LA VIDA LO CURA TODO

.- "No me gustan frases del tipo -el tiempo lo cura todo- No. El tiempo no cura nada. El tiempo es vida. La vida lo cura todo. El tiempo embalsama, anestesia, pero no puede con la vida ni con los recuerdos. Lo demás, son frases hechas"

Después de leer estas declaraciones de María Belón, me tomo mi tiempo para observar bien su cara. Es hermosa, pero hay algo en su mirada...Es una mirada limpia que no disimula que no entiende de datos, ni de coordenadas, ni de grados en la escala Richter. En esa mirada se ha quedado a vivir y a revivir para siempre el ruido brutal, ensordecedor, de una ola de más de ocho metros que se llevó por delante lo que más quería sin pararse a pensar que lo mismo iba a hacer con ella.

Habla de su experiencia con el lenguaje de los que vuelven de la muerte ( recordad: doscientos veinte mil muertos y ella y su familia  se encontraban en primera línea de playa)

Ni un asomo de " qué importante soy que yo estuve allí y vivo para contarlo". La operaron dieciocho veces y es un milagro que no haya perdido la pierna. Hasta ser rescatada por un indígena civilizado por su amor al prójimo, María cuidó de su hijo Lucas y de otro niño más pequeño que no era suyo.

¿Qué diantres puedo añadir yo a lo vivido por esta familia? Cuéntanoslo tú, María, con tu lenguaje vacunado contra la mentira, con tus palabras inmunes a la frivolidad y la exageración.

.- " Después de haber estado bajo la ola cientos de metros, la vida ya no es como antes. Te cuesta cerrar los ojos, apagar la luz. Es una parálisis y necesitas paciencia y amor por las cosas, volver a la playa porque el mar es maravilloso...Lo necesitas. Mi alergia por los psicólogos se multiplicó por dos tras el shock traumático. No me sirvieron sus terapias de nada. Antes trabajaba en el mundo del Coaching, tan de moda, técnicas y herramientas para el crecimiento personal. Lo dejé todo. Son todo mentiras. No somos nada, no somos nadie, ..sólo el calor, el calor de los tuyos, te hace recuperar el equilibrio. Sin ese calor, la ola te traga"

Cuando acabo de leer su entrevista me quedo mirando a mi mujer, a mi Marga, profundamente dormida porque además lo está pasando fatal con un catarrazo . Por las cosas que hemos vivido y compartido juntos, sé que ella también es consciente de la fragilidad de la vida. No somos nada, no somos nadie.

Su sueño es plácido. Esa tos perruna que la sacude como un terremoto le concede la mínima tregua del descanso que da el agotamiento.

¿A cuántos tsunamis ha sobrevivido ya mi pareja? ¿Cuántas veces nos hemos rescatado? No llevo la cuenta.

Con cuidado de no despertarla beso su cara, siente el besito aún dormida y me pone morritos en demanda inconsciente del beso al que está acostumbrada. Los labios son besados y beso también la de veces que me ha demostrado que sabe luchar y sobreponerse.

No somos nada. No somos nadie. Pero lo tengo todo

Como lo tenía María esa mañana del 26 de diciembre del año 2004: el calor de los suyos que hizo posible sobrevivir a lo imposible