miércoles, 26 de enero de 2011

RETRATOS EN EL BARRO


Me cambié muchas veces de colegio. Mudanzas familiares, traslados de barrios y ciudades como saltamontes buscavidas. Nunca alcancé el dominio del primer día de colegio. Nunca supe cómo secar el sudor culpable de un tímido incurable porque la inocencia me amaba como una sábana cubre a un fantasma pensativo.

Callado, respirando por la nuca y las orejas si acaso alguien clavaba su mirada en mi remolino de inseguridad. Cada nuevo primer día en un colegio diferente perdía a un niño. Me perdía sin hilo de vuelta. El recreo era una escaramuza contra mis recelos y el estridente timbre siempre sonaba a tiempo de salvar a una hormiga a punto de ahogarse en un vaso.

Sí, todo se curaba entonces y ahora con una palabra de amistad, una caricia, pero nunca tuve esa suerte y siempre, de pequeño, tenía que pintar sus retratos en el suelo de barro del patio de recreo con mi capuchón de boli. Pintaba amigos y caricias de mamá.

Hubo algo bueno en todo eso. Nunca me quejaba de mi soledad y aprendí a mirar y estar muy quieto hasta casi conseguir el poder de la invisibilidad. Ahora me veo como era: sentado en un ocre pupitre de madera que olía a …. a tinta, a sueños, a evasión. Y en el patio como un pájaro a la espera de morirse de frío escondido de los dientes y las garras de los gritos y carreras.

Hasta que un día un libro me salvó de ahogarme en aguas estancadas. Sin saberlo, la lectura me salvaba y de la mano me llevó hasta cielos abiertos y azules y espléndidas montañas. Me hizo descubrir que yo también podía gritar y correr.

Y fue así como poco a poco perdí el miedo al primer día de colegio, y a los primeros todo.

Ese libro fue CORAZÓN, de Edmundo D'Amicis, mi primer libro.

11 comentarios:

  1. Este post me lo ha inspirado otro mucho mejor, y por eso quiero dar las gracias a mi amigo Daniel Díaz y su maravilloso Todos los primeros días

    Es verdad, la infancia reclama cada vez con más fuerza su lugar en la memoria a medida que te vas haciendo más vejete.

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  2. Luis, no me conocías de pequeño. ¿Cómo podías ver lo que sentía?
    O acaso es un denominador común para aquellos que hemos crecido sin poder echar raices más alla de nuestra propia alma?
    Siempre se busca un refugio, un espacio que viaje contigo, donde poder descansar el corazón y sentir que ese es tu hogar. Los mejores son los forjados con las páginas de un libro, pues no se reduce a las paredes de un cuarto, ni siquiera abarca una ciudad, sino un universo entero donde puedes recorrer todos sus mundos, y estan en ti, y nunca te abandonan.

    Podrías haber estado hablando de mi, sólo con cabiar el título del libro.

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  3. Creí que ibas a decir la historia interminable...ya te veía montado en fújur y volando tras el viento.
    Podríamos hacer lereles encima de fújur?

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  4. Precioso post, Luis.

    Ese libro...fue el primero "serio" que leimos mi hermana y yo, via imposición materna...infexible a las quejas (incluso con lágrimas) de mi hermana.
    Al día de hoy...no se lo perdona a mi madre, y a veces sale a relucir en alguna conversación.
    A mi me encantó y lo disfruté profundamente, se lo he aconsejado a mis hijos...pero no se lo he impuesto...algún día quizá se decidan a leerlo...entero.

    ¡Un fuerte abrazo!

    Ananda

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  5. Angel, pues posiblemente hayamos vivido la infancia con los mismos demonios. Ellos son los encargados de crear seres sensibles o monstruos.

    Lirililera preciosa mía, ....¿y por qué no te conviertes en un, yo que sé, ...un feldespato o un marmolillo y yo hago de Gigante Comepiedras? , jajaja...

    Ese libro, querido Ananda, fue importante, aunque el más importante de todos fue el de Herman Hesse, Narciso y Goldmundo. El de Edmundo me ayudó a saber dónde ocupar un lugar y me ayudó a salir de las sombras. El de Hesse me hizo crecer. ¡Qué personajes más entrañables desfilaban por sus páginas! En cuanto a la imposición lectora, mal asunto. Existe un libro titulado " El derecho a no leer" de Daniel Pennac que no tiene desperdicio y que siempre aconsejo a los padres que no consiguen inculcar en sus hijos el placer de la lectura.

    Abrazos y besos para quien los quiera. Llueve en Cádiz y se ha ido un poco el frío húmedo tan desagradable, menos mal...

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  6. Me ha encantado leer tu blog.

    En mi primer día de cole consiguieron abortar mi rebeldía.Todo lo lloré ese primer día.

    Te imagino sentado en un rincón del patio con tu pelo impregnado de Nenuco.

    Un abrazo.

    xulita

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  7. No había para Nenuco entonces, Xulita. Agua y jabón, y más limpio que los chorros del oro que me llevaba mami. Ya sabes, familia numbernumerosa y muy hermosa y muchos gastos.
    Una cosa que he procurado que no padezcan mis dos retoñitos es que sean más sociables y no tengan tantos miedos atávicos encerrados en su armario. Ellos son diferentes, nunca han tenido problemas de adaptación. Pero bueno, cada uno es como es. Si no fui como fui, a lo mejor no hubiera acabado siendo como soy. No tengo ni idea de lo que acabo de escribir.

    Xulita,la que todo lo lloraba el primer día, ha sido una bonita y perfumada sorpresa encontrarte por aquí. Gracias por tu visita. Un beso con Nenuco, por supuesto.

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  8. Aqui estoy de nuevo... atrasado en las lecturas por andar viajando, asi que me pongo al dia...
    Fijate que a pesar de las pequeñas diferencias de continente, y hemisferio, hay numerosas similitudes... a pesar de considerar mi infancia como una etapa de verdad maravillosa, tuve estos encierros.... estas islas internas y externas a veces.
    Si bien encontre escapes y puertas en el arte, no descubri los libros hasta mas tarde; Yo fui capturado por la pintura y sus formas... por la escultura.... y recien despues de varios caminos por las letras.
    Mi primer libro fue uno de cuentos, simple y livianito... "el vaso de leche" de Manuel Rojas...
    En esos mundos de colores, formas y letras me construi de alguna forma... mundos en los que navego hoy alegremente, sin ninguna intencion de salir.

    Un Abrazo

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  9. Mi infancia fue feliz.
    Mi adolescencia muy divertida,no se si es que mi memoria es selectiva y lo "dificil o malo", (que seguro habrá habido), lo desecha.
    No tengo heridas en el alma,
    soy,(o creo ser)una mujer dura, con el corazón blando...que dificil combinación eh?
    Siempre me gustó leer,
    "perderme" entre los mundos que me ofrecian las letras...
    Ahora sigo "perdiendome" pero en otros munods...jeje
    Besitos Luis.
    Y sigue el consejo de aquella frase: "Si quieres ser feliz como me dices...no analices nene, no analices"

    Buen Jueves a to@sssssssssssss

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  10. Los recuerdos se distorsionan a la fuerza por la acción tramposa del tiempo, Carpita. Yo también fue feliz, pero en el seno de mi familia. En la calle, no. Y en el colegio, menos.

    Pues ya me contarás qué puede ser mejor que leer un libro bueno, ...jhajaja..Un beso, preciosa

    Essaldir, ..¿cuándo nos vas a dejar ver tus cuadros y esculturas, bandido? Un abrazo

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  11. ... y aprendí a mirar y estar muy quieto hasta casi conseguir el poder de la invisibilidad ...

    Querido amigo ..., yo nunca lo conseguí ..., y también lo intenté ... con todas mis fuerzas ...

    ... tampoco encontré un libro que me salvara ...

    ... pero sabes una cosa?, acabé dándome cuenta de que la soledad, ... mi soledad ... no era un monstruo a temer ... sino un hada hermosa que nació conmigo y que siempre me acompaña ...

    ... aprendí a no renegar de ella, ... aprendí a verla, aprendía a buscar, amar, apreciar, y valorar su compañía ... que no es sino otra distinta ... que la mía ...

    y sabes otra cosa, mi querido amigo? Amando mi soledad ... amo también mi compañía ...

    al igual que ella ... simplemente: auténtica.

    Lidia G.G.

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