Me ha causado sensación enterarme por Talkin de que fue una antepasada suya. Retomo el post que le dediqué hace seis años.
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Carmen Posadas, una de sus más destacadas biógrafas, después de calcular minuciosamente cuánto se jugó en los casinos a lo largo de su dilatada vida ( vivió noventa y seis años la tía: ergo la ludopatía prolonga la vida), tira la toalla y sólo se atreve a afirmar que entre 1895 y 1948 Agustina se gastó en el casino de Montecarlo unos cuarenta millones de dólares de la época. Habéis leído bien: cuarenta millones de dólares.
Agustina debía dejar a gustín a los mandamases regios de la época, porque por su catre pasaron “ Fonsi”, “Niko”, “Bertie”, “Willy”, " Leo" y véte a saber cuántos gatitos coronados más. Fonsi era nuestro campechano y halitoso Alfonso XIII. Niko el lánguido y sumiso zar Nicolás II. Bertie el galán pirata Alberto I de Mónaco y Willy el káiser Guillermo el adusto la Lío parda. Leo era Leopoldo de Bélgica, el dueño de medio Africa que ordenaba a sus capataces cortar las manos de los esclavos negros de sus minas que al final de la jornada no aportaran su diamante o su cuota de oro.
Ah, se me olvidaba que el orondo y campechano, con orgullo y satisgfación también, príncipe de Gales Eduardo VII ( no tengo ni idea de cómo le llamaba en calzoncillos…¿Dudu?, ¿Edu?) también probó las mieles de esa sirena de Ulises nacida en una aldea de Pontevedra del vientre de una mendiga. Los reyes europeos es que son como una tribu gitana, y más los de aquella época: todos son primos y se creen que también lo son todos sus súbditos en el más peyorativo sentido de la palabra, que todo se lo consienten y pagan..
Eso unido a que fue salvajemente violada a la edad de diez años debió de influir en Agustina tanto como el juramento solemne de Scarlata O’Hara jurando al cielo que jamás pasaría hambre.
A la pobre criatura le descuartizaron el sacro y el coxis para toda la vida y muchos meses necesitó de convalecencia para ponerse en pie..Y vaya que se puso en pie !
Agraciada, guapetona, pizpireta y con dotes para el baile, los mohínes y la interpretación, fue coser y cantar para ella convertir su vida en una pasarela de mentiras al servicio de la supervivencia. Según sus memorias, su violación fue tan desnaturalizante, que la dejó estéril, desengañada y helada para siempre, sin saber en el resto de su vida lo que era un orgasmo. Sus mejores actuaciones no serían en los escenarios mientras bailaba una especie de danza híbrida entre una zambra ( el baile de los gitanos), ballet clásico y vodevil francés. Sus mejores y anorgásmicas actuaciones serían , pues, en la cama para dejar satisfechos a insatisfechas y encorsetadas pichorras de sangre azul con derecho de pernada universal
Se especializó en desplumar fortunas de caballeros que se suicidaban por ella cada vez que Agustina decidía cambiar de tercio. Uno de ellos se tiró a los cascos de los caballos de la carlinga donde iba ella. Siete millonarios se suicidaron por ella y otros tantos se arruinaron por completo. Poder lucir a la Bella Otero del brazo les costaba la ruina económica y la salud mental.
Esta chica debió de manejar con un virtuosismo increíble una cualidad que anulaba la personalidad de los hombres que la cortejaban. Me cuesta creer que todos esos hombres se quedaban embobados con ella por sus destrezas sexuales. Algo más definitivo debía manejar Agustina para tenerlos a sus pies, y creo que era una mezcla de simpatía natural en connivencia con un savoir faire mimoso e infantiloide que derretía a los hombres poderosos, demasiado esclavos de etiquetas y formalidades palaciegas. Ella sabía cómo romper ese incómodo molde de conducta y cómo hacer sentirse bien a los reyes y millonarios desprovistos de dignidad (ciertamente no representaban una estampa solemne. Ningún hombre en pelotas resulta majestuoso a no ser que seas una leyenda del cine porno), mientras con su gracejo les hacía simplemente reír, amén de ponerles cachondotes. Esas fueron sus armas de mujer que supo rentabilizar tan bien.
Su único amor fue el juego. Pero quiero creer que, ilusoriamente, me gustaría que fuera capaz también de haber tenido una relación amorosa y desinteresada con el palafrenero de la carroza real, o el grumete de un barco de recreo, o un apuesto camarero del Casino, o un chófer.
Ahora resulta que me entero que fue antepasada de Talkin y comprendo un poco mejor el embeleso regio de todos sus amantes si Agustina era capaz de desplegar tan solo un diez por ciento de la portentosa imaginación que tiene su descendiente.
Ella escribió : “ La verdadera pasión es cuando uno se olvida de todo, incluso de sí mismo y eso sólo me lo ha dado el juego; existen para mí dos placeres incomparables en esta vida: uno es ganar; el otro es perder”
Cuando dejó de ser una pieza de caprichoso coleccionista porque perdió su juventud y belleza, y, sobre todo, cuando dejó de ingresar esas ingentes cantidades de dinero procedentes de bolsillos adinerados y braguetas sueltas, cuando no tuvo más remedio que renunciar a los lujos orientales que probó durante su época de esplendor, tuvo que conformarse con vivir el resto de su vida, hasta los noventa y seis años, en una buhardilla que el Casino de Montecarlo tuvo a bien sufragar de forma vitalicia en atención a la fama que la Bella Otero le había dado y , sobre todo, a la enorme cantidad de millones de dólares que se había gastado en su ruleta.
Agustina Otero, la Bella Otero. No se llamaba Carolina, sino Agustina, y a gustito debió quedarse cada vez que le sacaba los hígados a sus amantes, su venganza retrospectiva hacia quienes hacía responsables de una violación mísera a cargo de aldeanos condenados a la miseria por las grandes fortunas.
Un mito de la Belle Epoque. ¿Era una pelargarta? ¿Una mujer sin dignidad? ¿Una espabilá? No. Era uno de nosotros: una superviviente.
“ Ya llega la bailarina
soberbia y pálida llega:
¿cómo dicen que es gallega?
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Carmen Posadas, una de sus más destacadas biógrafas, después de calcular minuciosamente cuánto se jugó en los casinos a lo largo de su dilatada vida ( vivió noventa y seis años la tía: ergo la ludopatía prolonga la vida), tira la toalla y sólo se atreve a afirmar que entre 1895 y 1948 Agustina se gastó en el casino de Montecarlo unos cuarenta millones de dólares de la época. Habéis leído bien: cuarenta millones de dólares.
Agustina debía dejar a gustín a los mandamases regios de la época, porque por su catre pasaron “ Fonsi”, “Niko”, “Bertie”, “Willy”, " Leo" y véte a saber cuántos gatitos coronados más. Fonsi era nuestro campechano y halitoso Alfonso XIII. Niko el lánguido y sumiso zar Nicolás II. Bertie el galán pirata Alberto I de Mónaco y Willy el káiser Guillermo el adusto la Lío parda. Leo era Leopoldo de Bélgica, el dueño de medio Africa que ordenaba a sus capataces cortar las manos de los esclavos negros de sus minas que al final de la jornada no aportaran su diamante o su cuota de oro.
Ah, se me olvidaba que el orondo y campechano, con orgullo y satisgfación también, príncipe de Gales Eduardo VII ( no tengo ni idea de cómo le llamaba en calzoncillos…¿Dudu?, ¿Edu?) también probó las mieles de esa sirena de Ulises nacida en una aldea de Pontevedra del vientre de una mendiga. Los reyes europeos es que son como una tribu gitana, y más los de aquella época: todos son primos y se creen que también lo son todos sus súbditos en el más peyorativo sentido de la palabra, que todo se lo consienten y pagan..
Eso unido a que fue salvajemente violada a la edad de diez años debió de influir en Agustina tanto como el juramento solemne de Scarlata O’Hara jurando al cielo que jamás pasaría hambre.
A la pobre criatura le descuartizaron el sacro y el coxis para toda la vida y muchos meses necesitó de convalecencia para ponerse en pie..Y vaya que se puso en pie !
Agraciada, guapetona, pizpireta y con dotes para el baile, los mohínes y la interpretación, fue coser y cantar para ella convertir su vida en una pasarela de mentiras al servicio de la supervivencia. Según sus memorias, su violación fue tan desnaturalizante, que la dejó estéril, desengañada y helada para siempre, sin saber en el resto de su vida lo que era un orgasmo. Sus mejores actuaciones no serían en los escenarios mientras bailaba una especie de danza híbrida entre una zambra ( el baile de los gitanos), ballet clásico y vodevil francés. Sus mejores y anorgásmicas actuaciones serían , pues, en la cama para dejar satisfechos a insatisfechas y encorsetadas pichorras de sangre azul con derecho de pernada universal
Se especializó en desplumar fortunas de caballeros que se suicidaban por ella cada vez que Agustina decidía cambiar de tercio. Uno de ellos se tiró a los cascos de los caballos de la carlinga donde iba ella. Siete millonarios se suicidaron por ella y otros tantos se arruinaron por completo. Poder lucir a la Bella Otero del brazo les costaba la ruina económica y la salud mental.
Esta chica debió de manejar con un virtuosismo increíble una cualidad que anulaba la personalidad de los hombres que la cortejaban. Me cuesta creer que todos esos hombres se quedaban embobados con ella por sus destrezas sexuales. Algo más definitivo debía manejar Agustina para tenerlos a sus pies, y creo que era una mezcla de simpatía natural en connivencia con un savoir faire mimoso e infantiloide que derretía a los hombres poderosos, demasiado esclavos de etiquetas y formalidades palaciegas. Ella sabía cómo romper ese incómodo molde de conducta y cómo hacer sentirse bien a los reyes y millonarios desprovistos de dignidad (ciertamente no representaban una estampa solemne. Ningún hombre en pelotas resulta majestuoso a no ser que seas una leyenda del cine porno), mientras con su gracejo les hacía simplemente reír, amén de ponerles cachondotes. Esas fueron sus armas de mujer que supo rentabilizar tan bien.
Su único amor fue el juego. Pero quiero creer que, ilusoriamente, me gustaría que fuera capaz también de haber tenido una relación amorosa y desinteresada con el palafrenero de la carroza real, o el grumete de un barco de recreo, o un apuesto camarero del Casino, o un chófer.
Ahora resulta que me entero que fue antepasada de Talkin y comprendo un poco mejor el embeleso regio de todos sus amantes si Agustina era capaz de desplegar tan solo un diez por ciento de la portentosa imaginación que tiene su descendiente.
Ella escribió : “ La verdadera pasión es cuando uno se olvida de todo, incluso de sí mismo y eso sólo me lo ha dado el juego; existen para mí dos placeres incomparables en esta vida: uno es ganar; el otro es perder”
Agustina, viejita, dando de comer a las palomas en penitencia por haber desplumado a tanto palomo buchón
Cuando dejó de ser una pieza de caprichoso coleccionista porque perdió su juventud y belleza, y, sobre todo, cuando dejó de ingresar esas ingentes cantidades de dinero procedentes de bolsillos adinerados y braguetas sueltas, cuando no tuvo más remedio que renunciar a los lujos orientales que probó durante su época de esplendor, tuvo que conformarse con vivir el resto de su vida, hasta los noventa y seis años, en una buhardilla que el Casino de Montecarlo tuvo a bien sufragar de forma vitalicia en atención a la fama que la Bella Otero le había dado y , sobre todo, a la enorme cantidad de millones de dólares que se había gastado en su ruleta.
Agustina Otero, la Bella Otero. No se llamaba Carolina, sino Agustina, y a gustito debió quedarse cada vez que le sacaba los hígados a sus amantes, su venganza retrospectiva hacia quienes hacía responsables de una violación mísera a cargo de aldeanos condenados a la miseria por las grandes fortunas.
Un mito de la Belle Epoque. ¿Era una pelargarta? ¿Una mujer sin dignidad? ¿Una espabilá? No. Era uno de nosotros: una superviviente.
“ Ya llega la bailarina
soberbia y pálida llega:
¿cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal. Es divina"
Tuvo que ser divertida, mucho, y voy a explicar por qué. No consta que Harpo Marx, el mudo, el que tocaba maravillosamente bien el arpa, fueran amantes..., pero sí eran compañeros de tapete en el Casino de Montecarlo. Bueno, pues una vez que la ruleta les vaciaba cada noche los bolsillos, ellos salían tan compantes y se dedicaban a hacer el gamberro por las calles de Mónaco. Harpo no elegiría nunca a ninguna mujer aburrida para despertar a los monagescos con su bocina...,
¡Hombre!.... Yo diría que era una "prostituta de lujo ludópata", y no todas las prostitutas son "supervivientes" precisamente. Es un buen negocio y con clientela asegurada...
ResponderEliminarBon dia!!!!
Eso se llama,tiran más dos tetas que dos carretas...
ResponderEliminarOye pues gracias por esta bibliografía ludopatal,no tenía yo ni idea.
¿Una ludóputa, no? ¿hemos inventado entre los dos una nueva palabra? Qué malito estoy, Noimporta, con un trancazo de miedo y la noticia del 4-0 con la que me he desayunado.
ResponderEliminarS., libros sobre cortesanas pelargartas hay a montones. Pero quitando a Casanova y al conde Lecquio, pues apenas se ve en las librerías nada similar en hombres. ¿ Por qué?
Lo dicho, qué malito estoy y qué poquito me quejo. Un beso para las dos.
No sabia que la bella Otero fuese ludopata...lo que se es que tenia un magnetismo enorme con los hombres, a los que en efecto volvia locos con sus gracias y sus bailes. Se hacia pasar ademas por andaluza, si no tengo mal entendido...nunca reconocio ser gallega. Tampoco puedo imaginar, como puede sostenerse una vida, tras un suceso tan grave como una violacion y ademas, a una edad tan temprana. Sea como fuere, cada uno busca sus refugios y como tu bien has dicho, sobrevive como puede.
ResponderEliminarUN BESITO MUY GRANDE, LUIS.
P.D. los acentos de mi teclado estan en huelga.
Pues sí, Lidia. Se hacía pasar por gadita precisamente. Cuando llevas ya un tiempo viviendo aquí aprendes a distinguir el andaluz cordobés, del sevillano, del gaditano, etc..
ResponderEliminarA mi lo que me ha atraido de esta señora es que demuestra con su condición de pretty woman de casino que desarrolló una gran psicología para dominar a los hombres poderosos y hacerles perder la cabeza. Debió de ser una auténtica sibila a la hora de adivinar los gustos ocultos de los plutócratas. Es una habilidad de combate que necesita de mucha inteligencia.
Por otro lado, daba la impresión de que ningún gran monarca europeo quería quedarse sin colgar ese trofeo en su chimenea sexual. Me imagino al teutón Káiser Guillermo despotricando " ¡ mecagüen, ya se me ha adelantado con la Otero mi primo Eduardo! ¡Schultz ( su secretario), preséntate inmediatamente en mi despachoooo!
¿Sabes? Anoche soñé con París.
Un besazo, Lidia. Y no madrugues tanto.
Algo se rompería en esa niña, algo que activo la espoleta y la transformó en una muhaidín del asfalto, una mujer fatal, una vampira amorosa.
ResponderEliminarY fatal no sólo para el bolsillo, sino para el alma.
¡Hay que estar muy mal para suicidarse tirándose a los cascos de dos pencos!
Esos ángeles caídos de corazón destrozado, bombeando por las calles, escupiendo perlas, sin frenos, sin deseos… son tan irresistibles.
Gracias por recuperar a esta angelita para nosotros.
Pues Jorgiño, no hables muy alto que con lo idiotas que somos los dos hubiésemos caído a la primera de cambio en manos de una pelargarta "necesita de cariño". Nos salva que nunca hemos tenido un duro. Por fortuna, paradójicamente, jijiji..
ResponderEliminarAunque ahora que lo pienso, alguna pelargarta que otra ha habido en tu vida, jajajaja....
Un beso, amigo.
¡Coño, Jorge...! ¿Cómo que perfil no disponible porque no se quiere mostrar? No me jodas que ahora trabajas para la CIA.
ResponderEliminarMe gustan las mujeres que lo tienen todo tan claro!
ResponderEliminarBesicos
Ahora entiendo ( por fin ) el por qué de cuando mi madre me decía : !Manolito, no salgas con esa chica que es una pelargarta !
ResponderEliminarGracias Iluso.
Pelargartas hay muxas, una amiga mía de la E.G.B. (Os acordais de ESO?) era descendiente de la Bella Otero, y estudiamos en la pública!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPetonets!!!!!!!!
Jajaja, Manu.., de nada. No sólo Free of cope, sino free of pelargartas. Un abrazo.
ResponderEliminarSíster, kariñet, si tu amiga ESA de la EGB también te dijo que se había tirado al profesor buenorro de gimnasia, desconfía. Que sepamos, la Otero fue "esméril" y no tuvo descendencia. Un besito.
Buenos días a todos.