EL HOMBRE DE LA MONTAÑA

Un paisaje lujuriosamente nevado lo envuelve todo

En la lejanía , el jefe crowl recorta una sobrecogedora imagen de dignidad sobre un bellísimo caballo pinto

Jeremías presiente un nuevo duelo mortal y acaricia por un momento la culata de su rifle ensillado en la montura. Sin embargo, no hay nada en la sorprendente y respetuosa actitud de su enemigo irreconciliable que anticipe la inminencia de un nuevo y violento episodio de reto y supervivencia: un Jeremías atónito contempla el coceo del monumental potro, su relincho de contención,  la marca animal de respeto, reconocimiento y admiración provocada por su jinete. El jefe crowl alza la mano ...Un gesto universal de paz y alianza. El hombre de las montañas, el cazador solitario ,corresponde al saludo y sonríe....Sonríe con rabia, desafiantemente, consciente de la interpretación exacta que hay que atribuir a esa señal india de respeto.

Se ha enfrentado a decenas de guerreros de esa tribu. Aún con magulladuras y heridas mortales, siempre les ha vencido. Se convirtió así en una leyenda y la codiciada presa que colmaría de honor y orgullo al guerrero que consiguiera abatirle.

Lo que comenzó con apasionados sentimientos de venganza acaba transformándose en otro sentimiento aún más poderoso y que solo son capaces de sentir los seres que comulgan con la naturaleza y mantienen como sus estaciones intacta su dignidad. Más poderoso que la sed de venganza, que la codicia de la recompensa.

Esa clase de sentimientos solo son capaces de desprenderse de las imponentes montañas, de los ríos impetuosos, de los animales libres y salvajes, del silencio de los bosques y de las noches estrelladas.

Jeremías sonríe.....y comprende

El jefe crowl, con el inequívoco lenguaje de su simple y sobrio gesto, le transmite el siguiente mensaje:

Te aceptamos, te admiramos y te rendimos homenaje y te has ganado el derecho a formar parte de todo cuanto respetamos y de la armonia que gobierna nuestros corazones y costumbres desde el origen de los tiempos. Queda en paz porque ya eres nuestro hermano

------------------------------------------------------------------------------- De LAS AVENTURAS DE JEREMÍAS JOHNSON me gusta todo: .- Que está basada en la historia real de un personaje de la frontera llamado John
.- Que se rodó íntegramente en los escenarios naturales de los parques forestales de Utah
.- Que toda ella transpira una balada épica entre el hombre y la naturaleza, con una cascada de imágenes más cerca de la poesía que de la película de aventuras o el documental
.- Que la cabaña de madera que se construye Jeremías se la construyó con sus manitas y poca ayuda más el propio Robert Redford hasta despellejárselas. Sydney Pollack le tuvo que pedir que no se metiera tanto en la piel del personaje. Eso sí que es método Stalinasky
.- Los personajes secundarios son inolvidables. Esos dos cazadores tan locuaces con Jeremías tras meses de silencio obligatorio en medio de la naturaleza hostil no tienen desperdicio . Aparecen para llenar de palabras una película plagada de grandes silencios
.- Robert Redford lo tiene claro: "Desde un punto de vista personal, quería transmitir ese sentimiento que yo tenía cuando me iba solo a las montañas. Trasladar al espectador los sentimientos de un hombre de las montañas de ese tiempo. En ocasiones, cuando estábamos rodando, no sabía dónde acababa mi personaje y comenzaba yo mismo. Me sentí una parte de Jeremiah". No es de extrañar que sea su película y su personaje favorito
.- Que la lánguida y melancólica canción que sirve de banda sonora fue compuesta y cantada por el hijo del genial pianista Arthur Rubinstein, nada más ni nada menos. Una canción evocadora, lenta, cautivante.

Y por eso, porque me gusta todo, solo me he sentido capaz de describir los últimos dos minutos de una película inolvidable que consiguió el milagro de una absoluta identificación con un personaje, lo que le ocurría y el lugar que habitaba.