Un río es un beso feliz como los finales de los cuentos hacia un mar que lo conoce y que aguarda con hambre de aposento. Es la calma en su rumor, es la música tranquila, la sed entre las manos, es el brazo del amor inquieto por su ensueño, el rasguño de la Tierra, el Dios de las semillas convirtiendo las certezas en guijarros ambulantes deshaciéndose en la orilla. ¿Quién sospecha de su rumbo? Dice adiós y ya no vuelve y es el mar el que decide el momento de mostrarnos que nada muere y todo vive dando vida a un nuevo río en una nube que lo envuelve.

Remanso seas o curso suave, catarata o remolino, te contemplo y a tu seno yo me entrego con el agua de los besos que respiro