lunes, 2 de abril de 2012

DAMA DEL AMANECER

Mi hermano Juanky me la ha jugado sin querer. No era su intención, claro que no.  Pero al proporcionarme el enlace para poder ver fotos de antiguos alumnos de Marni...., no ,no he tenido la suerte de verme aparecer con trece y catorce años, los dos años que estuve en ese centro de estudios del barrio de Barona de Valencia. Estaría malo, o cuidando de algún hermano pequeño, o véte tú a saber.Pero casi me da algo al verla, al verla de nuevo, como si el tiempo no hubiera transcurrido.


Al menos ya tengo una foto suya, tan seria, tan niña-mujer, con su típico pelo recogido en una coleta, la hija de la limpiadora del colegio, nadie le hacía caso, nadie menos yo.....Tan seria siempre y siempre tan dispuesta a reírse conmigo. Por eso me gustaba tantísimo, porque se transformaba cada vez que se dejaba dibujar una sonrisa.


No me busquéis, porque no sé por qué coño no estoy entre Furió, Teresa Navarro, Lucía, Santana, Andrés Castillo, Emilia, Pilar, Calatayud, Bermejo, Arnau.., no sé por qué no estoy a su lado.  Tan seria...., tan adorable..., tan inolvidable.... Tercera fila a la derecha, la que tiene sus manos en los hombros de Emilia que lleva gafitas. ¿Las había más guapas? Sí, pero para mí, no.


Se lo escribí hace más de tres años, pero no puedo por menos que volver a subir ese post que escribí con el corazón encogido. Perdonar su extensión, porque es más largo que un día sin pan, pero aún me parece corto porque son muchas más cosas las que me hubiera gustado sacar de la cárcel de los recuerdos.


para tí, María José García López, "la hija de la limpiadora", mi amor primero, estés donde estés.....


"Soy un privilegiado porque sin necesidad de adoctrinamientos creo en la Eternidad. Ni siquiera me es necesario contemplar la Capilla Sixtina para creer en ella.

Un libro abrió la tapa de tu recuerdo y pronunció tu nombre, María José. Y, desde entonces, pillina, no haces más que visitarme en sueños. Y como soñar para alguien tan empedernidamente soñador como yo es más habitual que el afeitado de la mañana, fichar en el trabajo e ir al supermercado..., aquí me tienes disfrutando de tus nocturnas y fabulosas visitas.

¿Nos hicimos alguna vez una foto juntos? ¿ Ni siquiera en grupo con el resto de los compañeros de clase? No lo recuerdo. Pero es un hecho que carezco de una foto tuya tanto como que tu recuerdo no se deja sobornar por las brumas que levanta el tiempo confuso.

Nos conocimos en el Colegio Marni del barrio valenciano de Barona. En esa frontera difusa entre niñez y adolescencia. Luego te haces mayor y comprendes que eso de la frontera difusa no existe. Existe el desplazamiento de tiempo cuando te empiezan a salir pelitos genitales, en los sobaquillos y una colonia de hormigas quiere pasearse por tu cara. De los doce a los catorce años estuvimos juntitos en la misma clase.

Me gustastes desde el principio. Para un Luisito atolondrado era imposible sustraerse a los destellos de tu cara de porcelana, a tu risa cantarina y a esas piernas que adoraría toda la vida si de pronto se convirtieran en Budas acostados. La hora de la gimnasia era mi favorita porque me solazaba sin fin contemplando esas piernas con poderes hipnóticos.

En aquella época estaba muy enfermo, pero como mi enfermedad no estaba incluida en la lista de patologías clínicas, mamá nunca me llevó al médico de cabecera. Padecía una enfermedad mortal llamada "timidez enfermiza". Cuando quería dirigirte la palabra, la palabra subía por mi estómago hacia las cuerdas vocales como un alpinista que estrena una piola que no sabe manejar, resbalándose a cada rato, y cuando llegaba a la boca la palabra que quería decirte se inflaba como el arroz durante una indigestión, y como una bala de cañón sin polvora ahí se quedaba, sin fuerza para salir. Tú siempre me decías " ¿Qué..? ¡Dispara ya!"... y no sé qué cara debía poner yo, pero te retorcías de la risa .

Estaba tan enfermo que no andaba. Corría. Corría todo el rato. Si en vez de andar corría, la gente tenía menos tiempo para fijarse en mí. Así que desde casa al cole y del cole a casa siempre corría. Y saltaba sobre los cubos de goma de la basura. El salto más atlético y con ínfulas de querer batir algún récord olímpico lo reservaba para el grupo de cubos que había enfrente de la ventana de María José. Ella siempre esperaba asomada a que pasara yo y verme saltar. Y yo quería que sólamente ella supiera de mi existencia. Así que todos los días saltaba frente a su ventana y todos los días recibía mi ración de aplausos suyos que me sabían a gloria y la confirmación de que no quería hacer otra cosa en la vida sino saltar y que María José me aplaudiera hasta el fin de mis días.

Ocurrió un imprevisto que puso fin a mis saltos de rana urbana. En medio del impulso saltarín, un ogro disfrazado de gato salió de forma inopinada dando un brinco del interior del cubo de basura. Y digo de forma inopinada porque ya se sabe que una de las características de los gatos es que nunca tienen opinión. El caso es que me llevé un buen susto, perdí la coordinación psicomotriz, me tropecé con la tapa..... y caí de morros contra el suelo en compañía de dos cubos de basura más a tope de residuos. Antes de comprobar si me había roto un hueso o si del fondo de algún cubo había un cadáver, mi prioridad era tranquilizar a María José, quien seguramente estaría horrorizada por el estrépito de mi caída, temerosa de mi integridad física y al borde de la angustia vital por si ya no podíamos tener hijos.

Estaba en su ventana. Eso sí. Puntual como siempre. Pero no estaba horrorizándose. Se estaba descojonando como pocas veces he visto hacer en mi vida.

En un principio, quise salvaguardar mi dignidad levantádome como Tarzán después de vencer al cocodrilo. Pero no sé si fue el eco de las maravillosas carcajadas de María José o que justamente en ese instante descubrí el saludable efecto cómico de las situaciones ridículas.., que también empecé a reírme sin poder parar mientras me sacudía las peladillas de patatas y demás restos de potingues.

Bajó, me ayudó a limpiarme con una toalla que se trajo, me regañó un poco y me dio un beso.

Cuando alguien de la clase propuso durante un recreo invernal que jugáramos a elegir ser un animal, María José contestó que ella se pedía ser un delfín. Me impresionó. Un delfín…..Las elecciones que le precedieron se inclinaban por felinos espectaculares ( leones, tigres, panteras, leopardos, linces…) ; ella rompió la tendencia eligiendo un animal elegante y simpático. Pero había un problema y apenas tiempo para solucionarlo, porque en el corro me tocaba contestar a mí dos turnos después. Ella había elegido un delfín, y en mi concepto demasiado riguroso de la realidad, un delfín era un animal masculino, porque si no se hubiera pedido ser delfina. Me imaginé por un momento nadar junto a ella toda la vida, jugueteando y brincando sobre el mar con cabriolas cirquenses que la hicieran continuamente reír. Pero.., mecachis, se había pedido delfín masculino…, piensa, piensa Luis…., si quieres nadar junto a ella y quieres ser su pareja…., no tendría más remedio que escoger un animal marino femenino.
- Lluiso, tu turno
………………
………………
-¡Venga..! Dí alguno
- ..na .s…on…a
-¿Qué has dicho? Habla más alto
- ¡Una esponja !
- Una esponja no es un animal (risas)
- Sí lo es, que lo he visto en la tele
- Una esponja de baño te pides?
- No. Una esponja salvaje de mar
( la expresión “ esponja salvaje” consiguió detener las risas. Un adjetivo bien elegido a tiempo puede evitar cualquier catástrofe o cualquier ridículo. ¡Claro, yo todavía no lo sabía!)

Sonó la sirena y de vuelta a clase, María José me preguntó con su sonrisita adorable de siempre que por qué me había pedido ser esponja salvaje. Le contesté que las esponjas salvajes no son salvajes si alguien les gusta, y que como ella era delfín pues quería ser su esponja para frotar su cuerpo siempre y que fuera el delfín más brillante del mar.

A María José le duró tanto la risa que d. Andrés, el profesor de Ciencias Naturales, la expulsó de clase. Luego a la salida me echó la culpa a mí, pero me dio un beso. Y un disconforme y desconfiado compañero preguntó a ese profesor si era verdad que las esponjas podían ser animales. "Sí, las esponjas son animales" . Me miraron con asombro. Cómo saboreé aquello.

Y en Semana Santa nos íbamos a La Eliana a comernos la mona de Pascua y a jugar a la botella. La botella, un juego que hoy me parece supercasto, y que consistía en elegir ( qué dura etapa aquella: todo consistía en elegir) a quien querías besar si el cuello de la botella al girar se detenía en ti. Pero en aquella época jugar al clandestino y pecaminoso juego de la botella era como participar en una orgía romana.

Nunca tuve la suerte de que me tocara el puto cuello de botella, porque besar sólo besábamos los chicos. Las chicas eran las besadas. Sin embargo, eras tú, María José, de las más elegidas por todos los demás afortunados. Creo que, en ese justo momento, me vacuné contra los celos para toda la vida. Sufrí tanto que me inmunicé para siempre.

¿Qué haces? Me preguntan ahora mis compañeros de trabajo cuando me ven absorto en la manipulación de cualquier botella vacía a la que doy vueltas y más vueltas.
- Entrenarme

- ¿ Y qué clase de entrenamiento es ese? ¿ Para qué coño te sirve?

¿Cómo explico a un compañero de trabajo que creo en la Eternidad y que volveré a jugar a la botella con María José, y esta vez nadie se me adelantará ni me arrebatará la gloria?

Estoy seguro de que después de escribir este post, no volverás a visitarme hasta yo qué sé….Oigo tu risa y ya te han vuelto a expulsar por romper el silencio celeste.

Ház lo mismo. Espérame a la salida para regañarme y darme un beso.

Te mando tu canción favorita. A todas les gustaba más Camilo Sesto, pero tú te inclinabas por el autor de tu canción favorita, aunque "tuviera cara de pena", que te decían las demás.

En el amanecer de todo lo que he llegado a sentir por las mujeres que he amado, tú fuiste la primera, la Dama de mi Amanecer."


9 comentarios:

  1. ayyyyyssssssss Luisín, qué belleza de historia¡¡¡ Me fascinan los cuentos.....desde que tengo memoria. Pero cuando se sabe que fueron reales, como que me apetecen aún mas. Sencillamente delicioso.
    Un besazo, hermosote¡¡¡

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  2. Luis...me has hundido el día amigo.

    Si ahora tuviera que decir algo se me atascarían las palabras en la garganta como a tí cuando eras pequeño.
    A veces uno lee cosas, y en cierto modo "conecta", se identifica con el que las ha escrito... Lo he leido y ha sido un mazazo de lleno. Tal vez por tí...tal vez por mí...tal vez por recuerdos o nostalgias comunes...
    No voy a decir nada, porque no estoy en esa energía. Me apetecería ponerme a meditar ahora mismo, a ver de dónde ha salido este p*to llanto incontenible que ahora me hace ver la pantalla del ordenador como si fuera un cartel de Broodway lleno de luz distorsionada en estrellas, una por cada lágrima que peregrina mejillas abajo y que me recuerda al niño que, inevitablemente, sigo siendo.

    Sólo una reflexión, he llegado muy tarde a este blog...¡Cuantas cosas, como ésta que hoy has recuperado para nosotros, me habré perdido!

    En cualquier caso muchas gracias, de verdad, ¡gracias!

    Zully, me alegra "verte"...

    ¡Un abrazo muy fuerte!

    Ananda

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  3. Venga,Ananda...no te pongas ñoño!!! :(

    Te voy a contar una anécdota, de la misma época que la de Luis,que te va a hacer gracia.
    Yo al salir de la escuela también corría siempre,simplemente por tener unos minutos más de juego antes de llegar a casa.
    Solíamos ir a jugar a una cera muy ancha y aquel día yo iba la primera, corriendo mis amigas detrás.Al doblar la esquina giré la cabeza para ver si me alcanzaban y al volver a mirar delante choque de frente, o sea de FRENTE, con el poste de una señal de prohibido el paso.Me salió al instante un "chichonazo" del tamaño de un huevo de avestruz.
    Mi amiga Petri me llevó a su casa, que era la más cercana, a ponerme algo.Su pobre madre me puso manteca!¿?!!( extraño, pero cierto)y con toda la frente llena de pringacha,hinchada y colorada y con el flequillo recogido con unas pinzas, me fui a casa.Corriendo.
    Cuando mi madre abrió la puerta y me vio de esa guisa, recuerdo que me dijo muy asustada: Hija,hija se te está saliendo el cerebroooo!!!!!Pobre mujer que susto se llevó.jijijiji.
    Yo también jugaba a la botella y a prendas.Y a apagar la luz con los discos lentos 0_=
    Qué recuerdos,Luis!!!

    Holaaaaaaaa, Zully!!

    Besitos a tod@s.

    xulita

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  4. ¡No te preocupes Xulita, muchas gracias por tus ánimos!

    Se me ha pasado ya...a base de ponerme una sesión continua de bachatas.

    http://www.youtube.com/watch?v=pDdPFzlw7_w&feature=related
    http://www.youtube.com/watch?v=hoQiWyVfv1Y&feature=related

    Muy graciosa la anécdota...pero no me sorprende ¡ja,ja,ja! A mí me pasó eso mismo dos veces con el mismo árbol en el patio del colegio. Corría muy rápido, mas que los demás pese a tener las piernas mas cortas y no ser muy alto, y me daba el lujo y la chulería de correr y a la vez mirar hacia atrás riéndome de que no me podían pillar... Me desvié el tabique nasal, y el último impacto, fué de tal calibre que el derrame del bollo espectacular de la frente (aquello parecía un fenómeno paranormal)...se me bajó alrededor de los ojos, en forma de dos manchas oscuras...y durante una temporada me estuvieron apodando "el mapache"

    La cosa es que...no he aprendido, lo sigo haciendo a veces ¡cuando voy en moto...y de repente veo a mi amor! (Y a la pobre, al verme así, se le ponen los pelos de punta) ¡Claro!, si la palmas...entonces si que es un amor definitivamente imposible ¡ja,ja,ja!

    Luis, lo siento, el anuncio ese que os comenté, el de Cartier, sale cuando le da la gana...Se ve que "la clase" es cara y se da a valer...hasta en los anuncios.
    Lo he encontrado en Youtube gracias a San Google

    Os lo dejo, ahora si.
    http://www.youtube.com/user/Cartier?v=yaBNjTtCxd4

    ¡Un abrazo muy fuerte!

    Ananda

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  5. Muy conmovedora tu historia, Luis. Es normal que nos sintamos afectados por los detalles, a mí también me ha pasado. Leía con interés cómo fue ese "amor" vuestro tan temprano y desde la sexta línea del post, ya sabía que Maria José se había ido a esa Eternidad en la que yo también creo. Entrénate a fondo Esponja Salvaje, la recompensa es un beso con sabor a gloria ;)

    Tengo también una anécdota de hace unos años, de un porrazo tremendo y os la voy a contar que me he reído mucho con xulita y Ananda. Ya tenía 21 años, pero "tonterías" por amor, las hacemos a cualquier edad. Entré en una cafetería con mis amigas y estaba allí el chico que me gustaba con locura...el que hoy es mi marido. No coincidíamos mucho a pesar que nos conocíamos de toda la vida. En Santander, nos conocemos casi todos, pero él al llevarme unos añitos, pues se movía por diferentes sitios.
    A la hora de salir de la cafetería quería que me viera bien, las chicas seguro que me entienden y me puse en plan pavita: meto tripa, saco tetas, melenazo a un lado a otro, gafas de sol para no perderme la jugada y asegurarme que me está mirando y tira para adelante Mariola, que el rubiales hoy se quede boquiabierto. Y se quedó.... Salía tan concentrada en llevarlo todo perfecto, que no le di tiempo a la puerta de cristal a abrirse a mi paso y...¡me la comí! Caí al suelo con las gafas colgándome de una oreja, totalmente k.o. y con el consiguiente descojono general ja,jaja!
    Me ayudó a levantarme y se preocupó mucho por mi estado pero...yo sólo quería que la puerta de cristal se cerrase a mi espalda y perderme por el Arrabal para sieeeeempre. Todavía me acuerdo y me muero de corte. Él todavía se ríe...

    Un besazo para todos. Luis ¡anímate! y tú Ananda. Me encantó el anuncio de Cartier.

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  6. Bueno, Luis...he leído tu texto con avidez; también a mí me has traído recuerdos: la timidez, la botellita...esa fascinación apasionada.

    Besos, Luis; lamento de verdad que la vida de tantas vueltas - a veces para mal - y que esa niña ya no esté.

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  7. Hola, me puedes pasar el enlace para ver las fotos de los antiguos alumnos del marni, he leido tu blog y me ha gustado mucho y me ha traido algunos recuerdos. Gracias

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  8. Hola Luis, no sé si de vez en cuando miras tu blog, espero que sí.
    Me encanta lo que has escrito y he de decirte que Mª José no está muerta, es más es mi madre.
    Ella ha leído lo que has escrito y quiere ponerse en contacto contigo, tiene Facebook puedes encontrarla con su nombre.
    Si no la encuentras mándame un correo y te daré mi teléfono y hablamos.
    Estoy deseando conocer a la persona que habla así de mi madre

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  9. Estudie en marni en la misma fecha con Arnau, Bermejo, Furio, Emilia y demas compañeros
    No estoy em a foto ¿ de que año es o de que curso?
    Soy Usero

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