jueves, 8 de noviembre de 2018

LA CULTURA Y LA LOCURA


Interior de la Biblioteca de Viena. Qué contraste entre la nobleza que desprende su arquitectura con la miseria moral que uno de sus más ávidos lectores estaba fraguando en su mente enferma.

Estoy en la lectura de la novela " Führer", de Allan Prior, un morlaco de 900 páginas que repasa noveladamente y con muy buena prosa la biografía de Hitler.

Se da la casualidad de que el padre del autor se enfrentó en las carniceras trincheras de la I G.M. contra el destacamento donde estaba enrolado el temerario cabo primero Adolf Hitler. No hay que olvidar un dato nada baladí: fue condecorado con la Cruz de Hierro de Primera Clase, distinción reservada casi únicamente a los oficiales prusianos y que solo se concedía a un soldado o cabo raso si demostraba una valentía fuera de lo común. Una valentía fuera de lo común, trasladada a las penosas circunstancias de la guerra de trincheras, equivalía a demostrar que estabas como una regadera y que no te importaba la vida.

Hitler ya estaba ahí chiflado. Su chifladura fue amasada lentamente por años de palizas físicas que le propinaba un colérico y alcohólico padre, su soledad enfermiza, el hambre que le desgarró el estómago durante años porque se negaba a cualquier clase de trabajo físico para mantenerse y al odio patológico hacia los judíos desde que el director judío de la Academia de Bellas Artes de Viena no aceptó por dos veces su solicitud de ingreso, por considerar que sus merecimientos artísticos eran vulgares.

El plato estaba servido para cuando descubrió sus dotes oradoras y lo fácilmente manipulables que eran las descontentas masas alemanas.

Hitler, durante todos esos larguísimos años de precariedad absoluta, en la que vivió prácticamente como un mendigo, solo encontraba consuelo en su voluntad de no realizar trabajos serviles y en las horas y horas que pasaba en las bibliotecas, donde se resguardaba del frío intenso y se cultivaba con todo lo que caía en sus manos. Pero hasta de las bibliotecas le expulsaron cuando su aspecto andrajoso, cada vez más degenerado, no cumplía con unos mínimos requisitos de etiqueta.

No os voy a aburrir con sus peripecias y las razones de su ascenso fulgurante. Fue una especie de pleno al quince, un increíble golpe de suerte de mala muerte el que hizo posible que un tipo tan loco pudiera hacerse con las riendas de Alemania. Era un enfermo mental clínico de cajón que empeoraba progresivamente, y nada mejor que la política convulsa camufla esos síntomas bajo signos de respetabilidad, incluso de admiración. A su favor, su habilidades como orador y su férrea voluntad de tipo acostumbrado a dominar un hambre de perro salvaje.

De lo que quiero hablar a cuenta de él es de cultura. De la cultura. Cuando cerraban su refugio, las bibliotecas, con las pocas monedas que conseguía por vender sus acuarelas, prefería gastárselas en la ópera antes que en buena comida. Wagner, Verdi, Beethoven, siempre solitario, sin amigos ni familiares, cociéndose a fuego lento en sus delirios de destino y convencido de que le rodeaban enemigos por todas partes.

No parece que la cultura sea suficiente. No vacuna contra la locura ni los extremismos. Alemania..., la culta Alemania de los 20 y 30, en donde hasta  zarrapastrosos hambrientos locos devoraban libros con febril lectura.

Nada pudo la cultura contra la demagogia ni contra el resentimiento y el odio, ni contra una crisis brutal. Si la cultura ni la educación garantizan el freno al odio irracional...., ¿qué está por venir? Porque el clima de absoluta crispación que estamos viviendo a todos los niveles creo que está criando a locos muy peligrosos a los que se les da muy bien la oratoria.

Necesitamos querernos más.


3 comentarios:

  1. Ayer colgué el post antes de enterarme de lo del intento de atentado contra Sánchez.

    El mensaje que dio fue ejemplar, a mí me lo pareció, invocando al sentido común y a rebajar el clima de crispación que se ha adueñado de toda la sociedad. Curioso, y un principio, que haya sido una miembro de Vox quien diera la voz de alarma y que gracias a ella se haya podido detener a este otro zumbáo que quería acabar con la vida del presidente.

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  2. Muchos se han preguntado cómo fué posible que un completo loco como Hitler llegara al poder y sedujera con su oratoria a millones de alemanes embarcándoles de victoria en victoria hasta la derrota final...

    Nada nuevo. La respuesta es más sencilla de lo que nos quieren hacer creer:las personas en general estamos anhelando una seguridad que en realidad es imposible. Aquél que te venda seguridad...te está mintiendo.

    Ante la crisis económica, la pérdida o el cambio de valores, los cambios políticos, sociales, económicos, culturales, psicológicos, etc. el desamparado, el débil, el miedoso, busca certezas, seguridades, metas, algo en qué creer. Da lo mismo si es el concepto de nación, de raza, de independencia, de credo, de idea política universal e imperecedera...Certezas y seguridad.

    La mentira como medio para unificar en torno a sí mismo al rebaño...

    Una vez "ves", ya mo hay engaño posible.

    Es muy reveladora la película "Alone in Berlin". Si no la habeis visto ya, os la recomiendo.

    He encontrado también este video. Procede de documentación alemana...Pone los pelos de punta. Es real, no de ninguna película o recreación, de los últimos días del III Reich. Mirad a las personas que en él aparecen...Tristísimo e inquietante.

    (German Army Berlin 1945 Best Color Footage)

    https://www.youtube.com/watch?v=uyoGimCmCwU&app=desktop

    ¡Un fuerte abrazo!

    Ananda

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  3. Falta interés real en conocer al que piensa distinto. Falta amor sincero.
    Mi niña mayor dice: me gusta que me expliques cosas! Yo te digo lo mismo Luis, megusta!
    mgts

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