Pompeya, la ciudad enloquecida por su belleza. La ciudad portuaria donde se entremezclaban hombres y mujeres de todas las razas, famosa por su hermosura y sus delicias, su dinámica vida cultural y una actividad comercial siempre floreciente y próspera.
Cuando caminaba desde el autobús a la entrada de Pompeya, ante mí tenía un camino tortuoso orlado de pinos y áloes, que se enroscaba por las sinuosidades de una colina cubierta por los primeros restos arqueológicos, los suburbios pompeyanos donde se supone que vivían los parias. Mientras seguía impaciente las vueltas y revueltas del hermoso sendero, bañado por los primeros rayos de un sol de julio que trazaba arabescos de oro y sombra sobre un suelo polvoriento, toda la historia de la ciudad desplegábase rápidamente sobre el tapiz de mi memoria.
Ya no era un libro quien me hablaba de Pompeya, la ciudad petrificada, suspendida en el tiempo y preservada por capricho del destino para que alguien como yo sintiera la emoción de recrear su imaginación en sus calles y escenarios reales increíblemente bien conservados.
Los guías apenas me servían para que no me perdiera en el laberinto de sus calles cortadas en forma de ajedrez. Me hablaban de Carlos III, nuestro monarca Borbón, que fue el primero que ordenó la excavación de la ciudad tesoro. Nápoles era española entonces. Qué cosas. En algunos pueblos de alrededor mucha gente continúa hablando en catalán. ¡Bien por los payeses! Y de que Cicerón pasaba las vacaciones allí, que Espartaco se ejercitó como gladiador entre Pompeya y Capua, de complacientes esclavas griegas, de monumentos fálicos que propiciaban las sonrisitas de las turistas , de adoradores de Príapo, de sátiros peludos con patas de cabra, de sacerdotes de Isis, de tinajas horadadas en el mostrador de las cantinas, de misteriosos dijes a los que se atribuían poderes sobrenaturales, de representaciones teatrales sin fin, de ceremonias de sangre y crueldad en sus circos.....En el Lupanae todos nos repartimos entre los distintos cuartitos para escuchar a la guía decirnos que en el dintel de cada habitación, y como eran tantas las lenguas que se hablaban en Pompeya, para que no hubiera lugar a confusión, se dibujaba la especialidad del servicio. Por curiosidad salí del cuartito donde yo me hallaba y miré el dibujo. Salí disparado porque , joder, me había metido en el antro especializado en sodomía y había dos tíos pintados en actitud algo más que cariñosa y uno de ellos mirando a Rota.
Los guías usaban el mismo tono mecánico para explicotear que el de las ovejas cuando balan. Me aburrían. Era imperdonable hablar de Pompeya con tanta falta de entusiasmo, aunque entiendo que deben estar hasta el gorro de tanto turista embobado y con calcetines blancos. Sthendal, Goethe y nuestro Blasco Ibáñez eran mucho más amenos relatando las maravillas de Pompeya.
Cuando llegamos al confín norte de la ciudad, la guía por fin dijo algo que llamó la atención del repelente niño Vicente devorador de libros. En el garito del centinela, cuando fue desenterrado, se hallaron los restos del soldado encargado de custodiar esa puerta. ¿Cómo es posible que Temmpus ( le llamaremos Temmpus, en honor a nuestro comentarista y porque me gusta) no pusiera pies en polvorosa como tantos otros pompeyanos cuando comenzó la destructiva lluvia de gas letal, ceniza abrasadora e incandescente lava?
En medio del caos, el pánico y el desconcierto, Temmpus se mantuvo firme en su puesto. Nadie le había dado la orden de retirarse y su instinto de supervivencia no fue superior a su disciplinado sentido del deber. Así se lo encontraron los sorprendidos arqueólogos: sosteniendo su lanza.
¿Fue tonto Temmpus? ...Porque en su lugar creo que yo hubiera matado a los dos Plinios para ocupar su puesto en la barcaza que les puso a salvo del Fin del Mundo.
Pero también tengo claro que con soldados como él se forjó el mayor imperio de Occidente. Y que debió ser la disminución de soldados como Temmpus la causa de la decadencia de la incomparable civilización romana.
( Pdta.- El tío y el sobrino Plinios consiguieron ponerse a salvo. Pero tito Plinio se acordó de que tenía un amigo en Stabia, cerquita de Pompeya, y fue a rescatarlo impidiendo a su sobrino que le acompañara. Fue su perdición, porque la devastación volcánica también se cobró el pellejo de Stabia y Herculano. ¡Qué civilización más gloriosa..., hasta los escritores eran valientes!)
¿Han pasado ya más de dos años desde que lo publiqué en La Casa Sin Barrer? ¿Más de dos años? Cielo santo, va a ser verdad que el tiempo vuela y que basta la erupción de un volcán para que incluso el tiempo desaparezca.
ResponderEliminarUff, La Casa Sin Barrer! que buenos recuerdos!!!
ResponderEliminarEstará llena de telarañas??
Mi poli preferido, en todo este tiempo no he dejado de seguirte....
Petonets!!
Qué bien cuentas la historia, de forma amena y divertida. Me recuerdas a mi, entre otras cosas, historiador favorito, Isaac Asimov, con sus sobresalientes dotes comunicativas.
ResponderEliminarUn abrazo
!Me ha gustado tu paseo por Pompeya! Qué maravilla!
ResponderEliminarUn beso,
No sé bien quién eres, si Noimporta, si Betty, si Karinyet, si quizá alguien más...pero seas quien seas, muchas gracias y es verdad, qué buenos recuerdos. Petonets para tí.
ResponderEliminarAngel, te confieso que le imito sin pudor alguno. Existen dos estilos que me entusiasman: el de Asimov y el de Stefan Zweig. Es un honor que me compares con él, muchas gracias. Un abrazo, Angelillo
Pat, jodía, que me has tenido preocupado, coñe. Si ejjjjqueee no pué ser. Un beso muy fuerte, Pat.
Pues sí Luis casi dos añitos, oye y que gustazo y que relax!!! yo creo que ni telarañas que hasta alguien recogió el testigo y ahora es un blog de bricolage o algo así jajajaja, mucho mejor.
ResponderEliminarUn besote Ilusus Luis :)
Sux
¿bricolaje?, jajajja..., pues entonces más o menos se dedica a lo mismo, porque mira que había "manitas" ahí metidos, jajajaja...
ResponderEliminarSux, yo tengo muy buen recuerdo. Me lo curré para que así sea y haya quedado.
Un besazo para esa ex-casera tan dicharachera
¿Cómo no me avisastes? Yo también quería ir!!!
ResponderEliminarUn beso pompeyano (¿?) jaja!!