tiesos, petrificados, yertos y helados.
El batacazo fue terrible, brutal y no tuvo piedad la victoria de unos financiera y materialmente bien avituallados hombrecillos mediocres con ideas reaccionarias, decrépitas y rancias que retrasaron el reloj de España hasta casi hacerle saltar la cuerda.
Almudena Grandes se posiciona a favor de los vencidos. Pero no porque Almudena sienta una predilección esnobista por los desvalidos y débiles para vender mejor el libro. Es que Almudena sabe, ha leído, ha investigado, tiene talento, es capaz de abarcar con su sentido y su sensibilidad todo el horizonte de las pasiones humanas y si no sabe, como no lo sabemos los demás, dónde está exáctamente La Verdad, a cambio tiene un poderoso instinto creador para señalarnos inequívocamente dónde hay en nuestra historia reciente un pozo mefítico que huele a suciedad y mentira.
Y eso fue el Franquismo.
Para los que no la hayáis leído, sólo os voy a decir que no da respiro emocional y me juego lo que sea a que no os deja indiferentes.
Ajeno a tanto revisionismo vergonzante, os aseguro que EL CORAZON HELADO os calentará la sangre y contribuirá a que entendáis mejor que la comprensión y los sentimientos son los únicos soldados capaces de vencer a todos los ejércitos de Ideas políticas y sus amenazas de separación, destrucción y muerte.
Quiero dedicárselo a mi Abuelo Pepe y a mi Abuelo Luis. Y a quienes sufrieron y lucharon todavía más que ellos: mis abuelas.
Para los que quieran leer algo realmente conmovedor y maravilloso acerca de ese libro, les emplazo a que se deleiten con mi admiradísima Belénciña
ResponderEliminara mi abuelo lo mataron con 33 años.Un dia se lo llevaron en una furgoneta,y después de tre dias aparecieron para darle la ropa a mi abuela,que tenia dos niñas pequeñas.
ResponderEliminarUn beso(odio tambien a chuck norris)
Ahhh no sabemos deonde está enterrado (mi tia y mi madre,no lo quieren saber)
ResponderEliminar(tambien pateaba a Carmen Sevilla)
!Enhorabuena por el Blog, Iluso!Una pregunta ¿ Admites comentaristas superficiales, vulgares, con faltas de ortografía, y qué no aporten ni un ápice de frescura literaria o intelectual a los comentarios ?
ResponderEliminarMe reitero ! Enhorabuena !
Me agrada el comentario de Manu. A veces no se que decir cuando leo un escrito del que no se nada.
ResponderEliminarCreo que de mis familiares, solo tres de mis primos han estado en combate en guerras recientes. Por fortuna viven para contarlo. Pienso que si de ellos dependiera borrar la memoria, aniquilarían el recuerdo de esos momentos de luchas ajenas. No es agradable recordar masacres. La vida ya no sabe igual, se borran inocentes alegrías para instalar la desesperación por seguir viviendo. Llevan en hombros una heroica victoria que les carcome la conciencia.
Un bonito homenaje a tus abuelos. Y sin duda a tus abuelas.
¿A que saben las guerras? Es lo que se me ocurre preguntar a los gobernantes, después de leerte.
Hace unos dias lei una frase en un muro y pienso que viene muy a cuento, es certera y contundente,,
ResponderEliminar"El olvido es un arma de destruccion masiva"
Joder iluso...un escrito que me ha encantado y me ha transmitido gran pasión. Me quedo con eso que has dicho acerca de la comprensión y los sentimientos. Te parecerá una barbaridad, pero nunca he leído a Almudena Grandes, tengo predilección por los libros antiguos...y en eso, soy una atrasada, pero nunca es tarde para llegar a puerto.
ResponderEliminarPor supuesto que leeré el libro y prometo saborear cada palabra, aunque sea dura y cada emoción.
No hay que decir que odio la guerra porque acaba con la presunción de tu inocencia y pretende arrancártela de cuajo. Arrancarte lo más bonito que tienes...la memoria y surtirla de una imagen pestilente. Muertes, pobreza, miedo...que anulan la vida bella y sosegada de saberse tranquilo sintiendo cada uno lo que sienta, o expresando cada uno lo que piense, sin que ello conlleve que pretendan llevarse lo que más quieres: el amor por la vida y el descubrimiento libre. El amor de ideas que se sirven de la apertura emocional a ser lo que desees y quieras...y poder, sobre todo, algún día ser feliz.
Iluso: me has dejado anonanada (esta palabra es pura cursilería) pero ERES GRANDE, tío.
Tengo que decir: GRACIAS por esta maravillosa dosis de humanidad.
Por dios, Luis... no me mates que me pongo roja (mas de lo que soy) Diossss que verguenza que me linkas aysssssss
ResponderEliminarBueno, primero, me encanta loque dices y cómo lo dices, porque hablas sinceramente, y eso es bueno. Es curioso porque hablamos de lo mismo, y me encanta saber que hay más gente que está ahí fuera que piensa como yo.
La guerra fue lo que dices, una barbarie, que algún día será juzgada por el peso de la historia. La república no era un echado de virtudes, pero era lo que teníamos, y se vieron abocados a luchar con las armas, y muchos no sabían contra quién...
Y del libro... no creo que Almudena se situe en los vencidos... solo hizo justicia, pero hay personajes falangistas que son muy amables, como el amigo del padre... no digo más para no chafar.
Mi tio abuelo fue falangista, de camisa azul. Alcalde de Alcorisa. Aún le recuerdan con cariño. Yo que se!
Mil besos
A mi lo que me asusta de la guerra es que en circunstancias similares ocurriría prácticamente lo mismo.
ResponderEliminarLo veo en los ojos de mucha gente en la calle en cuanto cualquier discusión se acalora más de lo debido. Lo veo en las garras de buitres que esperan río revuelto. Lo veo en las masas fanáticas tras ídolos de barro.
Porque los cimientos de la maravillosa alma humana están revestidos de odios ancestrales, viscerales, que son regurgitados por los poros de la piel a lomos de hormonas animales que aún no saben de la reciente revolución cultural de nuestra especie, y cuyos antídotos que son la humildad y el conocimiento no son valores que suelan cultivarse mucho, por desgracia.
Debajo del tejido Armani perfumado de Channel continúa la aspereza de la piel del León que seguirá saltando y rugiendo cada vez que el semáforo cambie a verde y tu no salgas como alma que lleva el diablo.
La religión pone dioses en el cielo y demonios en el infierno para reglar nuestra existencia, pero ambos forman parte de nosotros, y la estremecedora realidad es que ahí seguirán.
Sigue pendiente, y paso del post para que no me jodas el libro ;)por cierto gracias por regalármelo jajaja muass
ResponderEliminarbesososososos
¿ Y qué me dices de Louis de Funes. eh? ¿quién traga a ese tío?. Dramas, S., dramas por doquier saltando como astillas de la madera podrida y reseca de la guerra. ¿Sabes? Tengo una teoría comprobada una y otra vez. Los hijos que nos hemos criado sin papis y hemos salido adelante tenemos un sentido del humor a prueba de bombas: acostumbrados a calentarnos con el mínimo resquicio de sol, aprovechamos todos sus rayos.
ResponderEliminarHola, Sol y Luna. Así que eres tu. Me desconciertas con tanto cambio de personalidad. Pero eres la misma. "Porras, perras y perros," ay, Dios, ..¿qué voy a hacer contigo? ¿A qué saben las guerras? Todas, incluso las que se ganan, saben a derrota en la mirada de las personas honestas que tuvieron que matar para sobrevivir.
Ey, Manu...cuánto me alegra verte por aqui. Sabes que te aprecio un montón y me importa un bledo las faltas de ortografía que tú, normalmente no sueles tener. Ni tampoco me creo que no aportes nada porque ya solo tu presencia me agrada. Eres un tío muy agradable y una excelente compañía.En este blog el cine va a ser una estrella porque me encanta y anoche ví por segunda vez Apocalypto, de Mel Gibson, en la Cuatro. Y me faltó tiempo al acabar la película para escribir sobre ese peliculón tan denostado por la Liga AntiGibson. Ya lo publicaré. A tí también te gusta mucho el cine y compartimos pasión.Un abrazo y muchas gracias.
Buena frase, Sara. Y es que es cierto que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo. Un besuco, montañera.
Hola, RojiBelén. El abuelo Luis fue enterrado con una bomba de fabricación casera que obligó a meterla -en sus últimas voluntades- con él en el féretro. No se cansaba de decir en vida que algún día se la tiraría a Franco y su Guardia Mora. No pudo o no se atrevió y decidió llevársela con él para tirársela en el otro mundo. Mi abuela le jodió, porque junto con la bomba le metió un crucifijo para compensar. Yo no sé cómo no dió un brinco en el ataúd porque su frase favorita era cagarse en dios. Qué mal genio tenía el pintoresco abuelo Luis en contraste con la bondad congénita del abuelillo Pepe. Un beso, hermosa.
Lidia, gracias. Supongo que si te digo que tú también eres grande no será un oxímoron, verdad, pequeñita? Oximoronus Libélulus, jajajaja..especie voladora de la familia bien, gracias.., jajaja..Un besazo.
Ahí seguirán, magistral Angel, los demonios y los ángeles. Pero aquí estamos nosotros para desenmascarar a los ángeles falsos y apreciar las razones de los demonios descontentos. Ahí estamos nosotros para impedir que lleguen a las manos.
Oye, Sux, que puedes leer el post perfectamente si te has echado las gotas para las cataratas. Que no cuento nada de la familia Carrión. Dentro del libro está un esquema con el cuadro geneológico de todos los personajes, para que no te pierdas. Tuve que recurrir a él más de una vez porque son dos familias y amigos comunes al completo los que desfilan por la novela. Mucha tela, pero aún así, no pierde ni un ápice de interés. Además, si has leído la Colmena de Camilo José Cela, es pan comido. Un besín con fabes.
ResponderEliminar“Porras, parras, y perras”. Me parece que no soy la que piensas. Lo más seguro es que me confundes. La personalidad la tengo intacta, quizás, lo que me ha cambiado es la piel.
ResponderEliminar¿Qué, que vas a hacer conmigo, dices? Pues nada. No hace falta. Me gusta leerte por eso he venido, pero si no se puede... lo entiendo. Ni modo.
ABUR
Lo decía por tus cambios de personalidad, no porque no puedas leerme. Claro que puedes, faltaría más. El sol sale siempre aunque haya nubes que se interpongan, así que si quieres calentar este sitio con tu calor y tus opiniones eres tan bienvenida como todos los demás.
ResponderEliminarYa. Dejémonos de malos entendidos.
ResponderEliminarAhora voy conectando la calefacción entonces, para que no pases frio. Jijijii. :-P
En la Guerra Civil de España un comandante de Artilleria del Ejército rebelde tenía dos hijos , uno sargento y el otro teniente , también de artillería , pero los dos luchaban con el bando republicano , un día escucharon cañonazos , y el sargento le dijo al teniente : - Cuidado! Papá nos está disparando.
ResponderEliminarEso es la guerra civil , que no se repita!