EL DESDÉN

Me resulta indiferente quién obtuvo más puntos en el debate a cuatro del pasado lunes en A-3 entre Sánchez, Iglesias, Rivera y Soraya. Pero sí me fijé especialmente en algo que se repite siempre que por medio se debaten ideas, intenciones, críticas, programas y proyectos.

La prepotencia..., el desdén

La muletilla que empleó Iglesias hasta tres veces, incluso para enmendar al moderador, que estuvo impecable junto con Ana Pastor, .." no te pongas nervioso..., no te pongas nerviosa..", mientras aireaba su bolígrafo proletario ( detalle patético de profesor impartiendo clases a sus indoctos alumnos ¿ Os imagináis a Pedro Sánchez con un candil de minero de Avilés, a Rivera con una pizarra y su tiza, o a Soraya con un plumero doméstico?)..., como si se reprendiera a un niño. Los otros tres también dieron un recital de muecas de supuesta superioridad moral

¿No hay ningún experto en comunicación audio-visual y lenguaje corporal que explique a los candidatos en un debate televisado que las gesticulaciones de suficiencia y superioridad dejan traslucir poca educación y respeto a la hora de escuchar opiniones contrarias? Se admite la interrupción en aras de la vivacidad del debate y siempre que no sea grosera, pero las caritas de matón del Oeste....

No entiendo mucho, la verdad.., pero en las contadas ocasiones en que he intercambiado opiniones divergentes, si observo en mi interlocutor la estúpida sonrisita quéhaydenuevoviejo de conejo Bugs Bunny que se sabe el tío en posesión de todas las zanahorias del huerto, pues ahí le dejo recolectándolas, porque ya sé que con esa persona no se puede montar un mercado de productos variados y posibles.

En política, como en la alimentación, una dieta saludable y realmente democrática, siempre ha de reunir dos requisitos: que sea nutritiva, pero sobre todo, variada.

No entiendo ni entenderé nunca esa manía de tirar por tierra los argumentos del contrario en un intento de provocar ridiculez o dejarle en evidencia en vez de argumentar seriamente por qué se está equivocado o en lo cierto. Cuando más se acercaron al respeto mutuo fue cuando abordaron el tema de la intervención internacional contra el terrorismo yihadista. Se respetó incluso la opción pacifista, neutral y de observación de Iglesias, en mi opinión muy equivocada, y si hubiera estado frente a Pablo le hubiera rebatido con muy buenos argumentos sin intención alguna de convencerle y hacerle cambiar de opinión, dejando en el aire mis razones para que el ciudadano reflexione y decida.

Muy bien...¿por qué no en todo lo demás que no reviste tanta gravedad?