Jesús Hernández, historiador:
“ Para comprender un acontecimiento histórico, no hay nada
más recomendable que acudir al lugar en el que ese hecho tuvo lugar. Cuando uno
conoce un episodio concreto de la historia mediante la lectura, como suele
suceder en la inmensa mayoría de las ocasiones, ese hecho llega a nosotros a
través de un único sentido: la vista. Aunque uno pueda gozar de gran
imaginación, y en su mente tomen vida sus protagonistas y se plasmen su
escenarios, es indudable que la capacidad para penetrar en su conocimiento es
forzosamente limitada.
En cambio, cuando uno visita el lugar en el que ese suceso
se desarrolló, pasan a intervenir los otros sentidos. Llegan a nosotros los
sonidos y los olores que seguramente percibieron los que entonces actuaron en
ese mismo lugar. Y también interviene un sexto sentido, difícil de definir o
clasificar; se trata de una vibración especial, la inquietante sensación física
de que allí, en ese mismo sitio, pervive de un modo u otro la emoción, el
drama, el miedo o la alegría que unas décadas o unos siglos antes
experimentaron lo que ocupaban ese mismo espacio.
En ese momento, el tiempo pasa a ser una variable
irrelevante; lo que realmente importa es que tanto los personajes históricos
como el visitante comparten las mismas coordenadas, hay una coincidencia real
entre ambas realidades, y esa confluencia provoca un efecto tan poderoso como
indescriptible”
Cuando alguien consigue plasmar con palabras tu propio
pensamiento, además tan bien escrito, se produce una comunión total. Repasando
los lugares que he visitado, he seleccionado cuatro escenarios en donde he
sentido ese viaje de los sentidos por el túnel del tiempo.
El Coliseo de Roma
La Capilla Sixtina
La Escuela de Artillería de París
La parte monumental de Cáceres
EL COLISEO DE ROMA.- Los gritos enfebrecidos de una
embrutecida muchedumbre ávida de sangre y emociones fuertes se han petrificado
en sus muros, en sus arcos, en sus columnas, en sus gradas….El Coliseo es el
Grito de Munch en piedra ciclópea. Allí permanece intacto el olor a sangre, a
miedo, a sufrimiento, a despotismo y os aseguro que mis tímpanos vibraron con
un vocerío brutal que me transmitió que allí, en ese monumento arquitectónico
imponente, hubo un tiempo en el que la vida no valía nada. Me mareé y me
acompañó durante toda la visita una sensación de cervatillo acorralado. De
haber vivido en aquella época, no estaría en el palco presidencial, ni
entremezclado entre los espectadores….Ni siquiera formando parte del cuerpo de
gladiadores dispuestos a cobrar cara su vida….Estoy seguro que, allí, un oso, tigre o león se estaría
relamiendo las zarpas a costa mía….Todo ese ámbito colosal desprende fogonazos
de las trágicas escenas que allí mismo se vivieron. Solo compartes una
infinitesimal parte de un sufrimiento que ennegreció imperecederamente sus
piedras del hollín de sangre derramada
rindiendo culto a la estupidez y vanagloria humanas.
LA CAPILLA SIXTINA.- No me extasié con lo que reflejaban las
bóvedas ni los murales, ni por lo que representaban. Bajo esa maravilla, me
sentí poseído por un espíritu que permanece tumbando en posiciones
inverosímiles y componiendo una de las obras cumbres de la Historia del Arte.
La energía que circula imparable ahí como la órbita de los planetas es la del
hombre que más se supo acercar a Dios, junto con la impaciencia de un Papa
temeroso de no ver terminada la obra a tiempo. No podía dejar de pensar en él y
admirarme de lo que es capaz un ser humano. La capacidad de creación de un
hombre por encima de la excelencia de su obra.
LA ESCUELA DE ARTILLERÍA DE PARIS.- Aquí ya desbarro un poco, lo reconozco. Pero
por su pórtico ví salir a un escuálido jovencito de rala melena con su atillo
de libros académicos y su Vida de los Césares de Plutarco bajo el brazo, camino
de otra escuela infantil para recoger a su hermano pequeño Luis con pasos nerviosos, cruzando una y
otra vez la explanada en la que, un siglo después, se erigiría el segundo
principal motivo de orgullo de los franceses, la Torre Eiffel. El primero…, el
primero es él.
Él, que se enfrentó contra lo imposible y casi ganó. No ganó
su persona física, que languideció desterrada en una isla perdida, pero sí su
obra al poner coto para siempre a los abusos de esa sociedad estamental donde
el pueblo no pintaba nada. Él, un don nadie, extranjero e insignificante, cuyos
restos reposan en un túmulo que irradia los rayos aún vivos de una personalidad
y un carisma apabullantes e irrepetibles. Ya sabéis de quién hablo ¿Estoy abusando de los epítetos mayestáticos al hablar de él? Seguramente que sí, pero con este hombre no valen medias tintas. O se le aborrece o se le admira. Y yo admiro al escuálido jovencito de rala melena camino de la batalla de hacerse cargo de su hermano pequeño y ayudarle con sus deberes al mismo tiempo que soñaba con dar por saco a nobleza y clero a punta de bayoneta si era preciso, mientras su privilegiada mente esbozaba los principios de un Código Civil del que se copiarían todas los textos Constitucionales de los países aspirantes a repartir justicia.
Reitero que desbarro, pero yo sentí su presencia cruzarse
conmigo y decirme …” Bonjour, monsieur Louis…¿Tienes buena
suerte?...¿Sí..? Te nombro Mariscal de
Campo. Seguro que contigo en Waterloo no pierdo…”
.- “ Descuide, Sire, que al cataplines prusiano Blücher le
meto una guindilla en el culo para que no vuelva a llegar tarde al frente de batalla, y me llevo
crema Hemoal para sus hemorroides y así pueda cabalgar raudo a lo largo y ancho de
toda la línea de combate, disponiendo el orden de ataque, como siempre hizo….” No por otro motivo perdió esa crucial
batalla, no se vayan a creer los ingleses que fueron más listos que él..
En fin, que me vi sumergido en un diálogo imaginario con él
allí por donde tantas veces había cruzado antes de saber lo que el destino le
aguardaba y las malas jugadas que le iban a gastar una Josefina casquivana, una ambición desmedida y
unas hemorroides inoportunas.
LA PARTE ANTIGUA DE CÁCERES.- ..y para no hacer más prolijo
este tochopost, me referiré a la parte monumental de Cáceres, Patrimonio de la
Humanidad desde 1984. Te adentras ahí y te sumerges por completo en el vientre
de la Historia. Oigo el resonar de los cascos de los caballos cuyos jinetes
conquistaron a golpes de imposibles y ambiciones locas un continente y
civilizaciones enteras con unos cuantos soldados, algunos caballos y famélicos perros
mastines. Que aquello fuera una locura no resta para nada que no exista
parangón alguno en la historia militar …Ni Alejandro, ni Gengis Khan, ni Julio César, ni Napoleón, ni Rommel ni
gaitas gallegas….Nada hay comparable a lo que hicieron esos locos bajitos. El
crotar de las cigüeñas en sus campanarios y el graznido de los cuervos ponen un poco
de orden a tus pensamientos recordándote en qué acaban siempre las ambiciones
locas. Cáceres antiguo es un remanso de historia donde puedes hacer las paces contigo mismo
Efectivamente, Jesús Hernández me comprendió….y yo le
comprendí a él. No terminas de entender las cosas por mucho que te hayas
ilustrado y por mucha fantasía que te gastes hasta que no pisas sus arenas,
hasta que no respiras su aire, hasta que no palpas los restos de sus
esqueletos…que te hablan , revelándote algo más que la verdad histórica.
Me gustaría que compartierais conmigo dónde os sentisteis arrastrados por la emoción de pisar un lugar histórico.
Hola, Luis.
ResponderEliminarHoy seré breve, por exigencias del guión de la vida. Me pararé más un próximo día.
Leyendo lo de la Capilla Sixtina, que en inglés suena parecido a la capilla dieciséis, recordé, por haberlo leído, de que Miguel Angel dormía con los zapatos puestos, así semanas y semanas, ya no sé por qué extraño motivo. Uno se olvida de tantas cosas que ha leído.
Y, esto lo hablé con Marujita Churrusqueira, si tuviera que citar un lugar histórico, pensaría en los campos que cultivaron sus padres y ancestros, y los míos. Porque si uno se para a considerar quienes han sido los grandes héroes desde el neolitico hasta mañana mismo, cavar, sachar, plantar, sementar, sulfatar, arrancar las malas hierbas, cool tivar, cosechar, me viene a la mente mi abuelo, la persona que más he admirado y querido, así como lo oyes, y al atardecer, cuando volvía de las fincas, ya sabes, minifundio, terrazas, bancales en la ladera que desciende empinada hacia el Río Río, miseria y contribución agraria,
mi abuelo, que me regaló estos primáticos, de cuando la guerra, con 3 posiciones, teatro, campo, cielo, y tambien me regaló un atlas con muchos mapas amarillentos, las pastas de piel de vacuno cosido co cordeles, del siglo XVII, a saber cómo llegó a sus manos, y me prestó las pesetas para comprar mi primer coche, nunca quiso que se las devolviese, y eso, que al volver de la jornada entre el maíz y las cepas de vino, me decía: "neno, échame agua de esa jofaina, él no le llamaba jofaina, como habrás adivinado, ni aguamanil, ...viértela sobre mis manos, para lavarlas, que hay que cenar con las manos limpias".
Bueno, mi abuelo se merecía figurar en un fresco de la Capilla 16, extendiendo su índice hacia Dios, sin espurias iterpretaciones. En cambio, sólo me queda de él una foto en blanco y negro. Aquel día Millet no se pasó por nuestra aldea, ni Van Gogh, con sus comedores de patatas y sus noches estrelladas, ni Daumier detuvo el vagón de los pringados en la huerta de mi abuelo, pero,, como decía Don MacLean, respecto del pintor holandés, "este mundo no se hizo, no fue pensado, para alguien tan hermoso como tú, abuelo de Talkin lavándose las manos a la caída de la tarde".
Y mi abuelo se llamaba José, y es un nombre que le venía justo, José, el apelativo de un héroe en alpargatas. Padre de todos nosotros, campesino y devoto rezador. En el Cielo está, enjuagándose con aquelas aguas que manan de los grifos del oro y de las alcachofas de tronos y potestades o de alguna virgen y mártir, por qué no?
No, Michelangelo no se sacaba los zapatos pa dormir.Yo, sí, pero con éste ya son 4 dias que no duermo. Con todo, todavia enhebro algunos labriegos pensamientos, y deposito la madeja en tu blog, Luis, y te deseo suerte, joven panadero. No corrijo, he de acostarme ya.
https://www.youtube.com/watch?v=KC5_dMgon38
Talkin, me has hecho caminar de la mano de tu abuelo. Gracias
ResponderEliminarJoven panadero.....A medida que me voy haciendo mayor más recuerdos rescato de aquella época. Me acuerdo mucho de mis compañeros. Eran muy divertidos y me llamaban cascabel porque reía a toda hora. La risa entre pan recién horneado y pasteles de toda clase es el mejor de los dulces.
Un abrazo muy fuerte
Pues nada que corregir en el comentario de nuestro amigo Talkin, encantador, que me ha hecho imaginar cómo sería el lienzo que representara a su abuelo José lavándose las manos con agua bendita después de la labranza. Pero hablando de la única foto que conserva de él..., cuánto puede decir una antigua foto en blanco y negro, verdad?
ResponderEliminarCómo acabaría Miguel de cansado para no quitarse ni los zapatos!...
https://www.youtube.com/watch?v=vbA33l1SJuY
Luis, también el padre de Chris fue panadero en un momento de su juventud, allí conoció además a quien sería luego la madre de sus hijos... Es un bonito oficio, a la par que huele que alimenta!!!
De los cuatro lugares mencionados en este post sólo he estado una vez en los dos primeros.
En París, la estancia fue tan rápida, que no recuerdo la Escuela de Artillería, pero sí otros monumentos, puentes y plazas que me dejaron impactada, por su magnitud, majestuosidad, como la Catedral, el Sacre Coeur, la misma Torre Eiffel...
Me sorprende pensar cómo harían para construir edificios tan enormes, esos y otros más antiguos del mundo, con los medios de que disponían en aquellos siglos.
En el Coliseo, nos atrajo enseguida a nuestros pabellones auditivos, las explicaciones de una guía, inglesa, sobre todo los de Chris, claro, a la que seguimos, por todas las ruinas de la ciudad. Pero es que daba igual entenderla todo que no... Solo ver cómo vivía lo que estaba explicando merecía la pena...
En ese escenario, yo me imaginaría en las gradas comiendo unas guachupinas garrapiñadas... viendo como el emperador sube o baja el dedo gordo... jajaja! Y cerrando los ojos como si estuviera en los toros..., sitio al que ya no iría... 2 veces me sirvieron para saber que no era lo mío...
La Capilla Sixtina, estaba repleta de turistas, que al mínimo descuido de los guardas que no hacían más que decir, NO FOTOS!, flasheaban con sus móviles...
El cine también es una buena fuente de inspiración, para imaginar cómo son muchos de los lugares que están en la lista de nuestros sueños visitables...
La Fontana di Trevi, también estaba plagada de gente degustando helados y tirando monedas... Creo que si la hubiera visitado a las 4 de la madrugada, sin tanta muchedumbre, habría imaginado ser Anita Ekberg en la Dolce Vita! jajaja!
Y Extremadura lo tengo pendiente. En un pueblecito de Cáceres se crió mi padre. No tengo perdón si no voy. Cómo me gusta como ilustras cada lugar! Cuando vaya, me acordaré de tus experiencias... Algo que gusta antes de visitar un lugar es documentarse previamente sobre el mismo, eso ayuda bastante a viajar en el tiempo de esa manera, y tú serías un gran guía apasionado de los que arrastraría una gran cola de seguidores, o un magnífico profesor de historia!
No tengo en mis planes cruzar el charco, pero no sé qué sensaciones me produciría estar sobre el suelo donde se erigían las Torres Gemelas...
Ni es momento quizá de ir a Egipto, pero es uno de los lugares más enigmáticos y estimulantes de visitar, cuando el sol no apriete demasiado...
Como algo cercano, recuerdo de pequeña, ver en Madrid los mordiscos hechos en la Puerta de Alcalá, imaginando lo que pudo ser el impacto de una Guerra Civil...
Y eso puedo contar...
Siento haber tardado! Que ya nos has colgao otro post Luis!!! :-)
Si es que últimamente no tengo tiempo pa na!
Pero bueno, allá voy a leerlo...
Abrazos para todos,
Nuria
No comparto...No puedo si quiero ser sincero.
ResponderEliminarNo me llaman nada la atención los edificios, las plazas, las construcciones, las ciudades, la ingenieria civil, los monumentos...Lo siento, Luis.
El post está muy bien, pero gustándome mucho la historia, los sitios en sí mismos...no me "mueven" nada. Quizá...la experiencia de visitar el pueblo viejo de Belchite...La muerte y el horror que se "olían" aún en cada pared, en cada viga, en cada ruina...
No quiero ni pensar en lo que debe ser visitar Mauthaussen...
Me identifico plenamente con el abuelo de Talkin aunque yo no sea campesino...Quizá a él también le pasara como a mí, que sólo me mueven en lo más hondo las montañas especialmente, y luego, como postre, los valles, los rios, los bosques...la naturaleza.
Cuatro días sin dormir...Es mucho.
Me aparece una reflexión muy conocida: Algunos duermen toda la vida y se mueren sin saber que ya estaban muertos con antelación...Vivir, dormir, morir, tal vez soñar...Soñar con poder vivir...
Nuria, en algún sitio leí de un pueblo en el que no hubo una sola baja en la guerra civil. Nadie mató a nadie. Nadie se vengó de nadie. Nadie delató a ningún vecino.
No importó que primero estuvieran bajo mando de la República y después bajo mando de los golpistas...Antes que nada eran vecinos. Nadie murió.
Los vecinos de izquierdas protegieron y defendieron a los vecinos de derechas y cuando cambió el curso de la guerra, los de derechas escondieron, alimentaron y protegieron a los de izquierdas, perseguidos por Franco...hasta bien cerca de la muerte del dictador...
¡Un abrazo muy fuerte!
Ananda
Ójala todos los pueblos del mundo fueran así...
ResponderEliminarOtro abrazo,
Nuria