DIEZ FOTOS

Con un poco de imaginación, parecía una emigración de mariposas

Una hora después de tomar esta foto con el zoom al máximo, la mariquita ya no estaba y la margarita estaba destrozada. A las mariquitas les pasa lo mismo que a las palomas: están poéticamente sobrevaloradas, porque en realidad se trata de dos especies animales muy cabroncetas. Eso sí, se juntan una flor vistosa y una mariquita y eso es un baile de palacio, una explosión de color

Menudo madrugón me dí para tomar esta foto, a una hora de casa en vespa. Es la hermosísima playa de la Yerbabuena de Barbate. Salí con noche cerrada de casa, y al llegar me encontré con esta estampa: una marea baja repleta de serpenteantes y soñadores caños y los restos de la impresionante y brumosa calima africana. Nada de fotoshop ni retoques. No me gusta. El sol saliendo por detrás,  con nubes negras y calima por delante, hizo que la luz estuviera más cachonda que de costumbre aquí en Cádiz. Recorrí la playa y después el vertiginoso acantilado de las Breñas.
 Inolvidable y aventurero día con Dios a solas.

Un árbol metafórico: dos destinos paralelos, un tronco y unas raíces comunes.

La fotografía y la pastelería no es que sean buenos esposos, pero son unos amantes espectaculares

Otra tentación irresistible. Después de hacerles la foto, al siguiente chapuzón me uní a ellos y me tiré en vaqueros al agua. " ¿De dónde leches vienes tan empapádo?", .- " De tener doce años, doce..."

Me puse perdido de barro y polvo cuerpo a tierra para hacer esta foto, pero quería plasmar el pulso que se estaban echando el ocre de la madre tierra contra el verde del padre bosque mientras el azul bisexual celeste hacía de árbitro supremo

Algunas veces la cámara te pide irse, te pide huir con la imagen de paseo, recorrer un trecho de su mano para saborear más su compañía. Ese es el significado del punto de fuga.

Esta sabina se tiró desde la torre del palacio Vecchio, una atalaya medieval impresionante en Florencia, seguramente para eludir su inminente rapto, pero su suicidio fue evitado por uno de sus raptores, que la cogió en brazos a tiempo, antes de estrellarse contra el suelo. Se debate angustiosa, se rebela, intenta desesperadamente zafarse de los hercúleos brazos que la han salvado....,; al final, la sabina se enamoró de su salvador.  "¡Pero Luis, ...¿quieres hacer una foto de frente como dios manda y sin tirarte cuerpo a tierra cada dos por tres, que pareces un boina verde?".... El caso es que las fotos de frente no estimulan mi imaginación.

La última foto aúna tres combinaciones irresistibles para cualquier cámara de fotos que se precie: el barrio antiguo de Florencia y el río Arno, desde el puente Vecchio. Sus aguas son el mejor espejo que han fabricado los cristaleros renacentistas.

( ya sabéis que si picáis en la afoto, la podéis ver más grande y con más detalle. Me gustaría ponerlas directamente a un buen tamaño, pero informáticamente sigo siendo un troglodita. Disculpádme, amigos)