LAS PREGUNTAS SADUCEAS

Hoy vamos a hablar de las preguntas saduceas,, que también llamo preguntas lindas pulgosas, que son esa clase de preguntas que te hacen a mala leche sólo para que demuestres que contestes lo que contestes eres tonto del culo.

Una argucia dialéctica en forma de pregunta que no se hace con sincera voluntad de aprender o escuchar con respeto una opinión, sino para que el preguntado se perjudique tanto si responde en un sentido como en otro.

La pregunta saducea primera de la que se tiene constancia es la que se hizo a Jesús para cogerle in fraganti, y se la hizo un saduceo de esos que custodiaban el Templo de Salomón que no daba un palo al agua y por eso tenía tanto tiempo para pensar cómo poner en aprietos al Maestro.

.- " Maestro, a ver si nos lo aclaras : una mujer que se ha casado de nuevo después de enviudar...¿de quién será esposa cuando resuciten los muertos?"

Se quedó a gusto el cabrito saduceo que hizo tal capciosa preguntilla, además me lo imagino sonriendo maliciosamente entre dientes como Lindo Pulgoso.

Jesús reflexionó unos segundos, seguramente musitando lo mismo que la Lola Flores cantaba ( " cómo me las maravillaría yo, ...pero que cómo me las maravillaría yo..") . Pero, como al fin y al cabo, Jesús tenía enchufe por ser Hijo de Dios, no tenía ni para empezar con cualquiera que quisiera dejarle en ridículo. Contestó:

.- " Los resucitados no tendrán ni esposa ni marido porque serán como los ángeles del cielo, y los ángeles del cielo ni se casan, ni tienen sexo, ni comen judías" ( bueno, lo del sexo y las judías no están en los evangelios)

¡Ahí queda eso! Es lo que tienen los buenos toreros de raza, que te hacen un pase de pecho a pies juntillas que te quedas atontolináo.

Preguntas saduceas lindas pulgosas las hay de muchas clases. A mí me han hecho muchas preguntas jodidillas de ésas a lo largo de mi vida, seguramente porque aliento la necesidad en los otros de demostrar que soy gilipollas.

La cosa empezó en mi lejana infancia, cuando la farmacéutica del barrio doña Carmen me preguntaba que a quién quería más, si a papá o a mamá ; una pregunta saducea de una crueldad infinita para un niño bienquerido.

Después, en el colegio, una profesora de Lengua y Literatura, me preguntó un buen día y sin anestesia que qué había sido primero, si el pensamiento o el lenguaje. Y tener en cuenta lo que sucede cuando te ataca una diarrea aguda me salvó la situación:

.- " Mire usted, Doña Lourdes, ambos son procesos lentos imposibles de secuenciar porque muchas veces no te da tiempo ni de pensar ni de pedir socorro"

Por no hablar del huevo y la gallina, cuestión que te quita las ganas de hacerte una tortilla a la francesa no sea que una Sociedad Protectora de Animales te denuncie.

Otra pregunta saducea para incautos es si es mejor el amor sin sexo o el sexo sin amor. Y entonces uno repara en que no he tenido mejor sexo que a solas y cuando he pensado muy concentradamente en la alemanota del ascensor y el bikini blanco, al mismo tiempo que pienso en el amor que siento por gente a la que nunca he visto en persona. Una contestación plausible y políticamente correcta es la del sr. Thompson: " tan ridículo es el amor sin sexo como el sexo sin amor", y quedas como un campeón.

En fin, por no alargar más tan peliaguda cuestión, el de las elecciones y respuestas que te convierten en un sabio o en un idiota, he llegado a la conclusión de que lo más importante a la hora de enfrentarte a un  lindo pulgoso cabroncete experto en preguntas saduceas, es conseguir que nadie te haga sentir mal en contra de tu opinión contestes lo que contestes.

 Porque...a ver...¿qué es más importante? ¿ La opinión que tienen los demás de tí o la opinión que tienes de tí mismo? ¡

Ey, no os apresuréis a contestar muy rápidamente, que nos sale la vena autosufuciente con una facilidad pasmosa. Tened en cuenta que nuestros padres y madres forman parte de ese grupo: los demás.