EL ASTEROIDE BLIXEN

 

 

En su memoria se bautizó a un asteroide con su nombre

 

Porque eso es lo que fue esta extraordinaria mujer: un asteroide cargado de energía y movimiento dispuesta a cruzar cielos inexplorados y vetados para las mujeres de aquella época.

 

" Africa, entre todos los continentes, les mostrará que Dios y el diablo son uno solo"

 

El destino de Karen Blixen fue modulado al cincuenta por ciento por los dos.

 

Empecemos por el diablo. Primero, siempre las malas noticias.

 

El diablo hizo que contrajera la sífilis contagiada por su aristocrático marido, tan de alta cuna como de baja cama, enfermedad que puso fin al paraíso de convivir con etnias keniatas que la adoraban y unos servidores negros a los que trataba con la deferencia y la familiaridad propias de las personas con sensibilidad y respeto, en una sociedad colonial para la que el negro acababa de dejar de ser objeto de esclavitud con argollas y cadenas, pero continuaba ignorándose su dignidad, siempre al servicio del hombre blanco.

 

Tambien puso fin a la felicidad de ser testigo del prodigio estacional de una feraz plantación de café que cuidó con mimo siempre y que le permitía financiar muchísimas mejoras para los aborígenes locales, antes, mucho antes, de la eclosión de las oenegés y con mucha más eficacia que la de los voluntariosos misioneros/as.

 

Poco más pudo hacer el diablo ante esta irreductible mujer, obligada por motivos de salud a volver a su Dinamarca natal para poder tratar su imparable enfermedad. Los remedios aplicados fueron finalmente letales para ella, porque el mercurio que le administraban terminó de consumirla.

 

¿Poco más hizo el diablo? Sí...¡ya lo creo que pudo el diablo dañar mucho más a un ser exquisito, concebido para amar todo lo bello!

 

Le arrebató a Dennis, el cazador de sueños. El rol del cazador  no se cubre de gloria precisamente en la actualidad: monarcas y dentistas y jeques y presidentes de multinacionales aburridos empeñados en matar a tiros a osos, elefantes y gorilas del Kilimanjaro . Pero por mucho rechazo que sienta hacia lo que ellos llaman " arte cinegético" , no tengo más remedio que admitir que a los cazadores de aquella época como Dennis Finch Hutton o Remington ( sí, el de Los Demonios de la Noche, dos leones hermanos que sembraron el pánico entre los trabajadores de una línea férrea y que devoraron a yoquésé cuántos de ellos. Remington fue contratado por la Compañía para acabar con esas dos fieras antropófagas junto con otro cazador más bisoño. El bisoño sobrevivió a los hermanos devoradores, pero el experto Remington cayó bajo sus fauces. A quien toca, toca...), pues decía que no me queda más remedio que admitir que les rodeaba un halo romántico y se jugaban la vida las veinticuatro horas del día, cuando los animales salvajes eran los verdaderos dueños de ese continente.

 

Dennis estaba acostumbrado a lo extraordinario y sus pupilas de cazador intuitivo y elegante se fijaron en una mujer que competía con todo lo extraordinario a lo que estaba acostumbrado. Una mujer que competía con Africa, con Dios y con el diablo.

 

Y el diablo hizo caer la avioneta en la que viajaba el cazador de sueños,  un poderoso motivo más que dio a Karen para enamorarse de Africa hasta lo indecible, porque Dios, a pesar de que el diablo iba haciendo su siniestra labor de zapa, le permitió disfrutar durante diecisiete años de un amante singular, atrevido, apasionado y apasionante, de unos paisajes que siempre le parecieron milagros visuales, de un aprendizaje que le permitió poner a prueba toda su valía, todo su tesón, toda su humanidad y desarrolló al máximo el sentido de su independencia en una época en la que la escala siguiente a la de los negros eran las mujeres. Esa libertad que conquistó esta mujer indomable hizo que los atildados colonos blancos de Kenia la llamaran despectivamente " la leona". No solo eso, sino que logró también integrarse plenamente en las costumbres tribales de unos pueblos todavía no contaminados por occidente.

 

" Creo que el mundo puede incluso llegar a ser glorioso cuando las mujeres sean personas realmente auténticas e independientes"

 

No se equivocaba. Europa lleva 69 años sin guerras machitas de yo la tengo más grande. ¿Gracias a la Sociedad de Naciones? ¿Gracias a la ONU? ¿Gracias a qué?.... Yo os lo digo, gracias a las mujeres que tienen más sesera y menos testosterona gilipollas y por fin pueden influir en la piel de la sociedad impidiendo que se nos haga demasiado dura. Hay que estar especialmente agradecidos a mujeres como Karem Blixen. Y si no, haced la prueba del nueve. Pensad dónde se registran los peores conflictos o directamente se pegan más tiros o se ponen más bombas: ahí donde las mujeres pintan poco, por desgracia.

 

" Tengo a mi favor la gran suerte de soñar siempre que duermo y que mis sueños sean siempre hermosos. Saluda en mi nombre a todos los que se acuerden de mí, al paisaje de los alrededores, al bosque detrás de la casa y a los viejos árboles retorcidos y llenos de flores blancas de la sabana. Si vieras a alguno de los animales que encontrábamos allá arriba, salúdalos y dáles las gracias por estar cerca de Dennis"

 

Dios y el diablo son uno solo en Africa más que en ningún otro sitio, afirmaba Karen. Esa fusión la acompañó hasta el final de su vida, porque a pesar de que una enfermedad vergonzante acababa con su vida, aún le dio tiempo de legarnos un libro maravilloso que nos recuerda que la vida merece la pena ser vivida si podemos amar su memoria para siempre.

 

 

La Sabana al amanecer...

 ....al anochecer....

 ...después de la lluvia....

 ....a cualquier hora....

 ...y con los auténticos dueños de entonces...

 Karen joven, sana y hermosa

Karen mayor, enferma....y fijáos bien en el brillo de su mirada.....sí... todavía hermosa, hermosa por siempre ¿Cuánto jugo hay que extraer a la vida, cuántos maravillosos paisajes y amantes besos hay que disfrutar para que , en medio de una cara macilenta y deformada por una cruel enfermedad, tu mirada siga brillando como el sol de tantos y tantos amaneceres únicos?

"Las horas más felices de mi vida fueron junto a Dennis. Conseguía sin esfuerzo multiplicar la fascinación que sentía por todo lo que me rodeaba. El rugir nocturno de los animales salvajes se convirtía en un lenguaje, en una melodía que escuchábamos casi con reverencia. En ese momento, nos mirábamos a los ojos y el tiempo..., se detenía..."

Y aquí la tenéis. Creo que alguna vez lo he dejado escrito. Para mí, sin duda, esta escena es la culminación del erotismo en cine en estado puro, nada que hacer las Stefanías Sandrellis con su desnudez a través del tragaluz en La Llave Secreta, ni Caterine Denueve con sus óníricos deseos en Belle de Jour, ni Anita Eckberg por mucho que se moje el escote en la Fontana di Trévi.

Cuando ví esta escena por primera vez, me sacudió un clímax erótico por dentro que no me es posible explicar. Rarete que es uno.