”Isis Murionima, te confío el robo del que soy víctima. Haz por mí actos ejemplares conformes a tu divinidad inatacable y tu majestad. Quítale la vida, a la vista de todos, a quien lo ha hecho, a quien me ha robado o a sus herederos, una manta de cama blanca, un cobertor nuevo y dos colchas para mi propio uso; te ruego, ¡oh, soberana mía! Que castigues este robo”
Esta rogativa a los dioses se halló en una plancha de plomo descubierta en las ruinas de Baelo Claudia. Pobre víctima, le dejaron sin ajuar de cama, con la viruji ( frío en gaditano) que hace allí y el viento que casi siempre sopla fuerte.
Todas las playas de Cádiz tienen su encanto. Poseen una arena finísima y dorada y algunas se mantienen vírgenes y a salvo de las invasiones urbanísticas, gracias sobre todo a un elemento disuasorio del que nos tenemos que alegrar los amantes de las playas salvajes: el viento de levante.
Son preciosas las playas de Cádiz, pero la mejor, indiscutiblemente, es la playa de Bolonia gracias a dos detalles que la convierten en única: las ruinas muy bien conservadas de una ciudadela romana de la época del tartaja emperador Claudio y su imponente duna de yo qué sé los metros de altura que tiene, dentro ambas de un espectacular entorno natural.
La importancia de la ciudadela romana, con sus templos, su foro, sus avenidas y su teatro, reside en la factoría de salazones que constituyó su principal actividad económica. Allí fabricaban el famoso y apreciado “garum”, un sanguinolento producto derivado de la putrefacción de los despojos del pescado en salmuera que olía, por lo visto, a demonios y que en la capital del imperio, Roma, era muy apreciado para condimentar pues no sé qué clase de alimentos, porque si olía tan mal…También el roquefort o el queso de Gruyère huele a los mismo que le huele el pototo a la señá Herminia después de un mes sin lavarse y preguntando a su marío si cree que eso estará bueno para mañana, y, sin embargo, qué buena está la carne al roquefort o las endibias con nueces, nata y gruyère o en una buena pizza... Pero para algo lo usaban en las cocinas del imperio , y para algo importante y que les gustaba, porque los patricios se peleaban por tener el tan preciado “garum”.
Y la duna inmensa que se alza majestuosa en el extremo occidental de la hermosa playa de Bolonia es de una belleza indescriptible, porque desde su cresta se puede divisar unos paisajes increíbles, bendecidos por la policromía de todos los colores del mundo. Si miras al mar, seis, siete, ocho gamas de azul distinto. Si te das la vuelta, otro mar, pero un mar verde, un tapiz de copas de pinos que están a bastantes metros menos de altura que desde donde los contemplas tú. Si enfocas tu mirada al horizonte, la grisácea mole de una escarpadísima montaña habitada por buitres leonados planeando a media tarde que parece que allí se haya librado la batalla de Little Big Horn, con todo el Séptimo de Caballería despanzarrado.
En una de mis escapadas moteras, y fuera de la temporada veraniega, visité Bolonia, pero sólo con la intención de conocer bien las ruinas romanas ya que me había tomado la molestia de leer algunos estudios arqueológicos sobre esa ciudad. Quería verla detenidamente y comparar lo que sabía con lo que veía. Las visitas son guiadas , pero tengo fobia a los guías turísticos y culturales porque me ponen de los nervios. Cuando, de camino a Turín, un guía dedicó dos minutos a contarnos los misterios de la Síndone, de la Sábana Santa, le arrebaté indignado el micro y estuve dando la brasa sobre esa controvertida reliquia las dos horas que tardamos en llegar. Todo el mundo quedó muy complacido e, incluso cuando salimos de la catedral de Turín tras visionar la réplica, un matrimonio me dijo que le había emocionado más mis explicaciones que la contemplación de la Sábana Santa. ¡Bingo! Es que me pones un micro en la mano y si no me lo quitas acabo cantando a lo Camilo Sesto "Has vuelto Melina, alza tus brazos hasta el sol, que él escuche tu voz, lalolailololáaaa..."
Pues eso, que me desmarco de los guías si son de los típicos humanoides con media docena de conocimientos que convierten algo tan apasionante como la Historia en un mortal aburrimiento.
Me aparté del grupo y empecé a vivir la vida loca por mi cuenta. Callejeando sin ton ni son encontré a un hombre de mediana edad que, dentro del recinto de las ruinas, estaba excavando en la tierra con una pinta de arqueólogo a lo Howard Carter que te cagas. Su cinturón de herramientas, esa mirada concentrada, con gafitas redondas de intelectual. Todo un Indiana Jones. Con ganas de palique me acerqué a él y me lancé a la piscina:
- “. Buenos días… ¿no cree usted que en esta parte tan pegada a la orilla es muy posible que sigan aflorando tumbas de la necrópolis? Teniendo en cuenta que los habitantes de la ciudad tenían que protegerse tanto del fétido olor del “garum” como de los cuerpos en descomposición, y qué mejor sitio que éste tan barrido por el viento. Además, la torre que hay aquí al lado, al final del decumanus maximus, serviría de excelente mirador para avistar el paso de los atunes en su temporada”
El hombre dejó de excavar, me miró, se secó el sudor y me contestó:
- pues mire usted, ni idea. Yo soy fontanero y estoy tratando de arreglar un escape del tubo de agua del Centro de Recepción, que pasa por aquí.
Decidí poner fin a la excursión, más corrido que una mona. El fontanero no se cagó en mi madre de milagro, a saber cuántas horas llevaba el pobre bajo el sol para que viniera un gilipollas dándoselas de sabihondo con su decumanus maximus, cuando de toda la vida a eso se le ha llamado calle comercial...en fin..., también es cultura saber cuándo hay que callarse, coger la vespa y volverse a casa.
Os dejo con unas cuantas fotitos de la fastuosa Playa de Bolonia. Que la disfrutéis, a ser posible, en vivo.
La casa de los buitres leonados. Al fondo, a la derecha, la duna. En el skyline, Africa ( jijiji....lo siento, no lo puedo evitar, skyline, o sea, al fondo del tó)
Una bonita foto hecha por un aficionado que os aseguro que ha tenido que escalar mucho para sacarla a esa hora del ocaso...Espero que llevara una buena linterna , porque la noche le cayó seguro....
Más puestas de sol, pero a pie de playa. El agua de Bolonia es hidrotermal, en serio. Muy fría, despierta al emperador Claudio de arriba, y mira que lleva siglos durmiendo.
A partir de aquí, se acaba la Duna y comienza su pared vertical del lado opuesto. He comprobado por mí mismo que tirarse dos veces por dicha pared y subirla de nuevo equivale a nueve semanas y media de gimnasio o de hacer el amor con Kim Bassinger
Y esta fotito última la subo para reseñar la arena que tiene. Es arena propia de la sedimentación marina mezclada con puro erg del desierto del Sáhara que cruza en volandas el Estrecho cuando el viento hace de las suyas. Una auténtica gozada
Playa preciosa,antes alvaje ahora inundada de turistas...menos mal que no dejan construir.
ResponderEliminarEl año pasado me harté de ver churritas al natural allí jijjijiji
¿Fuiste tú la que estaba frente a mi sombrilla y que no hacía más que echarse colirio a los ojos?
ResponderEliminarque precioso...
ResponderEliminarfeliz dia de san luis jijijijij
siii hoy es san luis!!
Precioso todo.
ResponderEliminarAl final, se me ha muerto el pez... :(
Pós muchas gracias, Sara, aunque el santoral como que , en fin....Gracias, guapa. Me conformo con celebrarlo si gana la Selección...
ResponderEliminaragggghhhhhhhhhh
ResponderEliminarestamos unidos hasta el infinito y mas alla!!!!!!!!!!!!
Jó con el pez, ha aguantado más que Rasputín, el tío. Ventajas de haberle puesto por nombre Jean Claude Van Damme. Un besito, Daky.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encantan las ruinas cerca del mar. Me parece un paisaje mítico en el que se puede llegar a vislumbrar algo insospechado...la naturaleza de las fotos es hermosa y tu narración a la altura de tan grandes paisajes y sus recónditos misterios...los detalles gastronómicos y sus derivados siempre aportan un toque de tosquedad necesaria en el equilibrio lírico.
ResponderEliminarBesis Luis.
Que ganas de ver esa playa... sino fuera por los kilometros (y los euros), pero las fotitos yla descripcion me bastan por el momento... la duna mmmmm.... por aqui tenemos de esas y grandes, es un gustazo lanzarse enrollado...
ResponderEliminarLas ruinas... aca hay de las incaicas... que a los romanos se parecen en el placer por las cosas apestosas para condimentar... aunque no tanto.
Uno de estos dias huyo de aqui... a ver esas playas... u na especial, con su duna.
Un Abrazo
No,Luisin,yo era la que tenía que apartar la cara porque cada vez que te movías me saltabas un ojo.
ResponderEliminarEs una suerte sentarte allí arriba a sentir cómo el tiempo se transforma en esos parajes de ensueño.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una delicia viajar a tu lado Luis!
ResponderEliminarY realmente las fotos son espectaculares, parecen fotoshopeadas si... lo pensé en un momento, pero HAY BELLEZA en el mundo, gracias que SI, LAS HAY!
Te abrazo fuerte corazón!