Antesdeayer, en el diario El País, he leído que Asunción Mateo, su viuda, ejerce tal control sobre el legado de Rafael Alberti ( a través de la sociedad mercantil "El Alba de Alhelí") , que está impidiendo que su figura tenga la presencia y relevancia que merece. Incluso un grupo de artistas quisieron homenajearle en la Plaza de Toros de El Puerto ( Kiko Veneno, Ana Belén, Jarabe de Palo, José Mercé, Joaquín Sabina, Manu Chao, Niña Pastori, Albert Plà, entre otros ) y tuvieron que desistir ante la desmesuradas contrapartidas económicas que exigía " El Alba de Alhelí" ( ¡ah, cuando la poesía es violada y mercaderes secuestran sus más felices voces !).
El exceso de celo de su viuda y su afán recaudador está sumiendo en las brumas del olvido a Rafael porque nadie puede estar interesado en divulgar su obra si tiene que ser a cambio de una millonada exagerada.
El exceso de celo de su viuda y su afán recaudador está sumiendo en las brumas del olvido a Rafael porque nadie puede estar interesado en divulgar su obra si tiene que ser a cambio de una millonada exagerada.
Supongo que si existen ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad, los grandes genios también deberían ser tratados con el mismo respeto y el mismo deseo de ser compartidos universalmente. El fue un hombre generoso y no creo que le hiciera ninguna gracia comprobar hoy que sus poesías se han convertido en un especulativo negocio en manos exclusivas de una sociedad mercantil.
Cuando mi hija tenía cuatro o cinco añitos, me la llevaba a hacer la ruta de las "chirristras", que es como en el País Vasco llaman a los parques infantiles. Me gustó el nombre cuando estuve en San Sebastián, y lo adopté desde entonces.
Recorríamos buena parte de los parques infantiles de la Bahía de Cádiz. Si uno era bueno, el siguiente era mejor. Margui se lo pasaba de fábula y yo también viéndola disfrutar.
En el parque de las Viñas, barrio de El Puerto de Santa María, coincidimos algunas veces con Rafael Alberti, vigilado muy de cerca por una pareja que, supongo, debían acompañarle para velar por su salud. El poeta tomaba el sol plácidamente y Margui se acercaba inocentemente a él atraída yo qué se por qué. Se debió figurar que ese viejecito con melenas largas y blancas como el rey Melchor formaba parte de las atracciones del parque.
Mi niña se acercaba a él como únicamente somos capaces de hacerlo sin pudor, con descaro infantil, y Rafael le acariciaba el cabello mientras le llamaba "rubia bonita, rubia bonita".., ya estaba muy mayor y apenas articulaba palabra, pero juraría que su mirada conservaba toda la lucidez del mundo.
-Papá, ¿Por qué tiene ese viejito el pelo blanco tan largo?
Le contesté que porque era una abuelito ye-yé. La siguiente media hora me tuvo explicándole qué era ye-yé , y me enredé en una explicación sobre el pelo alborotado y las medias de color.
Cuando mi hija tenía cuatro o cinco añitos, me la llevaba a hacer la ruta de las "chirristras", que es como en el País Vasco llaman a los parques infantiles. Me gustó el nombre cuando estuve en San Sebastián, y lo adopté desde entonces.
Recorríamos buena parte de los parques infantiles de la Bahía de Cádiz. Si uno era bueno, el siguiente era mejor. Margui se lo pasaba de fábula y yo también viéndola disfrutar.
En el parque de las Viñas, barrio de El Puerto de Santa María, coincidimos algunas veces con Rafael Alberti, vigilado muy de cerca por una pareja que, supongo, debían acompañarle para velar por su salud. El poeta tomaba el sol plácidamente y Margui se acercaba inocentemente a él atraída yo qué se por qué. Se debió figurar que ese viejecito con melenas largas y blancas como el rey Melchor formaba parte de las atracciones del parque.
Mi niña se acercaba a él como únicamente somos capaces de hacerlo sin pudor, con descaro infantil, y Rafael le acariciaba el cabello mientras le llamaba "rubia bonita, rubia bonita".., ya estaba muy mayor y apenas articulaba palabra, pero juraría que su mirada conservaba toda la lucidez del mundo.
-Papá, ¿Por qué tiene ese viejito el pelo blanco tan largo?
Le contesté que porque era una abuelito ye-yé. La siguiente media hora me tuvo explicándole qué era ye-yé , y me enredé en una explicación sobre el pelo alborotado y las medias de color.
- "Pero ese abuelito ye-yé no lleva medias".... Me harté de reír imaginándome a Rafael con medias. Los jodíos niños y sus jodías preguntas....
El día que supe que Alberti falleció se lo dije a Margui. Se me quedó mirando con sus grandes ojos redondos y dijo que si ya no iba a estar el abuelito ye-yé en ese parque que ya no quería volver.
Anda, Asunción. Deja que vuelva Rafael Alberti. Cobrar por sus poesías es como alquilar un columpio frente al Mar, la Mar, su Mar.
El día que supe que Alberti falleció se lo dije a Margui. Se me quedó mirando con sus grandes ojos redondos y dijo que si ya no iba a estar el abuelito ye-yé en ese parque que ya no quería volver.
Anda, Asunción. Deja que vuelva Rafael Alberti. Cobrar por sus poesías es como alquilar un columpio frente al Mar, la Mar, su Mar.
El viejo león poeta de melena blanca le escribió esto a mi hija:
"ESPARCIDO EL CABELLO POR LA ESPALDA
QUE FUE DEL SOL DESPRECIO Y MARAVILLA
MARGARITA COGIA POR LA AZUL ORILLA
DEL MAR DE CADIZ CONCHAS EN SU FALDA"
"ESPARCIDO EL CABELLO POR LA ESPALDA
QUE FUE DEL SOL DESPRECIO Y MARAVILLA
MARGARITA COGIA POR LA AZUL ORILLA
DEL MAR DE CADIZ CONCHAS EN SU FALDA"
Se trata de un antiguo post de la Casa Sin Barrer, que he sacado de la bodega para que le dé el aire.
ResponderEliminarDos años hace de ese post, y ya Asunción Mateo dimitió ( o la hicieron dimitir) y ya no dirige la Fundación actualmente.
No se puede permitir prostituir el arte, y menos la Poesía.
Feliz inicio de semana. Me voy a ver al Madrí, que ayer el Barca medio pinchó, jijiji....
Te he conocido en el blog de Incal(!yo he sido una de las afortunadas y sorprendidas premiadas y, la verdad, me ha hecho mucha ilusión!) . Me ha gustado tu sinceridad, tu simpatia disfrazando tu sarcasmo...y además me has hecho sonreir!!!...Me encantan los Beatles!!
ResponderEliminarSaludos cordiales,
Luis, no me he olvidado de tu comentario.
ResponderEliminarSabes que coincido contigo ( y con Alex de la Iglesia :-) ) en esa lucha contra las cárceles del conocimiento y el saber. Demasiados años estuvieron presas las palabras entre las paredes de ajados monasterios y vetustas iglesias, como para que ahora, que hemos alcanzado el otro extremo del mundo en un parpadeo, sean secuestradas de nuevo por el más viejo de los poderes, el del vil metal.
Es una lucha, me temo, que aún derramará mucha sangre, pero cada pequeña victoria sabe a miel.
Creo que ya te comenté algo al respecto en el post original, pero sigo pensando que es una maravilla que el genial Alberti prendiese esos versos en el cabello de tu hija.
Un abrazo Luis
Gracias Luis, el viejo ye-ye seguro que estará contento allá donde esté, no se puede prostituir el arte!
ResponderEliminarBravo!!
Un besazo!