martes, 15 de diciembre de 2009

UN GIGANTE Y UN CABEZUDO


Qué manía tienen algunos articulistas en poner a Napoleón, cuando hablan de dictadores, al mismo nivel que Hitler. Ningún historiador comete tamaña tropelía . Son articulistas-opinólogos que pocas biografías han leído de uno y de otro. De lo contrario, sabrían.

Sabrían, por ejemplo, que Bonaparte fue un déspota ilustrado en medio de una sociedad zafia e ignorante que estuvo en concordancia con lo que podríamos llamar sentido de la historia.

Sabrían que tenía una madre ( doña Leticia, como nuestra princesita), que llevaba al frente de combate el bocata a su marido, con su hijo Jerónimo el pequeñín a cuestas , en la independestista Córcega de entonces, y que cruzó la cara a su regio hijo Napoleón, ya convertido en Emperador, cuando le faltó al respeto. Sabría que fue un genio militar, cuyas estrategias de combate se siguen estudiando en Shandurst y en West Point ( las academias militares más prestigiosas del mundo). Sabrían que fue quien instauró el laicismo moderno y quien hizo definitivamente feliz a Montesquieu y su separación de poderes. Fue un vanguardista y los deberes se los hacía él mismo. El es el autor del Código Civil del que se han copiado todos los gobiernos que aspiraban a modernizar sus estados.

Hitler, por el contrario, era un déspota retrógrado en medio de una sociedad culta y refinada que manifestó una voluntad fanática de negar la democracia y la igualdad de los hombres, no tenia ni puñetera idea de tácticas militares, provocando con su ineptitud la muerte innecesaria de innumerables soldados y civiles; dicho de otro modo, recorrió en sentido contrario los dos siglos que le precedieron…¡Ah!, y no tuvo una madre que le cruzara la cara y le bajara los humos.

Los que hemos tenido la suerte de tener una madre como doña Leticia Buonaparté no hemos corrido el peligro de convertirnos en tiranos sanguinarios. Mi madre me enseñó la casa a ostia limpia con veinte años por alguna carajotada de las mías, pero en una casa de algo más de 100 metros cuadrados. La tanda de ostias comenzó en el vestíbulo y acabó en el descansillo de la escalera después de un recorrido turístico por cocina, habitaciones, salón y los dos cuartos de baño.
Ah, y la terraza con vistas a la calle Pedro Cabanes. Napoleón lo debió pasar más chungo con su mami en el Palacio de las Tullerías, con tres plantas y amplios jardines.

Hitler es un estereotipo histriónico y patético, mientras que la figura de Napoleón se agranda con el tiempo y adquiere relieves muy interesantes. Puedo admitir que sea una referencia contradictoria como político dirigente, y que se le fue la olla al final con sus sueños imperiales de grandeza, pero su mito está consagrado por ser capaz de salvaguardar lo fundamental del legado revolucionario.

Fue un constructor de Historia, no como el pendejo de Adolf, que no se la cargó por poco, gracias a Churchill y a Einstein. Pero ésa es otra historia.

De verdad, jolines. Que yo no levanté la mano a mi madre. Que fue un movimiento instintivo-defensivo . Igual de defensivo e inofensivo que el de este luchador del vídeo.

13 comentarios:

  1. En fin, que siento debilidad por este personaje histórico desde que leí que, siendo cadete en la Academia de Artillería que todavía existe frente a la Torre Eiffel, llevaba y recogía del colegio a su hermano pequeño Luis, le daba clases particulares, cocinaba para los dos y le preparaba el bocadillo del cole.

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  2. Si es que detrás de un GRAN HOMBRE siempre hay UNA GRAN MUJER...
    He dicho...

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  3. ..Y ningún gran hombre es un gran hombre para su ayudante de cámara..jajaja..

    En las Memorias de Santa Elena, un reflexivo y enfermo Napoleón repasa su vida. Dictó que la gran cagada de su trayectoria fue invadir España, más que enfrentarse al invierno ruso. Nunca contó con que el pueblo español se iba a partir la cara por sus curas reaccionarios y esos impresentables Borbones cobardes, viciosos y traidores.
    Ahí se equivoca Napo. Fue una reacción espontánea de rechazo popular a las salvajadas que cometieron sus soldados, primero en Madrid, después en el resto de España, y que tan bien retrató Goya en su serie " Los Horrores".

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  4. Gracias sinceras por la lección de hoy.Te aseguro que contigo aprendo algo todos los dias,jeje.

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  5. No me cabe la menor duda que Adolf Hitler y Napoleon, no tienen nada que ver. De igual manera, cuando se tiene tanta responsabilidad, siempre se acaban mezclando las churras con las merinas.

    Lo mejor es quedarse con lo mejor de cada uno. Si es que tiene ese "mejor".

    Un besito antigripe.

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  6. Napo tenía ganas de conquistar el mundo,pero el pobre necesitaba tacones para visionarlo.
    Hitler no tiene nada que ver.
    A mi como que no me hace mucha gracia,no tengo yo esa debilidad hacia esa albondiga francesa.

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  7. ahhh gracias por enlace a jack

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  8. ¿?????......¿Has llamado albóndiga a mi héroe?

    Elige padrinos. Al amanecer, detrás del economato. ¿Alfanje sarraceno, florete veneciano o nube de algodón dulce de feria? ¡Grrrrr...!

    Lidiiiiii...! ¿Tú también has caído? Pobre. Un besito convaleciente. Pónte buena prontito. Pues resulta asombroso leer las memorias de sus secretarias, las de Hitler. Lo digo por lo que apuntas de que cada uno tenía sus cosas buenas también. En el caso de Hitler me cuesta admitirlo, pero sus secretarias resaltan su cortesía y educación con ellas. Está claro que sus secretarias no eran judías.

    Buf, Susy..., pues si supieras todo lo que llevo escrito tanto de uno como del otro....Pero no es cuestión de dar la brasa, porque por mucho que me guste la Historia, soy un aficionadillo. Mi hermano Juanki es Doctor en Historia Contemporánea. Él sí que estaría autorizado a hacerlo todos los días. Estoy muy orgulloso de él.

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  9. Ayyy mareee, lo que me he reído con la visita turística del piso a ostia limpia jajajajaja...

    A mi, Napoleón me parece que fué un tío cachondo y no sé porqué.

    Besos!

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  10. Mamá dice, cuando rememoramos esos momentos de pánico escénico, que yo le levanté la mano.

    ¡Mentira! Yo lo que hice fue levantar los codos para repeler la primera ostia como había aprendido en La Furia del Tigre Amarillo.

    Por cierto, Noimporta. Gracias a la paliza in itínere que mamá me dio, recuperé los auriculares del tocadiscos, que alguien me los escondió en una habitación que no era la mía.

    Si es que no hay mal que por bien no venga. Qué gran verdad.

    Sí, sí..., ahora nos reímos mucho al recordarlo, pero te juro que mamá me pareció la niña del exorcista cuando me dijo " ¿me levantas la mano, sinvergüenza, se la levantas a tu madre"?

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  11. Jajajjaaj pues menos mal que el piso era de 100 metros. Si llega a ser uno de 60 como en el que me crié yo.. pillas el doble ¡fijo! jajajjaa..

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  12. Qué bien Luis, ¡un hermano Historiador!, cómo me lo iba yo a pasar en las reuniones familiares.
    Claro, que para eso primero tenía que haber tenido hermanos. Bueno, al menos eso me vacunó contra la soledad.
    Y gracias por tu perla de historia.

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