lunes, 28 de noviembre de 2011

UN BESO REDONDO Y GRANDE



Surgió de la blancura
Un rostro tan hermoso…
Tan hermoso…
Una cara que llevaba
Ángeles esculpidos
Ángulos como toboganes
Por donde la mirada
Deslizaba su admiración
Como si las pupilas
Fueran niños
En ella clavé mis ojos
y un beso sin pincel,
rimas ni colores,
escapó de mis labios
Como de un establo
Un salvaje corcel
No se enteró nadie
Nadie se enteró
Del temblor de un beso
Redondo y grande
Estaba solo
Me mordí los labios
Y me bebí su sangre

viernes, 25 de noviembre de 2011

AQUEL AMOR QUE SOÑÉ ( y que nunca conseguí)

Después de cinco años en una institución masculina escolar estudiando FP, amasando un romanticismo totalmente anacrónico ya por esas fechas por culpa de Galdós y Hesse, recalé al fin en un instituto mixto donde al fin poner en práctica mi refinada facilidad para enamorarme a primera vista de la primera compañera que me recordase a Marianela, Fortunata, Jacinta o Gertrudis.

Antes había sucumbido al tímido enamoramiento adolescente hacia una compañera de trabajo, pero supongo que los horarios dispares y el hecho de verme trabajar en pantalón corto con flecos escoceses no contribuía mucho al atrezzo indispensable para el desarrollo de una buena historia de amor.

Con el tiempo, este amor adolescente se convirtió en lo que es hoy día: un vínculo de amistad y complicidad indestructible, aderezado por el condimento de un pasado común en una fase de la vida que te convierte en lo que vas a ser para el resto de ella.

.- Qué valientes fuimos, Luis
.- Qué valientes, ya lo creo, Conchi

...huerfanitos trabajando para sus respectivas familias numerosas, fuimos con catorce años los últimos vestigios de la literatura dickensiana.

Tras nueve años hombro con hombro sudando la gota gorda en ese horno industrial e infernal donde, sin embargo, fui tan feliz, la vida comenzó a hacer de las suyas y separó nuestros destinos como el que corta una sandía por la mitad.

A otro nivel, en el escolar, y atolondrado perdido como estaba, quise probar la clase de amor que había descubierto en las grandes novelas que por entonces empezaba a devorar con hambre sentimental atrasada. Y cómo no, caí redondo al primer día de clase en el instituto mixto debido a un problema congénito al parecer incurable: el amor a primera vista me convierte en una de sus víctimas predilectas. Tengo cincuenta y dos años y todavía voy por la vida con tal carga de estupidez colgando de mis alforjas sentimentales que el platonismo amoroso hace conmigo pim-pam-pum-fuego cada vez que quiere. Menos mal que mi pareja hala de la cuerda y no deja que el hombre-globo se pierda entre nubes

¡La de amores platónicos que han convertido mis sueños en una deliciosa y penosa cárcel! Y lo mucho que me ha costado con alguno de ellos zafarme de su obsesión. Pero, al final, puede más mi rebeldía a dejarme dominar por ningún vicio, por niguna obsesión, por ningún espejismo y por ahí me libro de acabar convertido en una piltrafilla humana.

¿Cómo no iba a fijarme en su reluciente cabellera rubia, en sus ojos grises, en sus formas tan volubles, en su sonrisa radiante y en esos labios de caramelito? Lo de los labios en las mujeres me lo tengo que hacer mirar por un médico. Era de una esbeltez deslumbrante. Se llamaba Marina y cometí el error de mirarle a los ojos, cayendo fulminado al instante.

Por si fuera poco, al término de una clase, va y se le ocurre la temeridad de alimentar mi ego de machito vanidoso...."oye, que me ha gustado mucho tu redacción" . Ya no me acuerdo de qué iba la redacción, psshh, alguna redacción sobre cualquier cosa en la que lo único que había que demostrar era que sabías juntar tres frases, porque por entonces de lo único que entendía era de hacer ensaimadas y panquemados.

¡La jodimos! Me pasé las semanas siguientes aturdido por su cercanía en clase, afiebrado, ardiendo cada vez que me miraba con ráfagas arrebatadoras. Comencé a desarrollar el arte de imaginar las cosas, sorprendido por ese virtuosismo infuso que me había regalado la madre naturaleza y que domino hasta el punto de que soy capaz de programar mis sueños nocturnos. Si no queréis creerme, no lo hagáis, pero os digo que esta facultad la domino como Pavarotti dominaba un aria, y también os digo que , sin llegar a ser una maldición, tampoco es un dulce, porque por mucho que duerma y sueñe el reloj no entiende de otras vidas, otros mundos, y su cabrona alarma no perdona.

Me tenía loco esta niña. Al cole me llevaba la pasta y el cepillo de dientes por lo que pudiera pasar. Todo el día masticando pippermint. Así pasaron varias semanas más hasta que en un recreo Marina se me acercó y sin anestesia me dijo que quería que acudiera por la tarde a tal hora a un sitio concreto del polígino industrial de Alboraya

¡Así que iba a ser en un desierto polígono industrial donde íbamos a probar por fin las mieles del amor apasionado, donde se estrenarían nuestras impacientes y atrevidas caricias, donde estremeceríamos nuestros cuerpos hasta destilar elixir de dioses! ..Me admiré de la capacidad logística de Marina. Sin duda, era el sito más discreto y apropiado: un picadero en toda regla.

Conmovido hasta los huesos y devorado por la impaciencia transcurrieron las siguientes horas hasta el encuentro. Estaba como derribado por un sentimiento cortante e indómito como una espada que me llenaba de sangre caliente la boca, sepultado bajo toneladas de amor idealizado. Mi destino era Marina y estaba trazado desde nuestro nacimiento.

Cuando acudí más que puntual a la cita ya ella me estaba esperando. Un río de lava ardiente me recorrió por dentro, me flaquearon los huesos y el reflejo de su cabellera me quemaba los ojos: estaba definitivamente preparado para sumergirme en la perdición de lo inevitable, en lo que los siglos llevaban preparando desde el origen de los tiempos.

Me cogió de la manó.., me condujo hasta una pequeña puerta lateral de la gran nave industrial, me hizo pasar dentro y..........................................................................., sentados en círculo se hallaban unas veinte personas de todas las edades que hicieron coincidir sus miradas sobre mi persona al entrar

.- Este es mi compañero Luis Fernández del que ya os he hablado, el que trabaja por las noches.."

Acto seguido, me ofrecieron una silla y me invitaron a formar parte del círculo.

Las siguientes dos horas me las tiré cantando "Señor, me has mirado a los ojos..." y " Hoshanna, gloria al Señor" y otras salmodias parecidas, entre miradas iluminadas, sonrisas beatíficas y tocando las palmas como Peret de vez en cuando.

¡Luis Fernández quería morirse, qué desastre!..¡La madre que parió a Marina!

Creo que repudio todas las religiones desde entonces. Essaldir nos comentaba que, ante las experiencias terribles, tenemos que esforzarnos en encontrar sentidos prácticos o, al menos, espirituales.

Por mi parte bien que lo hice, porque descubrí que los amores platónicos son todos una putada, y aunque de vez en cuando sigan asaltando mi imaginación calenturienta, no pierdo de vista que son, ante todo, una broma de mal gusto, una p-u-t-a-d-a. Mi tiré el resto del curso evitando a Marina y después de esa experiencia mariana estuve mucho tiempo sin mirarme al espejo y creo que, tanto tiempo después, aún se  nota la cara de pendejo y de imbécil que se le ha quedado a Luis Fernández de forma indeleble desde esa tarde de mayo de 1978 en el polígono industrial de Alboraya, el pueblo de la horchata valenciana.

¡Y tanto que se me quedó la sangre de horchata coagulada y la chufa chafá!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

LOS DIENTES DEL ARREPENTIMIENTO




Charles McVay se suicidó veintitrés años después.

Mochsitura Hashimoto, después de enteresarse bien de lo sucedido, vivió recluido en un monasterio sintoísta hasta su muerte.

El arrepentimiento es un sentimiento que corroe el alma tan ácidamente, con tal voracidad acusadora, que liquida una capa tras otra de pretextos o justificaciones hasta dejar los doloridos nervios de la autoestima en constante fricción con los dientes de una sierra. Es el dolor de tímpano del alma. Un incesante y corrosivo goteo que surge de un recuerdo tan inolvidable como verdugo y despiadado.

Pero hasta el arrepentimiento, que parece ser la última e inviolable forma que le queda a la vida para impartir justicia, hasta con el arrepentimiento la vida puede ser tremendamente injusta.

Esta es una historia tremenda sobre la que me cuesta mucho escribir, pero quiero hacerlo ya de una vez porque se ha apoderado tantas veces de mis peores sueños que quiero probar si escribiendo sobre ese suceso consigo exorcizar mis demonios. Una historia real en la que no alcanzo  a imaginar el sufrimiento que devoró a estos dos hombres como un tiburón desgarra carne.

Imaginaros una hora flotando en el agua. Una hora. ¿Ya? Bien.

Ahora imaginaros que no estáis sólos flotando en el agua tras un naufragio provocado por un torpedo enemigo. Que estáis en compañía de mil cien compañeros más, compañeros unidos por el sentimiento de hermandad que sólo sabe despertar el enfrentamiento común ante el peligro y la convivencia forzosa en el reducido espacio de un barco militar durante cuatro largos años. No son desconocidos, son casi tus hermanos, tus hermanos de sangre.

¿Es suficientemente trágica la escena? No. Vamos a hacer que las circunstancias incorporen a la desgracia de un naufragio un elemento macabro de película de terror. Tú y tus mil cien compañeros y amigos flotáis en medio de un mar infestado de tiburones de esos que miden a partir de cuatro metros. Y que esos depredadores marinos, inocentemente fieles a su instinto animal y a su necesidad de alimentarse de presas fáciles, comienzan a despedazar uno por uno como si esos animales jugaran a una ruleta china, al alimón.

Como especie animal el hombre ha sido capaz de pisar la Luna, algo que ningún otro animal ha conseguido, pero qué frágiles, vulnerables e indefensos somos en igualdad de condiciones, flotando con lo puesto en medio del océano, exactamente igual que la manada de tiburones.

Y así una hora
Y otra

Y otra, otra más, ...entre una sordina de gritos de pánico y enloquecidos chapoteos de aletas.

De los mil cien infortunados sólo sobrevivieron algo más de trescientos. Y nada me extraña que durante los primeros momentos, las primeras horas, todos rezaran para no ser la próxima víctima, el siguiente bocado. Comenzaron rezando para sobrevivir en medio de una pesadilla, pero esta pesadilla fue tan dantesca, tan abrumadora y desgarró tanto la capacidad de resistencia humana, que el rezo acabó convirtiéndose en una implorante súplica al cielo para ser el próximo y poner así fin al tormento de la incertidumbre mortal.

¿Y sabéis por qué? Y esto es lo que me cuesta imaginar, esto es lo que desborda mi comprensión: porque no fue una hora, ni dos ni tres ni cuatro. Fueron cinco días, cinco días con sus cinco noches hasta que fueron rescatados los supervivientes.

Ese barco se trataba del Indianápolis. Su capitán se llamaba Charles Macvay .Sobrevivió, pero sólo para enfrentarse a un Consejo de Guerra acusado de negligencia. Humillado por haber sido degradado y, sobre todo, atormentado por un sentimiento de responsabilidad, se quitó la vida en 1968. Posteriores investigaciones desenterraron la historia verdadera de la aciaga suerte que corrió el Indianápolis. McVay fue el chivo expiatorio de los errores cometidos por otros, los listos de siempre que se levantan por la mañana pensando ya a quién echar la culpa de sus errores. Ese barco transportó el cubo de plutonio con el que armarían la bomba atómica que fue arrojada sobre Hiroshima. Nadie sabía qué contenía la enigmática caja, ni siquiera McVay. En el viaje de ida iba escoltado por un convoy de destructores que le hacían de barrera contra la amenaza de los submarinos nipones. Pero una vez que hizo la entrega, no le fue autorizada una mínima escolta para regresar a su base pese a que no contaba con aparatos de detección submarina. Su única defensa consistió en navegar en zig-zag, tal como le aconsejaron sus superiores que hiciera. Al final, de eso mismo le acusaron en el consejo de guerra porque suponía ralentizar la marcha y facilitar la puntería de los submarinos.

Mochsitura Hashimoto era un oficial japonés imbuido de lo que esta admirable nación posee a espuertas: sentido del deber. Y su deber era hundifr el máximo número de barcos enemigos. Pero no era lo único que tenía sobradamente. También tenía humanidad y capacidad de reflexión. Con su orden de torpedear ese barco provocó a mil cien seres humanos un horror inimaginable. Y lo que más atormentó seguro a Hashimoto es que esa fatídica orden la dio un 29 de julio de 1945. Diez días después....¡diez días...! ..Japón se rindió. Cuando este comandante de submarinos conoció los pormenores del suceso, ingresó en un monasterio sintoísta para no salir más de ahí en lo que le quedó de vida.

Este es el final de las guerras, de todas las guerras. Unas naciones las ganan, otras las pierden. Pero para quienes han participado en ellas y conservan un pequeño resquicio de humanidad y conciencia, para ellos que podríamos ser cualquiera de nosotros...sólo queda el arrepentimiento.

domingo, 20 de noviembre de 2011

GRIS Y ROJO


Presagio de luz
entre grises y rojos 
de pureza
robaron mis pupilas soñadoras
y el oscuro vislumbrado de las sombras
retorné a la morada donde nace:
la belleza


martes, 15 de noviembre de 2011

LA BOLSA NO ES LA VIDA

Era el santo y seña de los salteadores de caminos de la campiña inglesa, de los forajidos del oeste americano, de los bandoleros de Sierra Morena. Embozados tras un pañuelo escupían esa lapidaria frase con la que amenazaban a sus víctimas: "¡ LA BOLSA O LA VIDA!" Reconozco que algunos me han subyugado por su estilo y sus aventuras románticas. Los hermanos Jesse y Frank James, nuestro ínclito Jose María el Tempranillo, los guaperas Butch Cassidy y Sundace Kid, el revolucionario Joaquín Murrieta. Eran elegantes atracando y no causaban víctimas innecesariamente. Sólo atracaban bancos y diligencias con gente de fortuna. Este empeño por apropiarse de bolsas ajenas les costó la vida a todos los citados menos a Frank James, que tuvo la suficiente inteligencia de retirarse a tiempo. Y en el ámbito literario o cinematográfico ya ni os cuento lo bien que nos puede caer un Belmondo con su Scaramouche o Robin Hodd.

La bolsa o la vida

Ha quedado claro ya cuál de las dos cosas ha prevalecido

La Bolsa.

Antes, los ritos litúrgicos se impartían en latín como una forma de acentuar la ignorancia de la plebe y mantener a raya las distancias con el pueblo. Hasta que llegó Lutero y su Reforma y se impuso, al menos, que la gente pudiera rezar el padrenuestro comprensiblemente en su propio idioma. Ahora nos ahogamos con otro latín, con un lenguaje que continuamente nos está recordando que somos tontos e ignorantes, una críptica liturgia de la nueva religión: letras del tesoro, bonos, primas de riesgo, fondos tóxicos, opciones, obligaciones, pignoraciones, acciones, participaciones en sociedades, depósitos, cuentas volátiles, transferencias de valores....y cientos de cosas más. Para volverse loco.

Creía que la economía estaba constituida por la suma de todos los servicios y mercancías que se producen en mi país. Que son los huevos que ponen las gallinas en las granjas, los cerdos de montanera, los espetos de sardinas de la Costa del Sol, el billete del metro, los ocho días dorados del Corte Inglés, la entrada al Museo del Prado y los chupa-chups que vendemos a Rusia. Pero resulta que no, que andaba equivocado. La economía es una cosa que se decide en la Bolsa. Ahí las mercancías y los servicios no valen un pimiento, sino otros valores. Es un antro elitista controlado por una especie de sumos sacerdotes que deciden que una empresa de berberechos hoy vale cien millones, pero dentro de veinticuatro horas no vale una mierda y tiene que cerrar y echar a la calle a todos sus trabajadores aunque se hayan tirado cincuenta años demostrando eficacia productiva y rentabilidad más que suficiente para retroalimentarse y ampliar su negocio.

Pero es que la Bolsa ya no se conforma con el derecho divino de decidir qué sector o qué empresa se carga, sino que ya se atreve descarada e impunemente a derribar gobiernos enteros. Si el derechista Berlusconi no corta bien el césped donde los jugadores de Bolsa tienen que hacer correr su pelota, a tumbarle se ha dicho, lo merezca o no (hombre, en el caso de Silvio, hasta dos ostias se merece). Y no entienden de ideología. Si el socialista Zapatero resulta que es tonto del culo y despilfarra los fondos del Estado en cheques-bebé, planescé de dudosa necesidad, aeropuertos con tráfico de un avión al día, eres para vagos y simpatizantes, etc, etc..etc....., demostrandeo una y otra vez que no sabe de qué va la película...¡pues leña al mono hasta derribarle! Nunca se había atrevido a tanto la Bolsa. Las ratas financieras con sus especulaciones invisibles e irreales, con sus vuelos fantasmales de un sitio a otro según su conveniencia y su voracidad de ganancias rápidas, ponen de manifiesto algo indiscutible: son los amos y señores y no dudan en derribar gobiernos (preferentemente gobernados por tontoelhabas que no saben protegerse de sus manejos) para satisfacer el ánimo de lucro de sus clientes. Yo, que también soy tonto del culo, voy a retirar este próximo domingo mi confianza en Zapatero porque ha caído en la trampa que le han tendido de la forma más ridícula que imaginar pudiérase, alardeando hasta hace poco de no sé qué de pertenecer a la Champion League, de dar lecciones a Sarkozy y de no sé cuántas manos de póker más. Con su papanatismo no ha hecho sino agravar las consecuencias de una crisis artificial provocada por las ratas bursátiles. No me extraña nada que el Ministro Solbes, gran experto en economía, se diera el piro harto de hacer razonar a Búbu Zapatero que estaba metiendo a España en un grave aprieto si no cortaba de raíz con las generosidades demagógicas

Yo, y tú, y tú también, hemos sido buenos marineros con nuestra conducta cívica y el religioso pago de nuestros impuestos, pero lo mínimo que se puede pedir a un gobernante es lo mismo que a un buen capitán de goleta, que capee bien el temporal y no nos conduzca al Mar de los Sargazos, o peor aún, nos haga chocar contra un iceberg y sigamos la estela del Titanic.

Confieso que estoy indeciso. De aquí al día 20 todavía tengo tiempo para pensar bien qué voto es el que más daño hace a los modernos y nada románticos salteadores de caminos: ladrones, estafadores, especuladores y demás pelaje pirata de alfombra y parquet. Con la inestimable colaboración de políticos incapaces o corruptos, son los grandes beneficiados del río revuelto en el que nos hallamos. Una ralea infumable de psicópatas codiciosos ajenos al sufrimiento humano. Pero, claro, todo esto lo digo desde mi ignorancia supina, porque más de un jugador de Bolsa me refriega que no tengo ni idea de macroeconomía.

Sé que mi voto es un grano de arroz lanzado a través de un canutillo de boli bic. Pero, caráy, una vez en el instituto nos pusimos de acuerdo todos en soplar a la vez el canutillo contra el gorila lomo plateado y abusón y logramos arrinconarle.

Puedes engañarte pensando que la política y todo lo que mueve es tan apestosa que es mejor protegerse de ella tras el pasamontañas del pasotismo, tras nuestro individualismo y nuestro criterio privilegiado. Pero estoy seguro de que, aún siendo una actitud respetable, es un error porque la política prescribe nuestra vida cotidiana hasta en el menor de nuestros movimientos, hasta en el papel higiénico que usamos. Esa actitud es incluso un poquito cómplice.

Por favor, te pido que tú también soples el canutillo y lances tu granito de arroz contra el gorila lomo plateado abusón y psicópata que todavía no se ha enterado de que la Bolsa no es la vida.

martes, 8 de noviembre de 2011

EL HILO DE SUS OJOS


      Ella sabe -de tanto oírme-                              
El lenguaje en el que hablo

Y sabe ser roble, sauce, lirio
...casi cualquier flor
...casi cualquier árbol


Sopla mi nombre
Y guarda mi letra
Y florece al mundo
Al sonreír

Como oro molido
Con filo de lumbre
Vierto en un tamiz
Años juntos
Nuestra edad imprevista
Y desde el fondo
Relucen inextinguibles
nuestros resplandores mejores

Tantos momentos dorados

Como un sonido repetido
Al que ya no prestas atención
La pasión se arrincona…
Pero no importa
Porque me gusta más
ahora
Presentir con ella
La noche en calma
O la noche negra si
Si es que acaso llora
Y sorprendernos
De su penumbra
Abrazada y silenciosa
Mientras un sol tibio
Y cómplice
Camina por delante
Repitiendo un día más
La mentira más grande

con sospechosa constancia:
Que lo mejor sea para siempre
Y que parezca no tener
Nunca importancia
 
Y sabe ser roble,
sauce, lirio,
Sombra y fruto
Y mover la rama justa
Cada vez que le hablo
Porque ella sabe ser
casi cualquier flor
Sabe ser
casi cualquier árbol


viernes, 4 de noviembre de 2011

PACO


No existe la necesidad de ser instruido en los cascabeles de lo mágico. Ni tampoco formar parte de un círculo esotérico para atravesar el espejo de Alicia. Vivir al grito sordo de sí, sí, sí a la vida,.... siempre sí a la Vida.

Solo basta con saber mirar a los ojos , con saber atribuir colores a la naturaleza, ver bailar a las manzanas y mirar agitarse los penachos de las palmeras silbando sus mensajes musicales, escalar con pies desnudos las montañas y dejar sonar una guitarra con sonidos que descubren las verdades


Dedicado a Paco de Lucía


GRACIAS



miércoles, 2 de noviembre de 2011

PAT, CON AROMA A MAR



Yo ví una hoguera en el agua
Un arco iris de nácar
Una espiral arrebatada
Una salvaje melena
De fronda marina auroleada

Ví abrirse las entrañas
Al callado tiempo
Y engendrar en un segundo
El regreso al sueño
De un momento

Una llamarada escurridiza
Con sabor a beso en la boca
Un puro deseo
Un hechizo
Que no pudo atrapar
La luna de mis dedos

Yo vi una hoguera en el agua
Una primaveral flor mojada
Un círculo encantado
Un licor de silencio
Disolviendo la magia
Entre el horizonte
Y el cielo