martes, 7 de septiembre de 2010

EL VUELO DE PETER


De antemano, declaro bajo juramento que nada que me sea dicho con cariño y amistad me molesta. Y si me molesta incluso bajo esas condiciones, sería un enfado con fecha de caducidad.

Molestia..., ninguna.
Enfado...., menos.
Pero curiosidad....¡toda!

Tres eran tres personas muy queridas por mí y que no se conocen entre ellas, y que no sé por qué extraña razón me quieren y me regalan gratis su amistad, han coincidido en adornar su felicitación de cumpleaños vistiéndome con trajecito verde , gorrito verde emplumado y mallitas verdes. ¡ Ah! , y un cuchillito al cinto me imagino que para untar la mantequilla del desayuno.

Sin rodeos han convenido en conferirme rasgos de Peter Pan, el niño que no quiere crecer.

El niño que no quiere crecer.

Esta frase dicha según de qué modo y con qué intención tiene más peligro que un bidet lleno de pirañas. Hay connotaciones para todos los gustos. Mi dos retoños, uno con casi 27 tacos y otra a punto de cumplir 18, me emocionaron muchísimo cuando me confesaron -recién salidos de sus trece o catorce años- que no querían crecer. Cuando me lo confesó Luismi me dije para mis adentros interiores “¡anda, cómo yo!”; y cuando hace cuatro años me lo dijo mi Margui, me salió de dentro para fuera “! Anda, Margui, has dicho lo mismo que dijo tu hermano con tu edad y también lo que dije yo a la Yaya!” ¡Ay, los genes…! Voy a aprovechar para preguntaros si también os encadenasteis y os tragasteis la llave del candado de la niñez cuando os empezaron a crecer pelitos por todas partes. A ver si va a ser un síndrome universal y yo todo este tiempo haciendo el tonto avergonzado de confesarlo.

La psicología callejera, que no científica ( ¿la psicología puede ser científica?) define el Síndrome de Peter Pan como una especie de acojone vivo al compromiso. ¡Toma castaña!, lo que conlleva inmadurez, frivolidad y un intento patético de prolongar la adolescencia irresponsable y casi inimputable. Pero ese Peter Pan no soy yo. Descartado. No puedo serlo ni lo he sido nunca porque el cocodrilo se comió a mi papi y con catorce años pasé de ser el tercer hermano de siete al segundo y forzoso padre de cuatro: la responsabilidad y el compromiso me la inyectaron por vía intravenosa y sin anestesia. Descartadísimo .

Más psicología callejera: El Peter Pan vagabundo culo inquieto. Pues de ese Peter Pan tampoco tengo mucho porque siempre he tenido muy claro dónde está mi nido, dónde mi cigüeña compañera y dónde mis pajarillos. De momento, la brújula familiar no se ha desmagnetizado.

Sí he sido, aunque infructuosamente, el Peter Pan invisible, y no porque mi madre no me prestara atención, sino por elección propia y como método de supervivencia para que los pandilleros del Torrefiel y Barona valencianos, en pleno auge del fenómeno Orange O'Clock, se olvidaran de un pusilánime Luisito, . Lo quise ser, sí, un Peter Pan invisible, pero no lo conseguí. En aquella época no era un joven, sino un guepardo. No por mi garra y fiereza, ni mi velocidad, sino por los moratones negros que tatuaban a hostias los warriors amos de la noche en mi delicada piel un día sí y otro también. ¿Mi delito? Ser diferente. ¿Mi diferencia? Prefería leer tebeos en la escalera a cualquier otra cosa, algo que en aquellos viriles tiempos me convertía en un enemigo contra la salud pública.

¿Peter Pan seductor? ¡Pssch..!, no sé. Es que existen dos clases: la de mi amigo Jesús el cabrero y la de mi amigo Aníbal. Jesús busca seguridad a través de su autoimagen y para ello utiliza los recursos típicos de la seducción, sobre todo en un intento de suplir su falta de seguridad con actitudes aduladoras y caballerescas tan del gusto de las mujeres tipo Rita Hayworth. Es el seductor activo, se lo tiene que currar y, por supuesto, atractivo físico no le falta, que es condición necesaria y a veces suficiente para empezar a hablar de seducción masculina o femenina.

Aníbal es agua de otro cántaro. Sólo necesita sonreír para cautivar. Simpulso es igual sólo que potenciando al máximo una mezcla en dos tiempos, como el carburante de mi vespa, donde dosifica la atracción física y la atracción intelectual en una perfecta carrera de relevos. Muy chulitos los dos, qué asquito, joer..., así no hay quien compita....¡Madre que los parió! ¡Muerte a los papasitos!

¿En qué categoría podría aspirar a encuadrarme para ser un Peter Pan seductor? Pues, sinceramente, ya da lo mismo. Tengo cincuenta y un años y una barriguita pacientemente moldeada a base de miles y miles de helados y dulces que hacen estéril el debate.

Así que si tres buenos amig@s me han catalogado en su inventario de amistades en la categoría de Peter Pan, el niño que no quiere crecer, quiero creer que es porque me conocen lo suficiente y se he han tomado la molestia de comprender que mi síndrome piterpanesco no es un defecto. Tampoco una virtud socialmente ventajosa, pero no un defecto.

No hay nada malo en no querer crecer si eso significa que rechazas muchas pautas sociales que no hacen nada por proporcionar al ser humano alegría, paz, bienestar y a ratos unos cuantos minutos, incluso horas, de auténtica felicidad.

No es Peter Pan el problema. Nunca lo ha sido. Ojalá hubieran más porque esta podrida sociedad nuestra está insoportablemente repleta de Capitanes Garfios que intentan engancharte para que no escapes de las voraces fauces del cocodrilo: Cocodrilo obsesión, cocodrilo avaricia, cocodrilo insolidaridad, cocodrilo prejuicios, cocodrilo manipulación, cocodrilo politiquerío apestoso, cocodrilo odio, cocodrilo fanatismo, cocodrilo miedo…

Más saurios que en los sueños de Cocodrilo Dundee. No me extraña que James Matthew
Barrie usara la metáfora del reloj alojado en el estómago del cocodrilo para decirnos…” cuidados, chicos, cuidado con el mordisco del cocodrilo con su tic-tac y haced el favor de no perder el tiempo con nada que no sea volar, volar, volar…hasta la isla de las sirenas, hasta la bahía de los piratas, hasta el poblado indio y la península de los caníbales, y si podéis volar de la mano de Wendy , mejor que mejor…”

¿ Peter Pan? Pues me enorgullece serlo de la forma y con la intención con la que me lo han dicho esos estupendos amigos y a fe mía que voy a intentar que ese pequeño bribón de orejas puntiagudas siga volando entre las cuatros cuadrículas de mi corazón.


Anoche, con mi pluma de ánade, escribí sobre la corteza del viejo abedul del pantano:

Sólo quiero firmar cheques
En la majestuosa curva de las olas
Un contrato con el sol cuando declina el día
Con el cielo y el mar a solas

Quiero un trono sin pedestales
Donde al niño no se le olvide jugar
Aunque se le pierda la corona
Con la magia siempre y la dicha del asombro
Y el orgullo sagrado de ser alegre y bueno
.....si acaso la vida me traiciona

14 comentarios:

  1. muchas felicidades, Peter Pan! un beso

    ResponderEliminar
  2. Muy buenas reflexiones Luis, yo no creo mucho en las etiquetas que se suelen poner a las personas me parece que la vida es mucho mas rica y compleja que esas clasificaciones las cuales tampoco ayudan a conocernos más ni a saber quienes somos en definitiva...Intuyo que tú eres una buena persona y por ende alegre y divertida lo del niño como sentimiento ante la vida me parece la opción más genuina y coherente ya que desde el punto de vista de lo que sabemos de nosotros en tanto seres es lo que somos..Niños! que algunos quieran jugar a que saben esto y lo otro y pontificar y demás..pues bueno ellos verán. Desde luego me parece más sabio sentirse niño aunque el cuerpo este que utilizamos para desplazarnos por este mundo vaya desgastándose..
    No será que los que nos sentimos como niños no acabamos de creernos que somos un cuerpo y nos amamos y buscamos como algo en si, esencial y existente en si mismo?
    Un abrazo mi querido amigo.

    ResponderEliminar
  3. Espontaneo,juguetón,desenfadado,
    sincero,sin remilgos,como el niño que no pudiendo serlo cuando tocaba, se asoma desde tu alma para hacer saber que existe y que quiere seguir estando. Por eso te llamé Peter Pan.
    besucos

    ResponderEliminar
  4. Oh... curioso pero hoy me encantará desencantarte... no eres el único, ¡no señor!, habemos unos pocos miles.... contagiosos, inquietos y es posible que escritores.
    Si la escencia de lo que somos es un vuelo infinito, no se puede negar ese vuelo. Sabia decicion la de dejar al niño habitando en uno, dejarlo crecer por fuera solamente, y jugar para siempre en los patios y las calles. Es de esperar que el tema Peterpanesco sea contagioso... o al menos referente, que hacen falta niños en las calles, en los edificios, en las oficinas... en todos lados... que tanta seriedad, tanto papel, tanto plastico y tanta TV. nos estan cosificando.
    Si te dicen eso de Peter Pan de nuevo... pues, felicidades...
    Desde aqui, muy divertido, entre despistado y rebelde... bienvenido a los vuelos amigo...

    Un Abrazo

    ResponderEliminar
  5. Iluso...Nos vemos reflejados siempre en el espejo que son los demás.
    Según con quién estés puedes ser Peter Pan...Campanilla...Wendy...o incluso el Capitan Garfio.
    No hay ningún rol inmutable, depende con quién estés. No importa lo que los demás vean en tí (eso sí, préstales mucha atención porque podrías descubrir muchas cosas que no sabías sobre tí mismo)lo importante de verdad es lo que sientas y cómo te vivas en tu interior.

    Te contaré una historia...muy larga pero te la voy a hacer breve...
    A veces en la vida, se encuentran dos Peter Pan a la vez; a veces son chico y chica, y a veces se gustan tanto tanto...que terminan por pelearse, discutir y enfadarse, no una vez...¡cientos! Es inevitable...ambos son incapaces de tener la madurez de comprender que Peter Pan...somos todos pero no en el mismo instante y no respecto a las mismas cosas...

    He conocido a algún Peter Pan que a fuerza de resistirse al rio de la vida, a fuerza de evitar crecer, a fuerza de negar la llegada inevitable de la madurez...se han convertido en el polo opuesto, lamentable, histríonico, absurdo y patético...se han convertido en el mismísimo Capitan Garfio, preocupados por conseguir de cualquier abyecta manera, mantener un estado "cristalizado" imposible en la evolución hermosa y natural de cualquier vida, de cualquier alma.
    NO, no te engaño, Peter Pan no es un personaje de mi devoción...Bajo su figura han encontrado un paraguas en el que defenderse de las críticas muchos insolidarios, muchos narcisistas, muchos egoistas...que no han comprendido que la vida es un devenir...Si la semilla se queda en eso, jamás llegará a ser el hermoso y alto arbol que contiene en su interior...
    Sé libre, sé creativo, vuela, ríe y participa, baila como si tuvieras 15 años (pero sin avergonzarte cundo te tengas que sentar porque ya comienzan a dolerte los tendones de las rodillas), ama como si fuera la primera vez (pero sin olvidar a todas las personas que te han ayudado a lo largo de tu vida a llegar a este mismo momento), abraza sin reprimir tu cariño...¡Vive! Pero, por favor, no como Peter Pan...Respeta a tu Niño Interno, nunca se ha ido, siempre ha estado ahí, contigo...Pero no cargues nunca con un icono como este, en realidad...no cargues con ningún icono, ¿quién los necesita?
    Las etiquetas sirven para las cosas, no para las personas ¿no crees?

    Un fuerte abrazo amigo y que no se te despiste nadie...eres...nada mas y nada menos...¡una buena persona! no un Peter Pan...No nos confundamos...

    Ananda

    ResponderEliminar
  6. Estimado tocayo:
    He venido a devolver la visita que has hecho a mi guarida y me encuentro con un lugar alucinante.
    Creo que estamos en sintonia , no solo en nuestro nombre,sino en espiritu.
    Casuales casualidades en estos días tambien queria escribir sobre Peter Pan,pues mi hijo ha cumplido 18 años,y de alguna manera su crecimiento me lleva a reflexionar sobre el paso del tiempo.

    Estaremos visitando.
    Saludos desde el otro lado del hemisferio.

    Luis (Incal)

    ResponderEliminar
  7. oye por cierto, la carita del Peter Pan elegido...¿no se os parece a Enrique Iglesias? "jopelas" a mi muchisimo, decirme.

    ResponderEliminar
  8. Ahí está! ¡Bravo ahí! ¡Dando caña!

    cito: "pero sin avergonzarte cuando te tengas que sentar porque ya comienzan a dolerte los tendones de las rodillas"

    A ver que se va a pensar este carrocilla, que nos engaña o qué?

    Besazos para ese crítico cántabro!

    Saludos para toooooooooooooood@s!

    Besos belicosos para el pitufo Luis.

    rojoescarlata
    (dando caña también!)

    p.d.: quién decía eso de "más madera, más madera"?
    ¡¡Esto es la GUERRA!!

    ResponderEliminar
  9. Aaaaaaah! Si hombre, sí, como no!!!

    http://www.youtube.com/watch?v=M9NhvMSWsNI

    ¿a que no sabes quién es el que va en el carro y quien va en el tren?

    jajjajaja

    rojoescarlata

    ResponderEliminar
  10. Un beso, hermosa y futura floristera. Conseguirás tu Neverland floral, estoy seguro, Anabel. Me gusta verte de nuevo en tu casa.

    Querida Ardaire, siempre he pensado que el libro de J. Barrie tiene mucha tela que cortar y que es una metáfora muy adulta de principio a fin. Es la escenificación de una búsqueda. Tal y como tú lo has expresado.

    Sara, perdona, bonita, pero de Enrique Iglesias nada. Es una foto mía retocada algo con photo-shop de unos carnavales de Cádiz. De todas maneras, gracias por el piropo. Besuquitos, preciosa.

    Essaldir, a mí no me hace falta convencerme de que sabes volar. Ya lo creo que lo sabes..¡y con una sóla pluma, maestro!

    Ananda, cuando bajas de la montaña me encantas. Te lo digo sin ironía alguna. Zaratustra , Zoroastro o como se escriba regresaría a ella si se encuentra contigo. Ahora mismo me duelen los tendones que no te puedes ni imaginar, después de una hora y media de bici. Llevas mucha razón en todo lo que dices. Ya va siendo hora de que escribas algo con lo que no esté siempre de acuerdo. Un abrazo muy fuerte.

    Bueno, Incal, Luis, tocayo, pónte cómodo. ¿De Chile? Essaldir también lo es. Estoy disfrutando mucho contigo, que lo sepas.

    Roji, Roji..., ¡ay, qué osada y temeraria es la juventud! Haberme llamado "carrocilla" ha sido peor que un destacamento de la Wehrmacht invadiendo Polonia. Porque te esté yendo bien al principio gracias a tu Blitzkrieg (guerra relámpago) no significa que acabes mordiendo el polvo acorralada en un triste búnker. Anda, no quiero para tí ese cruel destino. Ríndete y seré clemente, ahora que es entrenador de los leones de Camerún. Un beso, rubiácea.

    ResponderEliminar
  11. HOlaaaaaaaaaaaaaa, ya he vuelto a la civilización....buaaaaaaaa!!!

    Pero como que no quieres ser Peter???..jajajjaja...yo si, yo si, yo si, me pido serlo para siempre!!!... y tambien Campanilla, y algun ratito hasta el capitan Garfio!!!
    Que maravilla que tus amig@s puedan ver el niño que llevas dentro!!!
    Besos guapo!

    Achuchones para tod@sssssssssss

    Ananda,vas a Beranga el finde?

    ResponderEliminar
  12. A CARPE-DIEM

    ¡Sí! Estuve también el año pasado y me lo pase muy bien (con comida y bailecito incluido) A ver si no nos fastidia el tiempo.
    Si vais vosotros también, dímelo y quedamos en algún punto para saludarnos.

    ¡Rafagas!
    Ananda

    Ananda

    ResponderEliminar
  13. ¿Que se mueran los papasitos? NOOOOO digas esoooo... ya tu sabes que tengo a mi papasito preferido y, aunque le falte pulso ;), lo quiero vivito.. y mucho!

    ResponderEliminar
  14. Yo ya estoy volando...
    No me quedó opción desde que acabé de leer tu texto.

    Qué lindo...qué cierto.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar