- Joía Bestia de Cartago, ¿cuándo me dejará vivir la vida loca?
Venga, hoy me retrato con un relato en prosa nada prosaico: recuerdo perfectamente la primera vez que se cruzó en mi vida. Fue un bonito día de verano de 1978. Sí, amigos, aunque intente aparentar juventud con esta cara que dios me ha dado sin una arrugita, soy más viejo que Mickey Mouse. Recordaré ese día toda mi vida. La noche anterior había yacido en la cama con una de las mujeres más bellas al oeste del Colorado. Se llamaba Evelyn. ¿Cómo olvidar ese nombre? Y sobre todo, ese par de ubres que tenía. Eran realmente enormes, amigo. Tan grandes como las de las vacas del rancho de la tía Molly. Tía Molly era especial. Su tarta de arándanos era capaz de levantar el ánimo a medio Iowa. La única manera de aliviar esos picores era visitar el pajar con su amiga Martha. ¡Oh, sí! Marta era hermosa …, pero no tanto como Mr. Muggles, su caniche, que cuando ladraba así: guáu, guáu, .., de forma tan sensual, pues mi pasado zoofílico reaparecía con más vigor, y eso que la cerdita Lishabet dejó el listón alto, tan alto que……….
(Interrumpo el relato en prosa nada prosaico para intercalar unos segundos de poesía musical de mi invención)
Mociiiiita dame el claveeeeel
Dame el clavel de tu boca
Para eso no hay que tener
Mucha vergüenza ni poca
Yo te daré un cascabel
Te lo prometo mocita
Si tu me das esa miel
Que llevas en la boquita
Claveliiiiiiiitos
Claveliiiiiiiiitos
Clavelitos de mi corazooooooón..
¡Basta, basta! Mariconadas, las justas. Si en realidad lo que quería deciros es que voy a estar unos cuantos días missing, enchucknorriarado, desaparecido en combate, y me quería despedir de momentoooooooo de vosotros hasta que nos volvamos a ver. Mis deberes de pater familia me reclaman y vamos ya a remendar del todo al gladiador La Bestia de Cartago, mi hijo Luismi. Ya es el último remiendo quirúrgico que le hacen a mi bisoño y risueño robo-cop, que lleva cuatro meses que para él quedan, el pobre.
Y como dice la dulce Carpita, no se os olvide ser felices. Intentarlo al menos, só vagos. Y guardar bien ese lunar que tenéis junto a la boca. Muchos besos y abrazos y hasta pronto, cielitos lindos. Os dejo el vídeo musical de la obertura con calentura Openheimerr para cuarteto de cuerda y tolón, de Scarlatti.