jueves, 8 de enero de 2015

CERRADO POR RESPETO

¿Eres feliz?....Si eres feliz...¿por qué necesitas airearlo? ¿Sabías que en términos psicológicos, tener la necesidad de mostrar felicidad esconde un profundo estado de insatisfacción personal, un vacío enorme que solo consigue llenarse a base de apariencias?

Tres preguntas en una....hechas con cadencia de ráfaga de metralleta como la que suelen usar los buenos profesionales. Creo que , en ese momento, miré hacia los lados por si alguien me podía echar una mano, porque me quedé acojonado..., ni más ni menos que me estaba preguntando la razón esencial por la que nos gusta vivir o lamentamos malvivir. Y anticipándose a una vacilante respuesta afirmativa, ni más ni menos que también ponía en ridículo un sí que esconde un no si para ello tengo que apoyarme en redes sociales, equivalente a un aparente , engañoso e hipócrita estado de felicidad.

Tres preguntas que te encierran en un atolladero laberíntico sin poder eludir que te coga el minotauro respondas lo que respondas.

La respuesta no estaba en mí. Estaba en la calle, en las personas que cruzaban la carretera en ese momento, las que entraban en las tiendas, las que se paraban a saludar a sus conocidos, las que iban y venían de trabajar, las madres que acababan de recoger a sus hijos en el colegio, hasta del Peluso, mi amigo barrendero, que andaba por ahí cerca y con el que me faltó el canto de un duro para delegarle las respuestas, porque el Peluso es barrendero, padre de seis hijos, ganaba hace años 3000 euros al mes en la extinta General Motors Dhelpi y ahora es barrendero y silba mientras barre. Seguro que él sabe las respuestas.

Porque yo no, desde luego que no...Ya tengo cincuenta y cinco años, y con esta edad.., si estás muy contento de la vida es que eres tonto. Y si vives muy triste es que no has entendido nada de nada.

Cuestión de equilibrio, pues., como dice mi gran compi y amigo Jesús el marqués. Le llaman marqués por no sé por qué, creo que es una herencia paterna, pero yo le otorgo que ejerce y entiende la vida con un sentido aristocratizante, es decir, que se queda con todo lo que tiene la virtud de ser útil y elegante. Por eso tiene tanta clase, con su fase a lo Oscar Wilde ya superada: después de haber hecho en la vida lo que le ha dado la gana, las ganas le han ganado para la noble causa de amar a una familia unida, preciosa, triunfal, aristocrática en su forma y su fondo.

Veo a mi amigo Jesús o a mi amigo Jorge... y....no... , no soy feliz.

Y no, ...tampoco soy desgraciado.

Pero sí he aprendido algo, y muy bien además. Algo muy importante. He aprendido a identificar los motivos y los momentos que me permiten echar la red a ese volátil y escurridizo pececito llamado felicidad, al cual, con mucha frecuencia, le gusta nadar contracorriente como los salmones, y claro..., te tienes que mojar hasta el cuello si quieres atraparlos, corriendo el riesgo de que te arrastre la corriente. Y todo lo que discurre contracorriente corre el peligro de no entenderlo la gente y piensan que si apareces públicamente sonriente en una foto en compañía del MOTIVO que te regala un MOMENTO de felicidad, pues piensan una de dos..., o que estás en el fondo jodido o que quieres joder a los demás con una exhibición vanilocuente de falsa alegría.

No, hombre, no...Solo se trata de un motivo, de un momento , y mi felicidad momentánea es genuina y no desea herir a nadie ni desmerecer a nadie y tampoco necesito de los actos de exhibición que te facilitan las redes sociales. El facebook es como un vestido, hay días que te pones más guapo, otros te pones menos, y otras días simplemente te da por salir a tender desnudo..., pero, al simple acto de vestirse, es excesivo entenderlo como exhibición pura y dura. Nos gusta gustarnos y gustar. Como se gusta la madre que va a por su hija al cole y le coge amorosamente de la mano, como se gusta el que cruza la carretera sin sufrir percance alguno, como se gusta a quien le gusta su trabajo o se conforma con tenerlo, como se gusta el que entra en un comercio con la ilusión de las rebajas, como se gusta el Pelusa mientras recoge hojas secas sin dejar de silbar muy bien la canción de Cinema Paradiso..., esto es Cádiz, os lo recuerdo, y aquí los
barrenderos silban bandas sonoras.

¿Tengo que pedir perdón?

Solo a los que respeto y quise y siempre querré si se sienten ofendidos.

Perdón

A los demás, por favor...., vivid y dejadme en paz y no meter mierda en la cabeza de todas las personas dignas que han estado en mi vida y ahora no lo están, y a quienes sigo queriendo y respetando por encima de todas las cosas, con infamias, infundios y fantasmadas que lo único que logran es rebajar a quien las difunde . Lo que mejor retrata a todo el mundo no es lo que opinamos de los demás, sino cómo lo expresamos, porque señal de no tenernos mucho respeto a nosotros mismos es faltárselo a los demás y si algo he aprendido y más en estos últimos meses es que las mentiras siempre termian volviéndose en contra de quien las inventa. Prejuzgar es de cobardes. Pero, aprovechando un estado anímico de extrema sensibilidad, servirse de esas artimañanas para envenenar unas aguas ya de por sí revueltas con información falsa y a la ligera es de ser crueles.


Y dejad la pregunta de si eres o no feliz a los pasteles

Porque yo me conformo con olerlos.

El daño ya no lo hago yo. Lo pueden y lo están haciendo terceras personas con un falso sentido del aprecio, y como me importa más la tranquilidad de quien me tiene que importar en estos momentos que mi supuesto lucimiento personal, este blog cierra no por reformas, no por descanso de personal, no por falta de resonancia. Vuelvo a repetirlo, ...comentaristas...cada vez menos. Lectores se han multiplicado por cien, cada vez más, aunque a mí lo que me gustaba realmente eran los comentaristas más que lo que yo tuviera que escribir.

Este blog cierra porque no sé escribir sobre nada que no sienta, y si cada vez que se me transparente la calma o la alegría, un malnacido/a va a ir con el cuento de "mira qué desgraciado, mira cómo se ríe en tu cara, mira cómo te infravalora, mira qué feliz es sin importarle nada ni nadie, mira de lo que me he enterado..."...eso es daño, un daño que no puedo controlar y que puedo evitar únicamente cerrando el blog, pero no porque las malas lenguas hayan conseguido su propósito, cierra por RESPETO. Por respeto a quien se lo ha merecido muy dignamente y no se lo puedo negar.

A todos vosotros, qué deciros...Nada... , no necesito deciros nada. Solo dejadme daros un abrazo a la espera de poder hacerlo personalmente porque pocas cosas me van a gustar más en esta nueva vida que iros conociendo poquito a poco a todos y cada uno de los que me habéis acompañado tan gentilmente durante tanto tiempo y con tantas y tantas muestras de amistad verdadera.

lunes, 5 de enero de 2015

LA ISLA BONITA



Dice mi amigo Joffre que estas fiestas a él le producen una subida de azúcar con tanta acumulación de felices y almibarados deseos. Este clima general de optimismo por cojones debería ser analizado seriamente. Y trasciende a las campañas publicitarias, porque me acuerdo de que mis padres y mis abuelos no tenían un duro y se les veía felices durante estas fechas. O sea, que el apocalipsis consumista que se desata no lo explica todo.

Pero yo no voy a analizar seriamente nada, no lo voy a hacer porque el 2014 ha sido excesivamente serio para mí, tan serio que me he visto obligado a echar mano del salvavidas y gracias a ese reflejo de supervivencia he encontrado la Isla Bonita de la que hablaba Madonna en esa canción tan ...bonita (existen adjetivos insuperables que hacen inútil el diccionario de sinónimos, aunque el hombre descienda del simio, pero sobre todo del símil. Ya sabéis, del simio por parte de padre. Por parte de madre, de Adán y Eva)

Hasta aquí, hasta el umbral recién estrenado del 2015, que termina numerológicamente en la Niña Bonita, el 15, he llegado con la necesidad de creer que no todo ha sido naufragar por haber creído que amar era el verbo más bello, como canta el gran Silvio Rodríguez.

He empezado el año como los monjes Shaolín, caminando como si la ley de la gravedad fuera una opción y no una ley, aunque todavía estoy muy lejos de alcanzar la santidad..., porque , entre otros muchos defectos, sigo levantándome por las noches a mojar ensaimadas con leche..., pero ahora resulta que Paqui también es adicta a la luz de la nevera y aprovechamos esa afición noctámbula y esa lucecita tenue que desprende esa cornucopia electrodoméstica llamada frigorífico, para creernos que estamos en el plató de El Loco de la Colina, el Estudio Estadio, La Clave o los Desayunos de la Primera, ...porque tenemos unos debates interesantísimos entre ensaimada y ensaimada que lo mismo hablamos del tocino que de la velocidad...Por cierto, ...¿alguien puede explicarme qué relación guarda el tocino con la velocidad?..Porque mira que observo detenidamente una loncha de tocino y por mucho que observo sus movimientos, nada, ni Galileo es capaz de
demostrar que se mueve.

Lo que faltaba para renunciar definitivamente a la esperanza de superar mi vampírico ataque hipoglucémico era encontrarme con una mujer que se come mis ensaimadas y mis ruedas de chocolate a las cuatro de la mañana y, encima, me habla de paso de cómo van las obras en el Canal de Panamá, pero porque quiere distraerme con la charla y comerse otra.

A pesar de todo, y vacunado como estoy de la diabetes de estas fechas, mi intención es disfrutar día a día del 2015 todo lo que pueda, y si me apuráis, ni siquiera día a día sabiendo como sé a estas alturas que un día redondo ya de por sí es muy raro que se dé, sino minuto a minuto.

Quiero disfrutar hasta de mis tremendos defectos , los de fábrica y los asimilados, y ya que, en mi actual condición de náufrago, no puedo vencer al enfermizo defecto gastronómico de comer por la noche, al menos quiero disfrutar de los entretenidos debates a las cuatro de la mañana con una robaensaimadas que no sé cómo se las ha ingeniado, pero se ha convertido en mi ISLA BONITA sin la cual ya me habría ahogado. Y, además, tiene buenos cocos....., aunque ella lo niega. Buen tema de debate para el próximo asalto nocturno a la nevera, con final incierto...