martes, 29 de enero de 2013

CHICARRONES DEL NORTE ( y una mentira)

 
 
 
Chicarrones del norte, porque unos chicarrones del norte con nombres y caras y físicos del norte son los que han conseguido para España la increíble proeza de ganar un Mundial de Balonmano por...¡dieciséis goles de diferencia..! ¡ Lo nunca visto en una gran Final!
 
Altos, fornidos, imponentes,  viscerales en la celebración de sus goles..., al mismo tiempo poseedores de una elasticidad de culebras escurridizas, venenosas con cualquier hueco que vieran practicable para su mordedura goleadora, con cualquier robo de balón que les permitiera la cabalgada fulgurante y letal de walkirias barbudas con  la testosterona a tope.
 
No salía de mi asombro contemplando esa catarata imparable de acierto y buen juego, de convicción, de fuerza sobrehumana. Me impregné tanto del entusiasmo arrollador de esos jugadores , tan majestuoso como insólito, que me dejé invadir por recuerdos recónditos.
 
Recuerdos que se remontan a lo que fue mi catatónica vida antes del Amargo Despertar, porque antes de ponerme a trabajar en plan dickensiano en un horno, éste que está aquí jugaba al balonmano en el equipo del colegio. Fue solo un año, de los 13 a los 14 años, jugaba de extremo porque era un guijillas, un entecojugador que movía su esqueleto con algo de pellejo pegado en forma de carne. Mucho hueso y poca musculatura. La musculatura vendría después del AD sacando latas en el horno solo para dar color a la frase de que no hay mal que por bien no venga; pero dentro de un equipo de balonmano compuesto por compañeros más altos, más fuertes y más guapos que yo, era la sabandija del extremo que de vez en cuando sacaba el entrenador d. José el de Dibujo para dar descanso a los titulares. Más que un jugador más, era una especie de mascarilla de oxígeno.
 
Y ahora, la confesión. Creo que es la primera vez que lo hago. Se me había borrado de la memoria. Qué selectiva que es la jodía, cómo sabe quedarse con lo que le conviene.
 
La jugada que me convirtió en titular indiscutible durante el resto de temporada llegó a las seis o siete jornadas disputadas. Hasta entonces, apenas había jugado unos minutillos y, por supuesto, no había marcado ningún gol.
 
D. José sacó a Pachequito en funciones de bombona de oxígeno y Pachequito tuvo claro que tenía que hacer algo para reivindicarse y ese algo sería marcar un gol espectacular. Poco tiempo me daba, cinco o seis minutos y otra vez al banquillo. Tenía que aprovecharlos y estaba muy nervioso, todo lo nervioso que puede estar un chiquilikuatre de trece años para el que cualquier reto era como escalar el Everest por primera vez.
 
No me llegaba la pelota, nadie me la pasaba.., venga a meter goles todos menos el guijas, hasta que Cordo... ( sí, fue Cordo, ¡alabado sea el Señor!) - y creo que por equivocación- me pasó el balón. Cuando lo atrapé con garras y movimientos de oso panda no lo dudé: desde el extremo me lancé como un valiente contra el suelo con el brazo tensado y listo para el tiro; sabía que el testarazo iba a ser monumental y que lo más seguro es que no me volviera a levantar del suelo a no ser con la ayuda de un sistema de poleas o gracias a la palanca de Arquímedes., descuajaringado por todas las costuras óseas de un físico liviano, sin lastre ni almohadillas carnosas, pero el gol..., el gol lo iba a meter sí o sí. Sí o sí.
 
Pues no. Fue no y no.
 
Estaba tan nervioso que en pleno plan de vuelo, ya encarado en el aire contra la soledad del portero, al lanzar el balón se me escapó del agarrotado brazo y en vez de dirigirse contra la portería se fue el tío pelotudo al extremo opuesto, y como el portero todavía me estaba mirando a mí, la pelota la recogió mi compañero que solo tuvo que lanzarla, entrando mansamente al fondo de la red. ¡Gol..! ¡Golazo..! , gritaba d. José
 
Ganamos aquel partido y en los vestuarios todos me felicitaban por la jugada del partido. D. José no hacía más que dedicarme requiebros laudatorios..."¡qué pilllo, qué pícaro, cómo has engañado al portero, qué jugada, Pacheco...!". Digería esos elogios con cara de d. Tancredo, más callado que un putón verbenero, pero a ver cómo renunciaba a probar las mieles del halago confesando que fue chiripa, que mi intención era tirar a puerta, que el tiro fue una mierda, tanto que casi se sale por el lado contrario si no lo llega a aprovechar el otro compi que, casualmente, se encontraba allí justo. Pelín desviado el tiro....
 
El caso es que a nadie confesé la verdad. Y gracias a que no lo hice me gané el puesto de titular y a partir de ahí mi autoestima subió como la espuma. Ya metía goles y todo y además recreándome en el aire, tirándome a la piscina tras cada lanzamiento. Metía goles muy bonitos y con los talegazos que me pegaba contra el suelo con mi cuerpo de goma creo que varié la órbita terrestre.
 
Sé, desde entonces, que una mentira bien protegida puede dar paso a verdades maravillosas que te sacan del pozo hasta que llega la más valiosa de todas las verdades, aquélla que consigue que no te avergüences de tus mentiras.

8 comentarios:

  1. Años después leí la novela " El Rojo Emblema del Valor" de S. Crane. La historia de un soldado cobarde que, por puritito azar, se convierte en un héroe. Buen retrato del Pachequito jugador del equipo de Balonmano de su colegio.

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  2. Hay una película que se llama "Buscando a Eric" de Ken Loach. En ella aparece en un papel (el de él mismo), Eric Cantona, antiguo jugador de futbol con una trayectoria deportiva un tanto conflictiva...Pues bien, no quiero reventarle la peli al que no la haya visto, pero tiene un momento precioso, emocionante, de íntima confesión, que vale por toda la película... El post con el que nos regalas hoy me la ha traido a la memoria. Ahí lo dejo...

    ¡Un abrazo para todos!

    Ananda

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  3. Pues ya me la estoy bajando y vulnerando el derecho de propiedad y fastidiando a Ramoncín. ¡Gracias, Ananda!

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  4. ¡ ¡Madre del cueto! ¡Que pedazo de mentirijota que se marcó aquí el Iluisuco, por omisión! ¡Por Dios Por Dios!, jomío, jomío!!!!! ¡¡¡¡Qué me estás contando!!!!, asinqueeeeeee tenías la intención de meter ese gol (o como se llame en el balonmano del que desconozco tóoooo ), la cosa se torció, lo marcó otro y tú saliste beneficiaóooo poruqe se te supuse la "intelestualidad" del lanzamientooo y es cosilla secreta y que no los has contado, amigo Luis.... Uyyyy, que mal huele el asunto. Que nte has tenido retenido ese cacho secretujooooooo, uyyyyy, yo lo veo muuuu nchungguito, hermosote.

    Estoy de broma, por si alguien no lo ha enendido.

    Discupad si no tiene que ver con el post, pero es que hoy estoy que me salgo de mí. Que acabo de enterar en medios de comunicación que ahora a Cáritas y a la Cruz Roja se les va a exigir pagar a hacienda. De Cruz Roja no puedo dar datos, pero de Cáritas, por Dios, si los voluntarios ya no es que nunca hemos cobrado, es que metemos nuestro dinero y nuestros contactos para poder dar a todo el que acude a nosotros, a la sede lo que necesita, y de comerrrr, estamos haciendo verdaderas filigranas... yo ya no sé qué más exprimir, si ya me pateé y conseguí merca para ello. Por Dios, que no nos metan ahora un impusesto sobre lo que no tenemos. Cáritas y Cruz Roja son imprescindibles, de veras. No se pueden meter un impuesto
    Oye, que a mí el ramoncín ese me da lo mismo, jomío que le tengo entre la gente que vive del pelotazo o el momio
    Disculpad, pero es que la noticia esta me sacó de mis casillas y tu espacio LUIS es es es... el mejor del mundo, hermoso

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  5. you talkin´ to me?jueves, 31 enero, 2013

    Oye, extraordinaria la foto que corona tu post, Luis. Tiene algo, bastante, de Michelangelo Buonarroti. La naturaleza imita al Arte, está visto.
    Bueno, Luis, ¿y tú te creíste la mentira de don José el de Dibujo??
    .......................
    - Déjalo que se la crea, Talkin. A estas alturas no le amargues sus recuerdos de pubertad.
    - Ande, don José, cuéntenos la verdadera historia del gol aquel.
    - Hombre, Talkin, aquí...estamos en casa de Luis. Sería una descortesía ponerlo en evidencia. Vamos al blog de Cordo, y entre los dos trataremos de explicarte aquel fallo inexplicable de Pachequito.
    - Mi perrito Colgadas Supremas jugaba de pivote en el equipo de su camada y un día metió un golazo, pero se lo anularon porque dizque fue con una pata, no la mano, hablando con propiedad, y desde entonces arrastra esta depresión profunda y no me come nada, ni chuches ni queso, está hundido el pobre del can.
    - Pues traételo también al blog de Cordo. Soy muy bueno animando a gente (y a perritos) con baja autoestima. No hay como saber mentir con esta cara de don José el de Dibujo que Dios me ha dado.
    - Vale, don José el de Dibujo. Vamos allá. Despídase usted, que a mí me da la risa.

    - Luis, Pachequito, chicotet, que ha sido un placer pasar por tu blog después de tantos años.Y lo bien que has contado aquella inolvidable jugada. Recuerdos para ti de todos los del equipo y de aquella chavala, ya me entiendes. ((Veo que has pillado un montón de kilos desde entonces. Joder, cómo te cuidan!! Por si te consuela, el blog de Cordo es una puta mierda, no sabe usar bien los oximorones y pone videos de porno blando y fotos en sepia de su suegra preparando paellas pal Libro de los Records de Guinness.. En fin, ya sabes como era el Cordo; no ha cambiado nada, el cabrón. Pero eso sí, es incapaz de contar una mentira. Las cuenta a millares. Jaja, como tú)).

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  6. jajajaja...., como yo. Bien dicho, Talkin, porque es la puta verdad. ¿pero sabes lo que es una verdad? Una verdad es algo que se convierte en mentira con el tiempo y la memoria selectiva. Así que cada vez que queramos estrujar el pasado con la memoria, ¡boommmmm....! ¡Avalancha de mentiras, mentirijillas y medias verdades , ésas que dicen que son las peores! Eso lo sabe cualquier historiador, jajaja...¡Guáu..., d. José el de Dibujo! Ahí sí que te equivocas. Como entrenador era una especie de Sargento de Hierro y era de esos adiestradores que te humillan si acaso la cagas con lo que sea. Es su forma de fabricar hombres. No, ni mucho menos le atribuyamos perspicacia psicológica con los mequetrefes, capacidad de disculpar fallos garrafales con mentiras piadosas. Tu comentario, como siempre, genial , hilarante. Gracias por hacerme reír.

    Marisa, mal día. Mal día para hablar de Hacienda y de las barrabasadas de los Barrabás que tenemos en política. Mal día. Muy mal día, porque después de saber que también Rajoy y Cospedal y Arenas y Rato y Cascos y su puta madre también han puesto el cazo....¡asco! Siguiente estación: negarlo todo. Y espérate, que los señores de la digna oposición están igual o peor.

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  7. Marisa, cuando no hay ética, no la hay para nada... Robin Hood robaba a los ricos para dárselo a los pobres, y éstos, evidentemente, funcionan al revés.
    Ir a por Cáritas o Cruz Roja ya es el colmo...

    Los pobres a pagar el 30% y los ricos a gozar, gracias a sus Sicav, pagando el 1%...
    Bueno...pues...ahora que lo piendso...siempre podremos "reconvertirlas" en una SICAV ¿o no?

    (Y luego decía Rajoy, muy indignado, que los socialistas querían subir el IVA de las chuches...)

    No te disgustes, lo esperpéntico se está convirtiendo en la norma en España, y cuando pasa eso, sólo nos queda esperar a ver qué es lo siguiente... (Si nos lo llegan a contar hace unos años...La realidad siempre termina por superar a la ficción ¿verdad?)

    ¡Un abrazo y mucho ánimo!
    (¡Un beso y mucho ánimo para tí también Xulita! )

    Ananda

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  8. Jajajaja, el balonmano del colegio y su capacidad evocadora. Años después yo seguí tu estela en el extremo izquierdo del equipo de balonmano del colegio, creo que con más éxito que tú. Fuimos campeones de Valencia un par de años. Pero sí, yo también guardo un secreto (cuántos secretos esconde el área del campo de cemento del patio del cole).Era un partido decisivo, nada menos que con la bestia negra del colegio, el Calasanz ( todavía tiemblas cuando oyes ese nombre, Luis?). Debíamos ganar si queríamos conservar la primera plaza y mis goles, al estilo de Dusevaiev( lanzamiento en suspensión con rectificado en el momento de la caída...)eran necesarios. Yo no quería defraudar a nadie, como siempre ,pero me faltó confianza en mis propias posibilidades, como siempre, así que acudí al fetichismo. Para ese partido me pondría las zapatillas de mi hermano Luis. Ellas me darían la fuerza extra que me acompañaría en los contraataques. La única putada: eran dos números mayor que las mías, razón por la que cada vez que me acercaba al área contraria se me penalizaba con la más humillante de las faltas del balonmano: pisar la raya de los seis metros.
    ¿Pacheco, coño, qué te pasa hoy?¡ mecagoentó!, gritaba Enrique, el entrenador con una furia desorbitada. -¡Son las zapatillas, me están grandes!intentaba justificarme.
    No sé si ganamos o perdimos, no lo recuerdo ya, pero lo que sí me quedó claro es que lo que mi hermano me podía legar para asegurar mi éxito en la vida no era necesariamente unas zapatillas. Mejor echarle, como hice, una ojeada a su biblioteca y encontrarme a tipos como Zweig, a los que no entendía, pero que causaban en mí una extraña fascinación. Y por ahí empezó a entrarme el gusanillo de leer a tipos que no entendía, por puro esnobismo adolescente primero ( se liga un huevo citando a Hesse o a Kafka), por higiene intelectual después.
    Un saludo hermano. Otro día te confesaré lo orgulloso que me sentí cuando ganaste en la prueba de velocidad al más popular del cole, al galáctico Ferrer ( te acuerdas?). ¿Adivinas qué zapatillas llevabas?

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